Sentimientos, verosimilitud y Starbucks
Anne Tyler compone bien 'El hilo azul', pero ?qu¨¦ significa que un libro est¨¦ bien escrito? Conviene desarrollar resistencia a las franquicias porque a veces la inteligencia es resistir
Anne Tyler es una escritora estadounidense, nacida en 1941, ganadora del Premio Pulitzer y con m¨¢s de veinte novelas en su haber. El hilo azul es la ¨²ltima, que nos llega con una impecable traducci¨®n de Ana Mata Buil. Cuenta la historia de una familia con unas ra¨ªces poco profundas, proveniente del medio rural y afincada en Baltimore. Tres generaciones desde la Gran Depresi¨®n hasta nuestros d¨ªas. Clase media de la Costa Este. Hasta ah¨ª todo entra dentro de la normalidad. Sin embargo, quiero explicarles por qu¨¦ mientras le¨ªa esta novela me vinieron a la cabeza los Starbucks Coffee y otras franquicias.
El caf¨¦ de estos lugares est¨¢ bueno. Puede encontrarse en todas partes. Tienen wifi gratis. En invierno se est¨¢ calentito y en verano ponen el aire acondicionado. Son la representaci¨®n simb¨®lica de cierta domesticidad y confort en la era de la globalizaci¨®n. A la vez son un no-lugar. Como esta novela, en la que escribir can¨®nicamente bien, practicar lo que algunos llaman ¡°clasicismo¡±, es un modo de estar conforme. Una conformidad que se expresa en las opciones de escritura. En El hilo azul todo est¨¢ perfectamente medido y escribir bien significa controlar: tiempo y espacio, los vaivenes de la trama sobre la regleta de la Historia; la tensi¨®n sentimental, de manera que solo tiemble levemente el labio; la gradaci¨®n entre austeridad e intensidad de la voz omnisciente; la matizaci¨®n psicol¨®gica de unos personajes sin caer nunca en una sobreabundancia de datos que resulte abrumadora para el lector; los gadgets que disparan las tramas y los elementos visuales simb¨®licos que propician una buena adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica: el azul sueco de un columpio que nos remite a la tensi¨®n entre dos c¨®nyuges; una carta en papel cebolla que descubre una maternidad; la bolsa abierta de un ladr¨®n que nos coloca sobre la pista de una trampa. Hay que controlar lo maniqueo a trav¨¦s de un perspectivismo que oscila de un foco a otro y alumbra especialmente a cuatro personajes: Abby, Junior, Linnie Mae y Denny; las emociones de un final que ha de ser agridulce, pero m¨¢s dulce y esperanzador que agrio, para afianzar una visi¨®n positiva de la condici¨®n humana: todos necesitamos un hogar, al que no es prioritario volver, basta con construirlo en alguna parte porque lo que importa son las personas, no los espacios que se habitan. Por ¨²ltimo, hay que controlar el pesimismo, y el El hilo azul nos ofrece otra enternecedora lecci¨®n de los no-lugares: pese a las dificultades macroecon¨®micas y microfamiliares, podemos salir de la crisis.
El conservadurismo de las formas narrativas dibuja el contenido de una novela que aborda la urdimbre del amor familiar y c¨®mo a menudo las cosas no son lo que parecen, a la vez que da una visi¨®n del matriarcado y del papel asistencial de las mujeres en la familia. Tennessee Williams se desgrasa, se deshisteriza, se normaliza. Deja de aturdirnos con sus ben¨¦ficos gritos y sus salidas de tono. Secundariamente, en El hilo azul ¡ªy esto es lo m¨¢s interesante de la novela¡ª se reflexiona sobre la dificultad de establecer un l¨ªmite entre arribismo y emprendimiento; sobre el desclasamiento de una familia que, como todas, se basa en sus relatos y mitos fundacionales. La Historia, la Depresi¨®n, los comedores de beneficencia se sit¨²an en el ¨¢mbito del pasado como si en el presente hubiese llegado el fin de la Historia, la posibilidad de que la caridad sea exc¨¦ntrica y de que los hijos se permitan el lujo de ser laboralmente diletantes. ¡°La gente que parece peligrosa solo est¨¢ triste¡±, dice Abby, y con sus palabras el rencor de clase se hace eufemismo y todo se vuelve relato de los sentimientos: la eterna pregunta sobre lo com¨²n y sobre qu¨¦ significa ser feliz o infeliz, el t¨®pico de que en todas partes cuecen habas y de que a fin de cuentas el lema proteico de Tolst¨®i sobre las familias felices y desgraciadas es falso porque todas las familias son ambas cosas simult¨¢neamente¡ Como lectora, no puedo dejar de pensar en las franquicias de caf¨¦ y en la distancia entre lo universal y lo idiosincr¨¢sico. En la conveniencia de poner en tela de juicio narraciones que apelan al sentimiento compartido por la humanidad ¡ªcon letras de oro¡ª y que realmente son relatos de la globalizaci¨®n. Aunque la hagamos nuestra cada d¨ªa en series televisivas, novelas, la decoraci¨®n del hogar y en los h¨¢bitos alimentarios¡ª?corn flakes?¡ª, nuestra verosimilitud no es su verosimilitud: nosotros no nos relacionamos as¨ª con nuestros hijos y, sobre todo, no comenzamos los di¨¢logos diciendo: ¡°Supongo que¡¡±. Quiz¨¢ deber¨ªamos preguntarnos qu¨¦ significa que un libro est¨¦ bien escrito y o bien adaptarnos, o bien comenzar a generar formas de resistencia: a ciertas narraciones, a las franquicias de caf¨¦, a los smartphones o a la banca virtual. Porque la adaptaci¨®n no es siempre un signo de inteligencia ni la resistencia reaccionaria.
El hilo azul. Anne Tyler. Traducci¨®n de Ana Mata Buil. Lumen. Barcelona, 2015. 480 p¨¢ginas, 24,90 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.