El ahijado de Pigmali¨®n
William Boyd crea en ¡®Suave caricia¡¯ un artefacto literario mezcla de narrativa y fotograf¨ªa para borrar fronteras entre ficci¨®n y realidad
Hace 28 a?os William Boyd empez¨® su cruzada de querer borrar las fronteras entre la ficci¨®n y la realidad. Entr¨® en la tradici¨®n literaria de hacer pasar por mortales las criaturas creadas por la imaginaci¨®n al dotarlas de hechos y memoria reales y rodearlas de vida comprobable. Lleva cuatro novelas en ese empe?o y su t¨¦cnica se ha perfeccionado hasta convertirlo en digno ahijado de Pigmali¨®n.
Boyd, un ingl¨¦s nacido en Ghana en 1952, habla de los secretos de su creaci¨®n literaria vestido de camisa blanca y chaleco negro, a juego con el pantal¨®n. Solo le falta la chistera. En un hotel de Madrid, est¨¢ a punto de empezar a mostrar las cartas de Suave caricia. Las muchas vidas de Amory Clay (Alfaguara). Es una novela, un artefacto literario que se sale de lo habitual para contar la historia del siglo XX. Tiene un argumento, s¨ª, unos personajes, tambi¨¦n, pero las ra¨ªces de esa ficci¨®n en la tierra son hechos reales apuntalados y realzados con 73 fotograf¨ªas que forman parte de la biograf¨ªa de la protagonista que vive la vida al l¨ªmite.
Esos son los riesgos que ha asumido aquel escritor treinta?ero incluido en la famosa edici¨®n de la revista Granta, de 1983, que acert¨® en esa prodigiosa generaci¨®n de escritores formada por Julian Barnes, Salman Rushdie, Ian McEwan, Martin Amis, Graham Swift y Kazuo Ishiguro.
Enga?ar con lo inventado
Ya entonces lat¨ªa en William Boyd esa obsesi¨®n por hacer pasar por reales lo inventado. Todo empez¨® en 1987 con Las confesiones, una biograf¨ªa falsa de un director de cine escoc¨¦s. Continu¨® en 1998 con Nat Tate (1928-1960). El enigma de un artista americano, una falsa autobiograf¨ªa en la cual utiliz¨® recursos como fotos, proyecciones, obras de arte, notas a pie de p¨¢gina y comentarios de la prensa. "Muchos creyeron que Nat Tate era un personaje real". ?l fue una preparaci¨®n para la siguiente novela: Las aventuras de un hombre cualquiera, en 2003, solo que aqu¨ª recurri¨® al formato del diario ¨ªntimo. Es entonces cuando, para borrar las l¨ªneas de la ficci¨®n y la realidad, incorpor¨® personajes reales en la narraci¨®n. Estaban Ian Fleming o Virginia Woolf. "Quer¨ªa mostrar lo poderosa que puede ser la ficci¨®n. Como esa frase que dice que un can¨ªbal se come el cerebro de sus enemigos para poseer su fuerza, y en cierta forma yo estoy comi¨¦ndome el cerebro de mis enemigos ficticios para hacerlos m¨¢s potentes".
Biograf¨ªa urgente de un escritor
William Boyd naci¨® en Ghana el 7 de marzo de 1952. Los primeros a?os de su vida transcurrieron all¨ª y en Nigeria, hasta que se traslad¨® a Londres con 13 a?os.
Estudi¨® en el colegio Gordonstoun, una escuela escocesa por la que tambi¨¦n pasaron personajes como el pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra. Recibi¨® formaci¨®n superior en la Universidad de Niza, en la de Glasgow y en Oxford, donde posteriormente fue profesor.
Se inici¨® en la literatura en 1981 con su aclamada novela Un buen hombre en ?frica, galardonada con el Whitbread Book Award y el Somerset Maugham Prize.
La revista 'Granta' lo incluy¨® en 1983, gracias a su debut literario y a su siguiente libro, la colecci¨®n de relatos On the Yankee Station, en su equipo de grandes promesas.
Su ¨²ltima novela, Suave caricia, es el primer libro que escribe desde Solo (2013).
Diez a?os despu¨¦s se puso a escribir Suave caricia. Hasta entonces sus tres novelas ten¨ªan como protagonistas a hombres. Aqu¨ª opt¨® por una mujer, una mujer fot¨®grafa a trav¨¦s de la cual recorre buena parte de los hechos m¨¢s relevantes del siglo XX. "Mi objetivo era crear su vida, su biograf¨ªa desde que nace hasta que muere. Y su profesi¨®n me permit¨ªa usar la fotograf¨ªa como un modo de crear esa especie de confusi¨®n entre lo real y lo ficticio".
