Peque?a magnitud
Divertirse no es otra cosa que el olvido temporal de la muerte
Practicando con perseverancia la cr¨ªtica de la autocr¨ªtica, tienes grandes posibilidades de llegar tras largo esfuerzo a donde estabas.
¡ª La bondad suele tener mejor ortograf¨ªa.
¡ª Ignoro si alg¨²n d¨ªa encontrar¨¦ lo sagrado en m¨ª. Por si acaso ya tengo preparado el escalpelo.
¡ª Un perro biling¨¹e, ?qu¨¦ es? ?Uno que ladra y ma¨²lla?
¡ª No se puede por menos de considerar un logro asombroso de la humanidad la invenci¨®n de los guarismos del 0 al 9. Inferir acto seguido el resto de los n¨²meros, hasta donde alcancen nuestras potencias mentales, ya es m¨¢s que nada trabajo de oficina.
¡ª No ambiciono la eternidad. Soy modesto. Me conformo con cuatro mil millones de a?os, minuto arriba o abajo.
¡ª Se nota en la manera de aniquilar a sus v¨ªctimas sin juicio previo que a los leones les falta un poco de evoluci¨®n para ser humanos.
¡ª Considero un hecho afortunado que s¨®lo tengamos dos mejillas. A nada que tuvi¨¦ramos ocho o nueve necesitar¨ªamos normas de tr¨¢fico para besarnos.
¡ª No hay extremista compasivo.
¡ª En un sentido estricto y para ahorrar tiempo, toda la historia de la filosof¨ªa se puede dividir en dos escuelas: la presocr¨¢tica y la pos-socr¨¢tica. De donde se deduce que de haber muerto S¨®crates a edad temprana, sin tiempo de manifestar opini¨®n alguna, no habr¨ªa existido la filosof¨ªa.
¡ª Est¨¢n en contra del capitalismo, pero a favor del dinero propio.
¡ª Sin duda, el aplauso de los hombres es recompensa insuficiente al talento y el esfuerzo; pero ?qu¨¦ podemos hacer? ?Esperar a que tambi¨¦n nos ovacionen los caballos?
¡ª Se ensalza la guillotina pensando en las cabezas de otros.
¡ª ?ltimamente me he estado fijando en ciertos pol¨ªticos e intelectuales, los cuales aprovechan la libertad de expresi¨®n que les brinda la democracia para postular opciones totalitarias. No hay m¨¢s que verles la cara para comprobar que todos sin excepci¨®n se imaginan en puestos de mando.
¡ª Algunos est¨¢n tan convencidos de la trascendencia y necesidad de su causa que no les entra en la cabeza que sus v¨ªctimas tarden tanto en resucitar y venir a darles las gracias.
¡ª La oscuridad es la patria de los feos. Que me lo pregunten a m¨ª, que soy oscuro.
¡ª Lo peor no hace bueno lo malo.
¡ª Los calamares ?son de izquierdas o de derechas? Porque, claro, a nadie con dos dedos de frente se le ocurrir¨ªa pensar que una diferencia tan grande no afecte en mayor o menor medida al sabor.
¡ª Hazles un palacio de m¨¢rmol. Dir¨¢n: un palacio. Hazles un palacio de roca, de madera, incluso de ca?a, y tambi¨¦n dir¨¢n, aunque les guste menos: un palacio. Pero ay de ti como se lo hagas de palabras. Puedes darte con un canto en los dientes si al menos unos cuantos admiten que la construcci¨®n recuerda vagamente una chabola.
¡ª Los libros ?c¨®mo van a cambiar la realidad si la realidad no lee libros?
¡ª En resumen, los hombres crearon a Dios con el noble y pr¨¢ctico fin de que a continuaci¨®n Dios los creara a ellos.
¡ª Saber que de sus libros se vender¨¢n a lo sumo 10, 15, 30 ejemplares, no los disuade de escribir para la inmensa mayor¨ªa.
¡ª Estaba acorralado. Me tuve que alabar en defensa propia.
¡ª Divertirse no es otra cosa que el olvido temporal de la muerte.
¡ª Es autom¨¢tico. Falla el hombre, falla su lenguaje.
¡ª No he conocido a nadie que odiara con elegancia.
¡ª Uno muere bastante, incluso muere mucho, cuando se muere. Con eso y todo, se dir¨ªa que la muerte definitiva no le sobreviene hasta que, pasados los a?os, se muere la ¨²ltima persona que lo conoci¨®.
¡ª No recuerdo haber hablado de la infancia cuando era ni?o. Se conoce que entend¨ªa poco de la materia.
¡ª Las crisis, en arte, no son m¨¢s que la tierra quemada que dejaron los genios a su paso.
¡ª Yo s¨®lo le dispar¨¦. Luego, lo de morirse, ya fue cosa suya.
¡ª Atribuyo al conocimiento y la formaci¨®n cultural la propiedad de hacer superfluos a los l¨ªderes.
¡ª Envejecemos para que otros puedan pasar de la infancia a la juventud y de esta a la madurez. Se podr¨ªa decir que envejecer no es sino hacer sitio a los que vienen por detr¨¢s.
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