S¨®nar, una fuerza centr¨ªpeta
El festival, que siempre se ha referido a s¨ª mismo como un proyecto, una idea, es una de las realidades culturales m¨¢s exportables de Barcelona
Reducidos los pa¨ªses al nivel de producto de supermercado, no es extra?o que ¨²ltimamente se oiga el concepto ¡°marca¡± asociado, por ejemplo, a Espa?a. Se nos habla de ¡°marca Espa?a¡± como quien cita la marca de un chorizo o de neum¨¢ticos, lo que denota la mala imagen que tiene el producto al que se asocia el sustantivo ¡°marca¡± con intenci¨®n de ensalzarlo y la poca consideraci¨®n que se tiene a eso que se dice respetar: una naci¨®n. El S¨®nar es una de las realidades culturales m¨¢s exportables de Barcelona, un festival que se asoci¨® a la ciudad de forma que ahora es ¨¦sta la que se beneficia de la popularidad de aquel que, conviene no olvidarlo, tambi¨¦n gana con la proyecci¨®n internacional de la ciudad.
Pero jam¨¢s el S¨®nar se ha referido a s¨ª mismo como marca, sino como un proyecto, una idea. Y como tal el S¨®nar no naci¨® con la vocaci¨®n de asentarse s¨®lo en Barcelona, ya que en el cumplimiento de su autoimpuesto sentido, convertirse en el repaso anual de lo acontecido en los entornos electr¨®nicos, precisaba de un crecimiento m¨¢s all¨¢ de su ciudad natal. Con el tiempo S¨®nar ya es una de las referencias m¨¢s populares de Espa?a, probablemente la n¨²mero uno en lo que hace a festivales, dado que su presencia se ha extendido por medio mundo con la intenci¨®n expresa de captar el talento for¨¢neo all¨¢ donde crece, para evitarse el filtro de terceros actores, sean ¨¦stos medios de comunicaci¨®n, otros festivales, empresas tecnol¨®gicas o agentes art¨ªsticos.
Es precisa agilidad y ubicuidad para poder captar una realidad art¨ªstica, comercial y empresarial potencialmente cambiante y siempre veloz. As¨ª el S¨®nar se ha convertido en una manguera que, si por uno de sus extremos irradia agua, la capta por el otro, buscando establecerse como puente de contacto entre diversas realidades art¨ªsticas y geogr¨¢ficas. Ello da un relieve extraordinario al festival, que ya no es una simple marca, menos a¨²n una franquicia con mero af¨¢n recaudatorio, sino una realidad percibida por los artistas locales como una plataforma que les permite darse a conocer en otros contextos. Si a eso a?adimos que el S¨®nar ha salido de Barcelona en una cincuentena de ocasiones para poner al mismo nivel ciudades como Ciudad Del Cabo, Se¨²l, Nueva York o Lyon ¨Ccentros y periferias-, quedar¨¢ clara una vocaci¨®n centr¨ªpeta y descentralizadora que se adapta mejor a un mundo que ya ha cambiado.
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