35 a?os de arte en diez pol¨¦micas
La religi¨®n, el sexo, la pol¨ªtica y el Holocausto son los elementos recurrentes de las obras m¨¢s controvertidas del arte de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas
1? Tracey Emin. My bed / Mi cama (1998)
El retrato de una voladura personal. Una autobiograf¨ªa escrita en un polvor¨ªn con fuego. El descenso a la noche m¨¢s oscura del alma. My bed (M¨ª cama) exhibe la sinceridad de la vida. La instalaci¨®n es lo que se ve. Una colcha desecha, condones usados, compresas con orina, tampones, un test de embarazo, botellas vac¨ªas de vodka, pantalones manchados de sangre¡ Tracey Emin (Reino Unido, 1963) es la artista que mejor ha sobrevivido al fulgor y la moda de los Young British Artists (Damien Hirst, Chris Ofili, Jenny Saville¡). Y su cama, que Christie¡¯s vendi¨® hace un par de a?os por cuatro millones de euros, es arte. P¨®nganle las may¨²sculas. Porque ese lecho es el recuerdo del alcoholismo, varias rupturas de pareja, dos abortos, el incesto con su hermano mellizo, una violaci¨®n a los 13 a?os; la derrota. Una vida tan dura que ni siquiera la alivia la cama m¨¢s blanda.
2? Damien Hirst. 'The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living'/ 'La imposibilidad f¨ªsica de la muerte en la mente de alguien vivo'. (1991)
Dec¨ªa el pintor Lucian Freud que el problema de Damien Hirst (Reino Unido, 1965) era que hab¨ªa empezado su carrera por el final. Se refer¨ªa a que sus obras m¨¢s rotundas las hab¨ªa creado muy joven. Esas piezas rastreaban la violencia, el dolor, el poder, la muerte. A partir de aqu¨ª estaba condenado a repetirse y banalizar el trabajo. Acert¨®. Pero en 1991, cuando acababa de cumplir 25 a?os, a Hirst se le ocurri¨® conservar un tibur¨®n tigre en un tanque de cristal de cinco metros de longitud repleto de formaldeh¨ªdo. La extravagante idea se la financi¨® el magnate de la publicidad y coleccionista Charles Saatchi. Pescar el escualo en Australia, trasladarlo y conservarlo cost¨® m¨¢s de 50.000 libras de la ¨¦poca y el peri¨®dico brit¨¢nico The Sun ironiz¨®: ¡°?50.000 for fish without chips¡±. Una peque?a fortuna para una obra en la que lo mejor es el t¨ªtulo: ¡°La imposibilidad f¨ªsica de la muerte en la mente de alguien vivo¡±. Y eso representa el tibur¨®n. El espacio suspendido entre la vida y el fin. A medio camino, el discurrir del tiempo. En 2006 el escualo se pudre y hay que cambiarlo. Dos a?os antes Saatchi se lo vende al gestor de fondos especulativos Steven A. Cohen por 12 millones de d¨®lares. Otra obra de arte, pero conservada en dinero y no en formaldeh¨ªdo. Pues transformado Damien Hirst en un blockbuster, su tibur¨®n nada m¨¢s cerca de la orilla de Steven Spielberg que de Rothko.
3? Andr¨¦s Serrano. 'Immersion (Piss Christ)' (1987)
Pocas obras de arte han sido destruidas o atacadas tantas veces como esta fotograf¨ªa de Andr¨¦s Serrano (Nueva York, 1950). La imagen representa un peque?o crucifijo de madera y pl¨¢stico sumergido en la orina del propio artista. La toma est¨¢ saturada, los colores sobreexpuestos y ascienden por los m¨¢rgenes unas finas burbujas. Pero desde su creaci¨®n, en 1987, esta foto de metro y medio no ha hallado la paz. En 1989 los senadores republicanos estadounidenses Al D¡¯Amato y Jesse Helms criticaron al artista por recibir dinero p¨²blico para crear la pieza. Ante las amenazas de muerte, el fot¨®grafo se vio obligado a cambiar de correo electr¨®nico. A?os despu¨¦s, en 1997, la iglesia cat¨®lica de Melbourne (Australia) pidi¨® retirar la imagen de una exposici¨®n. Al poco, unos chicos la emprend¨ªan a martillazos con el crucifijo. Casi la misma historia que vivir¨¢ en 2011 cuando se exhiba como parte de la colecci¨®n Lambert en Avignon (Francia).
