Los libros del a?o, por g¨¦neros
Lo mejor en narrativa, poes¨ªa, ensayo y diarios y memorias, tanto en espa?ol como traducido, seg¨²n los cr¨ªticos y colaboradores de Babelia
?NARRATIVA: Talento y oficio. Por Carlos Zan¨®n
Mientras otras literaturas tienen a Franzen o a Houellebecq, cuando alguno de nuestros s¨¦niores no publican novela aqu¨ª, como que asumimos que somos un archipi¨¦lago con industria y tradici¨®n apa?aditas y poco m¨¢s. Pero siempre hay islas estupendas. As¨ª Marta Sanz gan¨® el Herralde con otro ¡ªs¨ª, otro¡ª buen libro: Far¨¢ndula. Talento, control y ese saber hacia d¨®nde se dirige la flecha. El talento de Sara Mesa, sin embargo, es m¨¢s intuitivo y tremendamente personal como muestra en Cicatriz. Los cuentos tuvieron gratas noticias con Jordi Nopca (Vente a casa) o una escritora que come aparte, Fern¨¢ndez Cubas (La habitaci¨®n de Noa). Tambi¨¦n buenas novelas fueron las de Alexis Ravelo (Las flores no sangran), Milena Busquets (Tambi¨¦n esto pasar¨¢) o Juli¨¢n Ib¨¢?ez (Gatas salvajes). Entre las traducciones, la revelaci¨®n ha sido Elena Ferrante (La ni?a perdida), aunque es Houellebecq (Sumisi¨®n) quien hace que se acabe la anestesia antes de tiempo en nuestra peri¨®dica visita al dentista. Te guste, te entusiasme o te desespere, es una gozada contar con una literatura que permita y pague a Jonathan Franzen para que escriba Pureza. Tambi¨¦n nos lleg¨® la en¨¦sima colecci¨®n de relatos de Carol Oates ¡ªM¨¢gico, sombr¨ªo, impenetrable¡ª. Buenas noticias con Carr¨¨re ¡ªEl Reino¡ª, John D. Macdonald ¡ªAdi¨®s en azul¡ª, McEwan ¡ªLa ley del menor¡ª o El bar de las grandes esperanzas, de J. R. Moehringer, una maravilla de principio a fin: talento, oficio y emoci¨®n.
EN ESPA?OL:
Far¨¢ndula.?Marta Sanz. Anagrama.
Cicatriz.?Sara Mesa. Anagrama.
La habitaci¨®n de Nona.?Cristina Fern¨¢ndez Cubas. Tusquets.
TRADUCIDA:
Sumisi¨®n.?Michel Houellebecq. Traducci¨®n de Joan Riambau. Anagrama.
La ley del menor.?Ian McEwan. Traducci¨®n de Jaime Zulaika. Anagrama.
La ni?a perdida.?Elena Ferrante. Traducci¨®n de Celia Filipetto Isicato. Lumen.
POES?A: Aullidos de mujer. Por Luis Bagu¨¦ Qu¨ªlez
1.?Vivan sin vivir en ustedes. Cuando las palabras no saben qu¨¦ decir, empieza la poes¨ªa. Por eso el verso no necesita llegar hasta el final de la l¨ªnea. Por eso cualquier meta es siempre una meta volante. Por eso Chantal Maillard y Clara Jan¨¦s tensan las cuerdas vocales del lenguaje.
2.?Viajen por carreteras secundarias. Detr¨¢s de un gran beatnik hubo siempre una gran beatwoman maltratada por la vida o sus suced¨¢neos: el alcohol y la soledad. Beat Attitude demuestra que tambi¨¦n las mujeres aullaban a la luna en Frisco o naufragaban en la isla de Manhattan.
3.?Sean escandinavos. La danesa Inger Christensen sigue ganando batallas despu¨¦s de muerta. Publicado originalmente en 1969, Eso es una autopsia integral, una acci¨®n revolucionaria y un telegrama desesperado. Como la vida misma.
4.?Si¨¦ntanse libres. Hace falta valor para promover la confianza en una ¨¦poca de escepticismo end¨¦mico (Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias) o para reivindicar el poder subversivo de la fantas¨ªa en la era del comunismo real (Mircea Cartarescu). Otros lo llaman libertad.
EN ESPA?OL:
Confiado.?Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias. Visor.
Movimientos insomnes.?Antolog¨ªa po¨¦tica 1964-2014. Clara & Jan¨¦s. Galaxia Gutenberg.
La herida en la lengua.?Chantal Maillard. Tusquets.
TRADUCIDA:
Eso.?Inger Christensen. Traducci¨®n de Francisco J. Uriz. Sexto Piso.
El Levante.?Mircea Cartarescu. Traducci¨®n de Marian Ochoa de Eribe. Impedimenta.
Beat Attitude.?Mujeres poetas de la generaci¨®n beat. Traducci¨®n de Annalisa Mar¨ª. Bartleby.
