Los cristianos que Ner¨®n nunca mat¨®
Una nueva investigaci¨®n confirma que el emperador romano no orden¨® persecuciones de cristianos tras el incendio de Roma
Uno de los momentos m¨¢s universalmente reconocibles de la historia romana, los cristianos devorados por las fieras en el Coliseo, acusados de haber provocado el incendio que devast¨® Roma en el a?o 64, ante el deleite de las masas y los aplausos de Ner¨®n, nunca tuvo lugar. Este anfiteatro fue construido despu¨¦s del reinado del ¨²ltimo emperador de la estirpe de Augusto, que gobern¨® durante 14 a?os entre 54 y 68 y que se suicid¨® ante la certidumbre de que iba a ser asesinado a los 31 a?os. Pero, adem¨¢s, cada vez se acumulan m¨¢s indicios que indican que, en realidad, Ner¨®n nunca persigui¨® a los cristianos. Un art¨ªculo que acaba de ser publicado en el Journal of Roman Studies de la Universidad de Cambridge ofrece una contundente bater¨ªa de argumentos que demuestran que aquella primera represi¨®n, en la que en teor¨ªa fueron ajusticiados los ap¨®stoles Pedro y Pablo y que sienta las bases del martirologio cristiano, es un mito. Su autor es un catedr¨¢tico de estudios cl¨¢sicos de la Universidad de Princeton, Brent D. Shaw. No es el primer erudito que pone en duda uno de las muchas leyendas que rodean a Ner¨®n, pero el asunto no se hab¨ªa analizado hasta ahora con tanta minuciosidad.
¡°No es tan raro¡±, explica Shaw por correo electr¨®nico cuando es preguntado sobre c¨®mo es posible que un hecho tan relevante y tan citado resulte ser falso. ¡°A lo largo de mi carrera como historiador me he encontrado muchas veces con acontecimientos de la historia romana que son aceptados sin ser investigados a fondo. Dado que este acontecimiento forma parte de la historia can¨®nica cristiana, la Iglesia tampoco ten¨ªa mucho inter¨¦s en analizarlo desde un punto de vista cr¨ªtico¡±. La investigaci¨®n de Shaw ha tenido cierto impacto e incluso aquellos que no comparten totalmente sus conclusiones defienden la solidez de sus argumentos. G.W. Bowersock, profesor em¨¦rito de Historia Antigua en Princeton, escribe en el ¨²ltimo n¨²mero de The New York Review of Books que el art¨ªculo de Shaw est¨¢ ¡°cuidadosamente razonado¡± y sostiene que ¡°puede alterar de forma dram¨¢tica la visi¨®n de los primeros cristianos¡±. Sin embargo, al igual que bi¨®grafos de Ner¨®n como Edward Champlin o Donatien Grau, Bowersock s¨ª cree que se produjeron asesinatos de cristianos tras el incendio.
El art¨ªculo de Shaw ¡°puede alterar de forma dram¨¢tica la visi¨®n de los primeros cristianos¡±, sostiene un experto en la historia de Roma
Los argumentos de Shaw, autor de ensayos como Sacred Violence: African Christians and Sectarian Hatred in the Age of Augustine (2011), se basan sobre todo en un an¨¢lisis del p¨¢rrafo del historiador romano T¨¢cito en el que describe las persecuciones, el ¨²nico documento que habla de ellas aparte de una breve referencia de Suetonio. En sus Anales, escritos unos 60 a?os despu¨¦s del incendio de Roma, T¨¢cito escribe: ¡°Ner¨®n busc¨® r¨¢pidamente un culpable e infligi¨® las m¨¢s exquisitas torturas sobre un grupo odiado por sus abominaciones, que el populacho llama cristianos. Cristo, de quien toman el nombre, sufri¨® la pena capital durante el principado de Tiberio de la mano de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilatos, y esta da?ina superstici¨®n resurgi¨® no s¨®lo en Judea, fuente primigenia del mal, sino tambi¨¦n en Roma, donde todos los vicios y los males del mundo hallan su centro y se hacen populares. Por consiguiente, se arrest¨® primeramente a todos aquellos que se declararon culpables; entonces, con la informaci¨®n que dieron, una inmensa multitud fue presa, no tanto por el crimen de haber incendiado la ciudad como por su odio contra la humanidad. Todo tipo de mofas se unieron a sus ejecuciones. Cubiertos con pellejos de bestias fueron despedazados por perros y perecieron, o fueron crucificados, o condenados a la hoguera y quemados para servir de iluminaci¨®n nocturna, cuando el d¨ªa hubiera acabado¡± (Traducci¨®n de Crescente L¨®pez de Juan). Richard Holland define este texto en Nero. The man behind the myth como ¡°el documento secular de la antig¨¹edad examinado con una mayor profundidad¡±.
El profesor de Princeton sostiene que se trata de ¡°un completo anacronismo¡±, que en realidad T¨¢cito hablaba m¨¢s de su ¨¦poca que de la de Ner¨®n, donde los cristianos todav¨ªa eran muy minoritarios en Roma y es muy posible que ni siquiera fuesen conocidos por ese nombre. Si las acusaciones hubiesen tenido tal magnitud, es ins¨®lito que ning¨²n otro autor hablase de ellas, que no exista ning¨²n documento que las describa. Para Shaw, sin duda se produjeron persecuciones despu¨¦s del incendio, dado que Ner¨®n necesitaba encontrar cabezas de turco, pero no pudieron ir dirigidas a los cristianos, que entonces no estaban se?alados como un culto pernicioso. ¡°La conexi¨®n espec¨ªfica de los cristianos con el gran fuego de Roma se desarroll¨® m¨¢s tarde. La mayor¨ªa de las fuentes que han llegado hasta nosotros indican que en torno al a?o 100¡±, escribe.
"Ner¨®n fue muy famoso, amado por el pueblo, pero sin embargo fue odiado por el Senado y otras ¨¦lites de Roma, que le describieron como un ser maligno¡±, explica Shaw?
Sus argumentos van m¨¢s all¨¢ de T¨¢cito y estudia lo poco que se conoce de la muerte de Pedro y de Pablo. Sobre el primero, apenas se tiene informaci¨®n, ni siquiera si fue ejecutado y tampoco si ocurri¨® en Roma o Jerusal¨¦n. Lo m¨¢s probable es que muriese en torno al a?o 50. En cuanto a Pablo ¡ªun ap¨®stol cuya vida analiza Emmanuel Carr¨¨re es su ¨²ltimo libro, El Reino¡ª?fue ejecutado en Roma, en torno al a?o 60, pero la acusaci¨®n no ten¨ªa nada que ver con el hecho de ser cristiano, sino por agitador. ¡°Ner¨®n fue muy famoso, amado por el pueblo, pero sin embargo fue odiado por el Senado y otras ¨¦lites de Roma, que le describieron como un ser maligno¡±, explica Shaw. ¡°Al construir su historiograf¨ªa, autores cristianos como Eusebio encontraron muy f¨¢cil retomar esos argumentos. Marco Aurelio persigui¨® a cristianos, pero fue siempre definido por esas mismas ¨¦lites como un gran gobernante¡±. La gran historiadora Mary Beard lo dice de otra manera: ¡°Nunca sabremos si emperadores como Ner¨®n fueron depuestos porque eran malos y fueron definidos como malos precisamente porque fueron depuestos¡±.
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