Muere la soprano francesa Denise Duval a los 94 a?os
Fue la cantante fetiche del compositor Francis Poulenc e interpret¨® ¨®peras de Jean Cocteau
No tuvo la voz m¨¢s deslumbrante de su ¨¦poca, pero su timbre fue ¨²nico y su carisma, casi inigualable. Personaje de un tiempo ya remoto, ataviada con sombreros redondos y pieles de leopardo, la soprano francesa Denise Duval falleci¨® el lunes a los 94 a?os en su residencia de Lausana (Suiza), donde viv¨ªa retirada desde que una lesi¨®n vocal la dej¨® casi af¨®nica y la oblig¨® a abandonar el escenario a mediados de los sesenta.
De su larga y algo olvidada trayectoria, sobrevivir¨¢n sus colaboraciones con el compositor Francis Poulenc. En especial, el mon¨®logo dram¨¢tico para soprano en forma de larga conversaci¨®n telef¨®nica que constitu¨ªa La voix humaine, que Poulenc le escribi¨® a medida a mediados de los cincuenta, a partir de un libreto de Jean Cocteau. Entre p¨ªcara y vulnerable, Duval triunf¨® con un papel inicialmente pensado para Maria Callas. Poulenc termin¨® convenciendo al gran poeta franc¨¦s de que la diva no era la m¨¢s adecuada para interpretarlo, prefiriendo a esta aut¨¦ntica desconocida que hab¨ªa debutado en 1942 en Burdeos, donde se form¨® como soprano, con una puesta en escena de la Cavalleria rusticana de Mascagni. Oponi¨¦ndose los deseos de un padre militar que le infligi¨® una estricta educaci¨®n, Duval acept¨® un trabajo como cantante de revista en el Folies-Berg¨¨re, donde pasar¨ªa dos a?os durante la posguerra m¨¢s temprana, antes de desembarcar en la Op¨¦ra-Comique de Par¨ªs para interpretar a Cio-Cio San en Madama Butterfly.
Al descubrirla en escena, Cocteau qued¨® admirado por el talento de Duval, a quien defini¨® como ¡°un p¨¢jaro herido por un cazador invisible¡±, adem¨¢s de elogiar una voz algo met¨¢lica, como ¡°la trompeta del ¨¢ngel¡±. ¡°Duval es d¨®cil e ingenua. Es inteligente y se adapta r¨¢pido¡±, dej¨® escrito en sus diarios. ¡°Las ogresas como Callas o [Renata] Tebaldi se comen el texto y la m¨²sica. Solo se quieren a s¨ª mismas y aspiran a que la obra sea un pretexto que les sirva. Denise, en cambio, nos sirve a nosotros¡±, a?adi¨® sobre esta mujer que, seg¨²n la leyenda, lograba hacer llorar a los t¨¦cnicos en los ensayos. ¡°Su amabilidad la condenaba a la sombra y la somet¨ªa a las furcias de la ?pera. Pero la sombra ya no la quiere y esas furcias pueden tragarse su rabia. Se ha ganado la gloria que merece¡±.
La carrera de Duval quedar¨ªa ¨ªntimamente vinculada a la de Poulenc, uno de los j¨®venes que formaron parte del Grupo de los Seis, movimiento de vanguardia inspirado por Satie y el mismo Cocteau, donde hab¨ªa nombres como Georges Auric, Louis Durey o Arthur Honegger. Al convertirse en int¨¦rprete fetiche de Poulenc, Duval se erigi¨® en portavoz de ese movimiento, que se opon¨ªa al poderoso influjo del romanticismo y el wagnerismo. ¡°Representas lo que me hubiera gustado ser si hubiera sido una mujer¡±, le escribi¨® una vez el compositor, abiertamente homosexual, seducido por ¡°su voz luminosa, su belleza y su elegancia¡±. Duval le respondi¨®, con su modestia cong¨¦nita, que no hubiera sido nada en la vida sin su ayuda.
Dentro del repertorio de Poulenc, la soprano protagoniz¨® tambi¨¦n Les mamelles de Tir¨¦sias, ¨®pera bufa inspirada en un texto surrealista de Guillaume Apollinaire, y Di¨¢logo de Carmelitas, basada en una obra de Georges Bernanos, que se estren¨® en la ?pera Garnier en 1957. En ese mismo escenario estren¨® La flauta m¨¢gica, Ob¨¦ron y dos ¨®peras de Massenet, H¨¦rodiade y Tha?s. Pese a la escasez de grabaciones disponibles hoy, Duval pas¨® tambi¨¦n por los grandes escenarios del mundo, como la Scala de Mil¨¢n, la Fenice de Venecia, el Carnegie Hall de Nueva York, la ?pera de Montecarlo, el Teatro Col¨®n de Buenos Aires o el Liceu barcelon¨¦s.
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