ENSAYO: Europa herida. Por Marta Reb¨®n
Ante la profusi¨®n de ficciones con la que se nos bombardea desde pantallas y redes, el ensayo trata de devolvernos el verdadero rostro del mundo de ayer y del presente. Sigue abierta hoy la herida del pasado siglo, plagado de ¡°infiernos y purgatorios¡±, como dijo Stefan Zweig, algo visible en nuestras librer¨ªas. En el a?o en que se ha celebrado el 70? aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, Svetlana Alexi¨¦vich, en su discurso del Nobel, proclam¨® la necesidad de ¡°transmitir la verdad tal como es¡±. Europa, sus utop¨ªas, conflictos b¨¦licos y acervo cultural, ha sido un tema predominante en 2015, para hablar bien del paradigma del mal, Auschwitz (Tierra negra, de Timothy Snyder, o KL, de Nikolaus Wachsmann), bien de su herencia literaria (Por las fronteras de Europa, de Mercedes Monmany), de su caleidosc¨®pica evoluci¨®n (Constelaci¨®n de pasaje, de Josep Casals) o de sus or¨ªgenes (Peregrinos de la belleza, de Mar¨ªa Belmonte). Este a?o tambi¨¦n le¨ªmos sobre la resaca de la crisis, que nos ha legado precariedad y desigualdad (Expulsiones, de Saskia Sassen), as¨ª como sobre la infrarrepresentaci¨®n de la mujer (Guardar la casa y cerrar la boca, de Clara Jan¨¦s, y A contracorriente, de Mar¨ªa ?ngeles Cabr¨¦). Expuestos a la intemperie, el ensayo nos resguarda con la voz ¨ªntima y el pensamiento propio (La mujer de pie, de Chantal Maillard, o Campo de retamas, de Rafael S¨¢nchez Ferlosio).
EN ESPA?OL:
La mujer de pie.?Chantal Maillard. Galaxia Gutenberg.
Por las fronteras de Europa / Un viaje por la narrativa de los siglos XX y XXI.?Mercedes Monmany. Galaxia Gutenberg.
Campo de retamas.?Rafael S¨¢nchez Ferlosio. Literatura Random House.
TRADUCIDA:
La guerra no tiene rostro de mujer.?Svetlana Alexi¨¦vich. Traducci¨®n de Yulia Doblovolskaia y Zahara Garc¨ªa Gonz¨¢lez. Debate.
Tierra negra / El Holocausto como historia y advertencia. Timothy Snyder. Traducci¨®n de Paula Aguiriano, In¨¦s Clavero, Irene Oliva y David Paradela. Galaxia Gutenberg.
Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la econom¨ªa global.?Saskia Sassen. Traducci¨®n de Stella Mastrangelo. Katz.
DIARIOS, MEMORIAS y BIOGRAF?A: Vidas reescritas. Por Mercedes Cebri¨¢n
Los g¨¦neros memor¨ªsticos y biogr¨¢ficos ya no son una rareza en el mercado editorial espa?ol. En 2015, la vida y obra de Freud y la de Virginia Woolf han vuelto a salir a la luz con enfoques novedosos en sendas biograf¨ªas: la del psiquiatra vien¨¦s a cargo de ?lisabeth Roudinesco y la de la escritora brit¨¢nica por Irene Chikiar Bauer. La muerte del neur¨®logo y divulgador Oliver Sacks, anunciada por ¨¦l mismo en una carta de despedida, ha dado a¨²n m¨¢s repercusi¨®n a En movimiento, el relato sobre su vida, que es al mismo tiempo una narraci¨®n sobre su propia mente. Los menores de 50 tambi¨¦n necesitan poner su vida por escrito, especialmente en casos como el de Gabriela Ybarra, que en El comensal narra las dos muertes m¨¢s importantes de su familia: la de su abuelo, asesinado por ETA, y la de su madre, que falleci¨® de c¨¢ncer. Gary Shteyngart, por su parte, ha logrado una buena combinaci¨®n de melancol¨ªa y humor genuinamente jud¨ªos en Peque?o fracaso, su cr¨®nica acerca de sus a?os como inmigrante jud¨ªo sovi¨¦tico reci¨¦n llegado a la Nueva York de los ochenta. Por ¨²ltimo, en In¨²tilmente guapo, Jorge M. Reverte narra en un tono sorprendentemente divertido su proceso de recuperaci¨®n del ictus que sufri¨® en 2014, una prueba m¨¢s de las inmensas posibilidades de recuperaci¨®n del cerebro humano.
EN ESPA?OL:
Los diarios de Emilio Renzi. A?os de formaci¨®n.?Ricardo Piglia. Anagrama.
Diarios (1956-1985).?Jaime Gil de Biedma. Edici¨®n de Andreu Jaume. Lumen.
Virginia Woolf.?La vida por escrito. Irene Chikiar Bauer. Taurus.
TRADUCIDA:
Freud. En su tiempo y en el nuestro.??lisabeth Roudinesco. Traducci¨®n de Horacio Pons. Debate.
En movimiento. Una vida.?Oliver Sacks. Traducci¨®n de Dami¨¤ Alou. Anagrama.
Cuando esperanza rima con historia.?Amina Cachalia. Traducci¨®n de Roc¨ªo L¨®pez. Libros de la Catarata.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.