4? Chris Ofili. 'The Holy Virgin of Mary' / 'La santa Virgen Mar¨ªa' (1996)
¡°Algo enfermizo¡±. Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, dej¨® muy clara la repulsi¨®n que le produc¨ªa la obra. Una Virgen Mar¨ªa negra de m¨¢s de dos metros de altura que, bajo una t¨²nica azul, descubre uno de sus pechos. Nada demasiado irreverente. Hasta que el espectador atiende a los detalles. El seno es una bola de excrementos de elefante lacada y adornada con purpurina. A su alrededor, como si se tratase de un Maestro Antiguo, unas im¨¢genes de genitales, recortadas de revistas pornogr¨¢ficas, parecen putti contra un fondo naranja chill¨®n. El cuadro de Chris Ofili (Reino Unido, 1968) escandaliza en su momento. Tanto que Giuliani trata, in¨²tilmente, de clausurar la exhibici¨®n de la que forma parte en el Brooklyn Museum. Bajo una fuerte contestaci¨®n social, un anciano de 72 a?os la embadurna de pintura blanca. Es 1999 y la ciudad estadounidense recibe a un grupo de j¨®venes artistas brit¨¢nicos. Su impulsor, el magnate de la publicidad Charles Saatchi, bautiza la muestra: Sensation. Un sustantivo con el que estar¨ªa de acuerdo el coleccionista que el a?o pasado pag¨® cuatro millones de euros en Christie¡¯s por una Virgen en su d¨ªa repudiada.
5? Anish Kapoor. 'Dirty Corner' / 'Esquina sucia' (2011-2015)
El sexo, como la provocaci¨®n, es uno de los materiales con los se crea el arte. Pero, a veces, tambi¨¦n es una forma de detectar la salud de una sociedad. Ante la fachada del palacio de Versalles (Francia), la escultura Dirty Corner es una monumental embocadura de acero corten de diez metros de altura y 60 metros de largo. A su lado, la escoltan m¨¢s de una veintena de rocas de enormes proporciones. ¡°La vagina de la reina tomando el poder¡±. De esta forma la ha definido su creador, el escultor brit¨¢nico de origen indio Anish Kapoor (India, 1959). La pieza es atacada dos veces durante al verano pasado. Sobre ella, con pintura blanca, los v¨¢ndalos escriben mensajes antisemitas. El artista estalla y responde al destrozo. ¡°Estoy sorprendido de que una obra pueda desencadenar tal violencia; es un ataque contra el esp¨ªritu humano¡±. Kapoor decidi¨®, inicialmente, tras la segunda profanaci¨®n, dejar las marcas del odio sobre el metal. Sin embargo, obligado por la justicia gala, al final las cubre. Quiz¨¢ porque es imposible borrar las huellas en el acero de la ignorancia.
