La revoluci¨®n inasumible de [Jos¨¦] Antonio Maenza
El festival Punto de Vista recupera a un cineasta maldito que rompi¨® todas las reglas El director rod¨® tres filmes en los sesenta y muri¨® con 31 a?os
Una de las leyes m¨¢s obvias del cine establece que en la sala se mantiene el silencio. Durante la proyecci¨®n el pasado mi¨¦rcoles de El lobby contra el cordero, sin embargo, tres tipos se colocaron de pie frente a la pantalla y no pararon de hablar. Nadie protest¨®, porque Jos¨¦ Antonio Maenza (1948-1979) despreciaba cualquier regla. Dej¨® sus filmes mudos y decidi¨® que se proyectaran con lectura en directo del guion en la sala. Y as¨ª lo hizo el festival Punto de Vista de Pamplona, que intenta rescatar las pel¨ªculas de este cineasta maldito.
¡°Pel¨ªcula¡±, por cierto, es un decir: ?c¨®mo definir un desfile de im¨¢genes, a ratos fuera de foco o mal iluminadas, que mezclan el degollamiento de un cordero, anuncios publicitarios o fragmentos del Gordo y el Flaco? Todo mientras los lectores del guion pronuncian frases como: ¡°El cine que hago es de asco aparente, porque lo dem¨¢s es de asco real¡±.
El gran desaf¨ªo de intentar resumir el genio
Cuesta reducir a una sola palabra lo que fue Jos¨¦ Antonio Maenza. Aun as¨ª, ha habido varios intentos con m¨¢s o menos don de s¨ªntesis. Dicen que Luis Bu?uel lo calific¨® de ¡°insensato¡±. Muchos han preferido tacharle de ¡°desmesurado¡±. El festival Punto de Vista de Pamplona, primera muestra internacional que le dedica una retrospectiva, considera, en cambio, que el adjetivo m¨¢s apropiado para definirlo tal vez sea ¡°inasumible¡±.
Sea como sea, la imposibilidad de encerrarle en una categor¨ªa da fe de un hombre que vivi¨® tan solo 31 a?os, pero lo hizo ¡°en un estado de precariedad al l¨ªmite¡±, como afirma el cineasta Pere Portabella, que produjo su tercera y ¨²ltima pel¨ªcula.
¡°Era como ese ladrillo turolense que es deleznable, pero a su vez produce filigranas mud¨¦jares irrepetibles¡±, asegura Javier Hern¨¢ndez, coautor de la biograf¨ªa Maenza filmando en el campo de batalla.
Los maenzistas hablar¨ªan de obras maestras. Muchos espectadores, en cambio, pedir¨ªan enfurecidos que les devolviesen el dinero. El caso es que el director rod¨® ¡ªo ¡°perpetr¨®¡±, seg¨²n Punto de Vista¡ª en los sesenta tres manifiestos de su inconformismo (los otros dos son Orfeo filmando en el campo de batalla y Hortensia/Beanc¨¦) antes de morir con 31 a?os. Justo a tiempo para iluminar el camino hacia una revoluci¨®n que nadie sigui¨®, seg¨²n sus admiradores. Porque Maenza fue olvidado y con ¨¦l sus creaciones.
En realidad, su tr¨ªptico f¨ªlmico apenas da indicios de lo que fue. ¡°Un personaje constantemente enchufado a una red el¨¦ctrica¡±, le define Carles Candela, autor de un documental sobre su figura que se proyecta en Punto de Vista. Por mucho que haya estudiado su trayectoria, le considera ¡°inabarcable¡±. Tanto que, a falta de un adjetivo que lo resuma, ha titulado su pel¨ªcula Materialista, idealista, cinemat¨®grafo, magnet¨®fono, buen chico y s¨¢dico.
Ni los datos biogr¨¢ficos sirven de br¨²jula entre tanta niebla. Maenza naci¨® en Teruel en 1948. Su padre llevaba una tienda de colchones, su madre fue el ser al que m¨¢s quiso. Lector de William Blake y de Mart¨ªn Vigil, fascinado por El Evangelio seg¨²n San Mateo, de Pasolini, dio en la Universidad de Zaragoza los primeros pasos por un sendero tan indescifrable como torcido.
Tres rodajes, tres ciudades
¡°Fue un cineasta al margen de cualquier esquema. Creo que su idea ni siquiera era hacer cine. Trataba de poner en evidencia todo sistema. No intentaba provocar grandes cambios, sino microrrevoluciones en su entorno¡±, asegura Candela. Su figura discut¨ªa todo tipo de norma: clept¨®mano, hablador incontinente, homosexual con cierto af¨¢n por hacerse sacerdote, no actuaba como cineasta maldito sino que ¡°era as¨ª¡±, seg¨²n el documentalista.
Su protesta constante se refleja en sus pel¨ªculas, que dej¨® abandonadas, o en su novela inacabada, S¨¦ptimo medio indisponible, donde escribe: ¡°Soy muy sensible a lo bueno y m¨¢s a lo bello. Sensible a la sensibilidad¡±. M¨¢s que el formato, le importaba expresar de alguna manera su creatividad y atacar los c¨®digos de conducta.
Rod¨® en Zaragoza su primer filme, el segundo en Valencia y el tercero en Barcelona, donde coincidi¨® con la gauche divine, aunque la acab¨® criticando. En cada ciudad dej¨® una huella imborrable, al menos en quienes le conocieron, de Enrique Vila-Matas a F¨¦lix de Az¨²a. ¡°Muchos de sus amigos, al principio, me contestaron de manera seca, porque rememorar aquello era muy intenso para ellos¡±, comenta Candela.
Tras Hortensia/Beanc¨¦, en 1969, su curr¨ªculo cinematogr¨¢fico estaba acabado. Solo le quedaban 10 a?os m¨¢s de vida. Todos coinciden en poner un punto de inflexi¨®n en su trayectoria: el servicio militar. All¨ª sufri¨® maltratos y ¡°tal vez incluso un electroshock¡±, seg¨²n Candela. Sali¨® deshecho e intrigado por los libros de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera. Enseguida, tuvo que afrontar la muerte de su madre y de su amigo el poeta Eduardo Herv¨¢s, con el que hab¨ªa realizado Orfeo filmando en el campo de batalla. Su esquizofrenia le empez¨® a ganar el pulso y fue migrando de un psiqui¨¢trico a otro.
Finalmente, en 1979 se escribi¨® la p¨¢gina m¨¢s misteriosa de su historia. Fue hallado agonizando debajo del balc¨®n de su casa. Tal vez se tir¨® de un primer piso. O quiz¨¢s, como sugieren muchos, su radicalidad le gan¨® varios enemigos y uno de ellos acudi¨® a propinarle una paliza fatal. [JOS?][Jos¨¦] Antonio Maenza ¡ªcon corchetes, como lo escrib¨ªa ¨¦l¡ª muri¨® pocos d¨ªas despu¨¦s. Su vida fue la ¨²nica obra que acab¨®.
Babelia
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