Al principio no estaba seguro si usar fotos como apoyo a la vida de Amory Clay. "Primero escrib¨ª la novela, luego a?ad¨ª las im¨¢genes. Fue entonces cuando me di cuenta de que no hab¨ªa una lucha entre imagen y texto sino quelas fotos mejoraban y enriquec¨ªan la ficci¨®n".
Muchos escritores quieren ser pigmaliones. Que sus personajes entren en la memoria del lector como si fueran reales. Es una tradici¨®n que recuerda, por ejemplo a Jorge Luis Borges. "Todos los novelistas somos pigmaliones, creamos personajes y lo que he hecho en estas cuatro novelas es ir un paso m¨¢s all¨¢".
Suave caricia es en cierto modo un artificio en el que su autor quiere que las cosas parezcan muy f¨¢ciles y que ¨¦l solo se limita a contar lo que sucedido a la fot¨®grafa Amory Clay. "Pero la vida es muy azarosa. 'Somos juguetes del destino', como dir¨ªa Romeo, de Shakespeare".
Y Boyd vivi¨® eso en la creaci¨®n de esta novela. En su construcci¨®n las fotograf¨ªas elegidas fueron determinantes en el curso de la narraci¨®n. No solo es que con ellas se haga una lectura paralela. "Hubo dos procesos creativos: la escritura y la b¨²squeda de im¨¢genes. Quer¨ªa fotos que encajaran en lo ya escrito. Tard¨¦ meses en conseguirlo y compr¨¦ unas dos mil fotograf¨ªas en varias ciudades como Londres y Berl¨ªn, hasta incluir solo 73 en el libro. A veces encontraba algo tan bueno que me ten¨ªa que modificar lo escrito para que esa imagen entrara".
De profesi¨®n, esp¨ªa literario
Seg¨²n William Boyd, ¡°las novelas se desarrollan durante periodos de investigaci¨®n durante unos dos a?os, es lo que llamo periodo de intenci¨®n; luego est¨¢ el periodo de composici¨®n, que es cuando escribo, y no lo hago muy r¨¢pido, pero lo hago de manera segura porque ya tengo la estructura en mi cabeza y s¨¦ exactamente a d¨®nde quiero llegar¡±.
A ese objetivo no escap¨® ni siquiera la ¨²ltima versi¨®n que Boyd hizo de James Bond, de Ian Fleming, titulada Solo, en 2014. La verdad es que a Fleming ya lo hab¨ªa convertido en un personaje de Las aventuras de un hombre cualquiera. "Para m¨ª, Bond no es Bond, pero quien lo cre¨® volc¨® en ¨¦l todo lo que le gustaba y lo que no. As¨ª que mi objetivo a la hora de escribir sobre ¨¦l era crear un retrato detallado de este esp¨ªa m¨ªtico", cuenta el autor brit¨¢nico. As¨ª construy¨® una novela desde otro punto de vista, "desde los ojos de Bond, un punto realista hasta saber en realidad qui¨¦n es ese esp¨ªa".
La protagonista es una mujer muy avanzada para la ¨¦poca y le permite una igualdad con los hombres en lo social, sentimental y sexual. "Eso es lo interesante de la profesi¨®n de fot¨®grafo, desde sus inicios el trato de hombres y mujeres es igual. Ya en la I Guerra Mundial hab¨ªa fot¨®grafas profesionales con carreras prestigiosas como las de los hombres. No creo que la naturaleza humana haya cambiado tanto con los a?os entre hombres y mujeres".
Suave caricia surgi¨® como casi todas sus obras: "Mi proceso es obtener una idea y a partir de ah¨ª resumirla en una frase. Por ejemplo, en Las nuevas confesiones fue: '?Qu¨¦ es lo que har¨ªa Rousseau si estuviera viviendo en el siglo XX?'. Aqu¨ª la idea fue 'Quiero contar la vida completa de una mujer'. Entonces empec¨¦ a preguntarme cuestiones b¨¢sicas: cuando naci¨®, que profesi¨®n tiene, a d¨®nde va, si se casar¨¢, si tendr¨¢ hijos¡ Una vez resultas las preguntas las escribo en un cuaderno. Poco a poco la historia se va formando, hasta llegar a saber si va a morir, y c¨®mo y d¨®nde".
Esa fue la pen¨²ltima parada en su cruzada literaria que ahora perfecciona con la vida de Amory Clay, la fot¨®grafa que naci¨® el 7 de marzo de 1908. El padre puso el anuncio en el Times, de Londres, "Berverley y Wilfreda Clay tuvieron un hijo var¨®n, Amory". Un padre que anhelaba un ni?o, y que a?os despu¨¦s intent¨® matarla. Y fueron complicaciones como esas las que la mantuvieron con vida.
Babelia
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