6? Maurizio Cattelan. 'La Nona Ora' / 'La novena hora' (1999)
Un meteorito atraviesa un lucernario, lo desmigaja en cristales y aplasta al Papa Juan Pablo II. El Pont¨ªfice, derribado sobre una alfombra roja, con la roca incrustada en la cadera, tiene los ojos cerrados y el rostro tranquilo, sin sufrimiento, mientras sostiene con las dos manos la cruz del pescador. Este es el extravagante suceso que el artista italiano Maurizio Cattelan (Italia, 1960) recrea de forma muy realista en su instalaci¨®n La Nona Ora. Un trampantojo de im¨¢genes y sem¨¢tica. El t¨ªtulo remite a la hora novena (las tres de la tarde) en la que la tradici¨®n cristiana sit¨²a la muerte de Jes¨²s en la cruz. Este tableau vivant con un solo personaje hace sonre¨ªr y despu¨¦s pensar. ¡°La superficie ir¨®nica es solo el primer nivel de interpretaci¨®n¡±, describe Cattelan. ¡°Un envoltorio acogedor que hace que el p¨²blico se sienta seguro cuando se aproxima al trabajo. Pero despu¨¦s es golpeado en el est¨®mago por un segundo nivel, que es terriblemente serio¡±.
Ese mismo sentido de la provocaci¨®n le lleva a colocar en 2012 una estatua de Hitler orante en el antiguo gueto de Varsovia (Polonia). La titula, con may¨²sculas, HIM (?L). Sin embargo el centro cultural jud¨ªo Simon Wiesenthal rechaza la iron¨ªa: ¡°Es una provocaci¨®n sin sentido que insulta la memoria de las v¨ªctimas jud¨ªas del nazismo¡±. ?Es as¨ª?
?7? F¨¦lix Gonz¨¢lez-Torres. 'Sin t¨ªtulo. '(Portrait of Ross en L.A)' / 'Retrato de Ross en Los ?ngeles'. 1991
¡°Cubano en Nueva York, marxista y gay, latinoamericano y conceptual-minimalista, Gonz¨¢lez Torres ten¨ªa una capacidad singular: esa aguzada ¡®potencia visual¡¯ que Brecht reconoc¨ªa en los exiliados, quienes, forzados a la extraterritorialidad, siempre ¡®tienen buen ojo para las contradicciones¡±. El escritor argentino Alan Pauls relat¨® muy bien el empe?o creativo de F¨¦lix Gonz¨¢lez-Torres (Cuba, 1957-Florida, 1996) a trav¨¦s de ese di¨¢logo de conceptos. Porque toda su fuerza procede del brillante manejo de las contradicciones, pues entend¨ªa que la verdadera debilidad llega de la confusi¨®n. En esa paradoja su trabajo cuestiona, con materiales inusuales, como los caramelos, el mercado del arte y su sentido de propiedad privada y autor¨ªa. Pero tambi¨¦n habla de la vida o la p¨¦rdida.
De ah¨ª que en una de sus propuestas m¨¢s l¨²cidas, Retrato de Ross en L.A, coloque una monta?a de caramelos envueltos en papel celof¨¢n en la esquina de una habitaci¨®n. Los dulces pesan 175 libras (79 kilos). El peso exacto de Ross Laycock ¡ªel amante del artista durante ocho a?os¡ª, quien morir¨¢ de Sida en 1991. El p¨²blico va cogiendo los dulces. La obra pierde peso, sufre, al igual que Ross durante la enfermedad. El dulce de la golosina frente al amargor de la vida. Al final las chucher¨ªas desaparecen, pero la sala de exposiciones las vuelve a reponer. Es el ¡°retorno a la vida¡± de Ross. Mera ilusi¨®n. Porque Gonz¨¢lez-Torres, como sus caramelos, desaparecer¨¢, enfermo de Sida, solo cinco a?os despu¨¦s que su amante.
