¡°Lo aut¨¦ntico deja un poso m¨¢s profundo¡±
El m¨²sico brit¨¢nico recopila en ¡®The Waiting Room¡¯ sus ideas nacidas en tiempos muertos y viajes rutinarios
Stuart Staples (Nottingham, 1965) ejerce de mel¨®mano contumaz y menciona con orgullo que su primer trabajo fue en Rough Trade, la reverenciada cadena independiente de tiendas de discos, pero no comulga con la omnipresencia de la m¨²sica en el d¨ªa a d¨ªa. ¡°No me gusta pasear por la calle con auriculares, por ejemplo, y perderme los sonidos que acontecen alrededor. Los cascos te impiden disfrutar de la vida que se te ofrece¡±, argumenta en una cafeter¨ªa de Madrid mientras contempla el trasiego que se vislumbra al otro lado de la cristalera. En realidad, de esos tiempos muertos, en traslados de aqu¨ª a all¨¢, nacen muchas de las ideas que pueblan la peculiar mente creativa de Staples. Y as¨ª lo demuestra The Waiting Room (La sala de espera), el d¨¦cimo ¨¢lbum de su banda, Tindersticks, integrado por versos y melod¨ªas que prendieron en esos momentos en que cualquier otro mortal se sumergir¨ªa en pasatiempos rutinarios.
¡°Siempre me llam¨® la atenci¨®n la gente que, en el metro o el autob¨²s, no hace otra cosa que jugar con aplicaciones est¨²pidas del m¨®vil¡±, argumenta este m¨²sico brit¨¢nico l¨²cido, afable y sonriente, pero decididamente at¨ªpico. El hombre que disfruta ba?ando su mirada con la luz invernal de la ma?ana decidi¨® un buen d¨ªa abandonar el traj¨ªn de Londres, donde contaba con su propio estudio de grabaci¨®n y la admiraci¨®n de m¨²ltiples colegas, para instalarse en pleno campo, ¡°en un pueblecito del interior de Francia¡±. All¨ª, acompa?ado de su mujer, artista pl¨¢stica, y sus cuatro hijos, ejerce como paradigma del creador rom¨¢ntico que huye del mundanal ruido. ¡°En Londres, todo lo que me rodeaba acababa defini¨¦ndome. Ahora grabo en ¡®alg¨²n lugar de Europa¡¯, un espacio abstracto que de alguna manera, quiz¨¢s, me defina mejor¡±.
Porque el reino de Tindersticks, en efecto, puede que no sea de este mundo. Inmersos como estamos en la inmediatez, el consumo acelerado y las tarifas de datos para internautas compulsivos, The Waiting Room insiste en proponer 50 minutos de sosiego, reposo, gravedad serena. T¨ªtulos como This Fear of Emptiness (Este temor al vac¨ªo) invitan a la reflexi¨®n y el v¨¦rtigo, incluso aunque la belleza de esta m¨²sica desemboque en puro desasosiego. Stuart Ashton Staples sabe que ese ideario est¨¦tico navega a contracorriente, pero se encoge de hombros. ¡°Si el oyente quiere pararse ante esta m¨²sica y esperar acontecimientos, captar¨¢ algo. Descubrir¨¢ que suceden cosas. Ser¨ªa rid¨ªculo que intentase competir con grandes producciones sonoras. Solo conf¨ªo en que, en un momento en que todo parece dise?ado, lo verdaderamente aut¨¦ntico deje un poso m¨¢s profundo¡±.
Entre los ingredientes para dejar huella figuran de manera destacada, en esta ocasi¨®n, los arreglos de metal del jazzista Julian Siegel y dos voces femeninas, las de Jehnny Beth (Savages) para We Are Dreamers! y la malograda Lhasa de Sela en Hey, Lucinda. Staples admite que durante a?os hubo de dejar esta pieza en barbecho porque reencontrarse con la voz de la mexicana, fallecida de c¨¢ncer el primer d¨ªa de 2010, le produc¨ªa un dolor insoportable. ¡°Ahora ya no quiero volver a sufrir esa pena. Tampoco puedo sentirme cerca de mi amiga, desgraciadamente, pero me alegro mucho de haber compartido un momento tan especial como una canci¨®n¡±.
Diez discos y dos d¨¦cadas despu¨¦s de emprender la aventura de Tindersticks, Staples cree haber aprendido, al menos, a confiar en sus propias intuiciones. ¡°Antes entraba en p¨¢nico en todo momento, con cada nueva idea. Ahora asumo puntos de vista menos concretos y m¨¢s multidimensionales¡±. El punto de inflexi¨®n se produjo en el disco anterior, el alabado The Something Rain (2012), especialmente gracias al tema This Fire of Autumn. ¡°Era a la vez vitalista y destructivo, una mezcla bastante estrafalaria. Pero lo acab¨¦ disfrutando¡¡±.
Hubo quien encontr¨® en aquella pieza ecos de un David Bowie al que entonces ya tem¨ªamos retirado para siempre. Hoy Staples comparte pasi¨®n con El Duque Blanco en torno a la figura del rapero Kendrick Lamar, para ambos lo mejor de 2015. ¡°Tambi¨¦n siento debilidad por los ¨²ltimos trabajos de Nils Frahm o Destroyer¡±, concluye el m¨²sico ingl¨¦s, ¡°aunque todav¨ªa no he tenido tiempo de escuchar todos los discos relevantes del a?o¡±. Y admite: ¡°Vivimos un momento pr¨®spero. Me recuerda a esos primeros a?os 90, cuando trabajaba en Rough Trade, cuando no hab¨ªa sentimiento de presi¨®n por parte de la industria. De hecho, odi¨¢bamos a la industria y resultaba muy creativo¡¡±.
Babelia
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