Truman Capote sin m¨¢scaras
¡®Relatos tempranos¡¯ re¨²ne por primera vez los cuentos in¨¦ditos del autor de ¡®A sangre fr¨ªa¡¯, que escribi¨® entre los nueve y los 19 a?os
Tiene dos a?os. Su madre va a una fiesta y lo deja encerrado en una habitaci¨®n de hotel con la ¨²nica compa?¨ªa del propio llanto. Ah¨ª est¨¢; esa parece ser la semilla de la que emerger¨¢ el Truman Capote literario que aprender¨¢ a ver en la oscuridad. Es el primero de un rosario de abandonos y desencantos, al que sigue el divorcio de su madre, Lillie Mae Faulk, quien lo env¨ªa a vivir con cuatro a?os al campo en Alabama con unas t¨ªas. Para sobrevivir, aflora el ni?o prodigio que aprende a escribir y a leer solo y, ya desde los nueve o diez a?os, cambia el llanto por una voz con la que empieza a escribir en secreto sobre los laberintos de la soledad, la marginalidad, la temporalidad y los sentimientos impregnados de orfandad y desconsuelo amoroso.
Entre 80 y 70 a?os estuvieron guardados esos primeros latidos de la voz de Truman Capote (Nueva Orleans, 1924-Los ?ngeles, 1984), que ahora ven la luz en espa?ol bajo el t¨ªtulo Relatos tempranos (Anagrama). Son una veintena de relatos y una docena de poemas escritos entre 1935 y 1943, con los que el autor intentaba conjurar las heridas de la infancia, probaba las m¨¢scaras que habr¨ªa de poner a su vida con unos argumentos y un estilo que le dar¨ªan la gloria literaria, con obras como Otras voces, otros ¨¢mbitos, Desayuno en Tiffany¡¯s, M¨²sica para camaleones o A sangre fr¨ªa, que ensanchar¨ªa las formas del periodismo.
Historias rescatadas
El asomo a la g¨¦nesis de ese mundo in¨¦dito se ha reunido por primera vez en este volumen, que recoge 14 de esos cuentos. Historias que en el verano de 2014 fueron sacadas de la oscuridad donde dorm¨ªan en una de las 39 cajas de cart¨®n que el autor leg¨® tras su muerte a la Biblioteca P¨²blica de Nueva York. El oto?o pasado, se publicaron en Estados Unidos. El 9 de marzo llegar¨¢n a las librer¨ªas espa?olas.
En su pr¨®logo, Hilton Als, cr¨ªtico de The New Yorker, analiza el hallazgo; en el ep¨ªlogo, Anuschka Roshani, editora alemana de Kein & Aber, quien descubri¨® los relatos junto a Peter Haag, director de dicho sello, repasa las conexiones entre vida y obra del autor.
No es la p¨¦rdida lo que late en esas narraciones precoces. Son las huellas, los estragos del abandono, el deseo y la lucha por encontrar a qui¨¦n amar y ser correspondido. Es la oscuridad de aquel cuarto de hotel que no lo abandona. Para salir de all¨ª, el ni?o Truman Streckfus Persons, su nombre verdadero, aprende a ver en la oscuridad. Desarrolla una mirada distinta sobre el mundo. Se siente en la orilla de la vida. Se vuelve un observador agudo, acerado, cr¨ªtico y hasta divertido, y, a veces, p¨¦rfido. Esa ser¨¢ el arma con la que se defender¨¢, al tiempo que ser¨¢ admirado por unos y rechazado por otros.
Ese ecosistema ¨ªntimo se aprecia en relatos como Los caminos se separan, La se?orita Belle Rankin, Hilda, La polilla en la llama, Esto es para Jamie, sobre su deseo de una madre ideal, o Tr¨¢fico Oeste, sobre la fe y la ley, con escenas breves, n¨ªtidas y detalles que anticipan ya su futuro estilo.
¡°Las historias ocurren en mundos donde imperan el machismo y la pobreza, y la confusi¨®n y la verg¨¹enza que tales lacras engendran. Estos relatos son precursores de Otras voces, otros ¨¢mbitos, cuya mejor lectura ser¨ªa la de un reportaje sobre el terreno emocional y racial que contribuy¨® a formarle¡±, escribe Als. "Lo que hall¨¦ m¨¢s interesante en estos relatos, a pesar de las limitaciones de Capote, fue que siempre brill¨® a pesar de su amaneramiento y que dese¨® expresar su forma de ser en una ¨¦poca que no era segura para los gays porque eran arrestrados en EE UU", a?ade el cr¨ªtico? EL PA?S. Seg¨²n ¨¦l, ¡°Capote conceb¨ªa la verdad como una met¨¢fora tras la que ocultarse, la mejor forma de mostrarse ante un mundo no precisamente cordial con un ¡®marica¡¯ nacido en el Sur y con una voz aflautada¡±. En esos relatos ya destaca la mirada del reportero con descripciones minuciosas y los primeros acordes de la tensi¨®n triangular entre las personas, los sentimientos y el lugar.
Su letra peque?a como de camino de hormigas y sus hojas amarillentas a m¨¢quina con tachaduras aqu¨ª y all¨¢ ¡°muestran que Capote entend¨ªa la escritura como un arte que trabaj¨® con autoexigencia¡±, dijo Peter Haag cuando hizo p¨²blico el descubrimiento de las narraciones.
Textos maduros
Capote siempre dijo que empez¨® a escribir a los ocho o nueve a?os. Nunca se supo de esos relatos, hasta que Haag los encontr¨® en una caja en la que se pod¨ªa leer High School Writings. Se dio cuenta de que solo unos pocos los hab¨ªa publicado en una revista. Comprob¨® que ten¨ªan un valor en s¨ª mismos, que no eran solo los escritos de un ni?o y un adolescente que se ha propuesto ser escritor. Son los trabajos que precedieron a su debut con su relato Miriam, publicado en 1945 en la revista Mademoiselle.
Supone una novedad m¨¢s importante que la de 2004, cuando en una subasta apareci¨® la que pasar¨ªa a ser su primera novela: Crucero de verano, una historia que Capote empez¨® con 19 a?os, justo despu¨¦s de los escritos ahora revelados.
Son unos textos ¡°maduros desde un punto de vista dramat¨²rgico y ling¨¹¨ªstico, pero tambi¨¦n sentimental; con gracia en el tono y, si es que existe tal cosa, repletos de inteligencia emocional¡±, destaca en el ep¨ªlogo Anuschka Roshani. Capote deja entrever, agrega la editora, ¡°un acceso natural a una verdad po¨¦tica superior. Su elegante polifon¨ªa resuena desde sus primeros tanteos literarios¡±.
Es la b¨²squeda de un para¨ªso materno y familiar nunca tenido. Fue un hijo indeseado. Es la nostalgia enigm¨¢tica por lo negado y desconocido, pero anhelado. En su caso, el amor. Esa es su plegaria. Una de ellas la transfigura en el relato Si te olvidara, la historia de una joven cuyo novio se marcha del pueblo, pero en vista de que ¨¦l no se va a despedir de ella decide acudir a su casa. Cuando est¨¢ en la cima del camino, se detiene y aqu¨ª se escucha la voz del adolescente Truman Capote como aut¨¦ntico credo de vida:
¡°Mientras no le dijera adi¨®s lo tendr¨ªa para ella. Se sent¨® a esperarle en la suave hierba de la noche, a un lado del camino.
¡ªMi esperanza¡ª se dijo, con la mirada fija en el cielo oscuro lleno de luna¡ª es que no me olvide. Supongo que es lo ¨²nico que tengo derecho a esperar¡±.?
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