8? Santiago Sierra. '245 metros c¨²bicos'. 2006
Hay dos materiales art¨ªsticos que son muy fr¨¢giles: la memoria y el Holocausto. Trabajar con ellos exige saber distinguir entre las ocurrencias y las obras de arte. Santiago Sierra (Madrid, 1966) lo entendi¨® tarde. En marzo de 2006 introdujo seis tubos de escape en el interior de la antigua sinagoga de Pulheim-Stommeln (Alemania). Los visitantes deb¨ªan acceder al templo con m¨¢scara protectora y acompa?ados de un bombero. El vapor resulta intenso y lo ¨²nico n¨ªtido era la semenjanza con las c¨¢maras de gas nazi. El artista quer¨ªa que se experimentara ¡°un encuentro con la propia muerte¡±. Pero hall¨® otra cosa: el rechazo profundo. El periodista alem¨¢n Ralph Giordano, quien sobrevivi¨® al Exterminio, lo dej¨® claro en declaraciones a Der Spiegel: ¡°Es de una bajeza sin igual¡±. Poco pudo hacer Sierra. Trato de calmar, en vano, a la comunidad local. Ocho d¨ªas despu¨¦s de inaugurarse, la exposici¨®n se cancelaba. ¡°No quise crear una c¨¢mara de gas, sino una obra de arte sobre las c¨¢maras de gas, que es diferente¡±, se defendi¨® el artista en la revista germana. Tarde para distinguir entre arte y ocurrencia.
9? Richard Serra. 'Equal Parallel / Guernica-Bengasi'/ 'Igual-paralelo: Guernica-Bengasi' (1986)
?Puede desaparecer un horizonte de acero de 38 toneladas de peso? ?Puede perderse el rastro a una escultura de cuatro bloques creada por uno de los mejores artistas de la segunda mitad del siglo XX? ?Puede volatilizarse de un museo p¨²blico? En Espa?a, s¨ª.
La desaparici¨®n de la escultura monumental Equal-Parallel / Guernica-Bengasi de Richard Serra (Estados Unidos, 1939) propiedad del Reina Sof¨ªa forma parte de la nave del misterio. Cultura la compr¨® durante 1987 y estaba en dep¨®sito desde 1990 en la empresa Macarr¨®n, que quebr¨® en 1998. Poco m¨¢s se sabe. El propio Serra sospecha que el boom del ladrillo podr¨ªa haberla transformado en una autopista o un edificio. Y el elevado precio del metal durante la ¨²ltima d¨¦cada la convierte, adem¨¢s, en candidata a la venta al peso. Pero el caso es que durante a?os nadie la ech¨® en falta. Hasta que en 2006 se conoci¨® su ausencia. El escultor se comprometi¨® entonces a crear gratis una r¨¦plica de Equal Parallel. Hubo que desembolsar, eso s¨ª, 85.000 euros para cubrir gastos de mano de obra, montaje, transporte y material. Hoy habita en la sala 102 del museo madrile?o. Toneladas de acero corten que plantean una pregunta igual y paralela: ?es la misma obra su original que su copia?
10? Ines Doujak. 'Haute couture 04. Transport' / 'Alta costura 04. Transporte'. 2010
Una obra de arte no tiene el poder de cambiar el mundo, pero s¨ª el de hacer saltar por los aires la c¨²pula directiva de unos de los museos m¨¢s importantes de Europa. Y eso que vista de cerca, la verdad, no es para tanto. Ni formal ni conceptualmente. Por muy sensacionalista que sea su descripci¨®n. Haute couture 04. Transport (Alta costura 04. Transporte) representa al exrey Juan Carlos I montado por una mujer cuyos rasgos ind¨ªgenas semejan los de la activista boliviana Domitila Barrios, quien a su vez parece ser sodomizada por un perro. La obra de la artista austriaca Ines Doujak (Klagenfurt, 1959) formaba parte de la exposici¨®n La bestia y el soberano que plante¨® el a?o pasado el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba). Pues bien, en un hecho ins¨®lito, y equivocado, el director de la instituci¨®n, Bartomeu Mar¨ª, decidi¨® retirar la pieza. El desatino le cost¨® el puesto a ¨¦l y tambi¨¦n a dos de los comisarios de la muestra. Quiz¨¢ porque la venganza se sirve fr¨ªa y en Alemania, la asociaci¨®n de cr¨ªticos de ese pa¨ªs le otorg¨® a La bestia y el soberano el premio a la mejor exposici¨®n de 2015.
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