Legado de ruido, poes¨ªa y disidencia
Cumplidos cincuenta a?os, cabe afirmar que The Velvet Underground & Nico, aquel ¨¢lbum de f¨¢lica portada firmada por Andy Warhol, quiz¨¢s sea la grabaci¨®n m¨¢s influyente de la historia del rock tal y como ha ido desarroll¨¢ndose desde los 70. Que fuese ignorado por p¨²blico y cr¨ªtica lo conden¨® a la periferia del pop, pero muy pronto gravitar¨ªa lentamente hacia el centro para incidir en las consecutivas oleadas de m¨²sicos posteriores al punk. Empezando por un joven David Bowie, el primero que versiona sus canciones, y hasta el actual rock alternativo.
El canon destaca al Bob Dylan de Highway 61 Revisited, publicado el verano de 1965, y fue precisamente una amiga de su s¨¦quito, en la primera visita a Reino Unido del bardo, quien distribuye una cinta con el esbozado cancionero Velvet. Esta llega a o¨ªdos de Brian Epstein y los Beatles, que con Sgt. Pepper¡¯s planean producir una obra compacta y seria. Empiezan a grabarlo en noviembre de 1966, cuando The Velvet Underground & Nico, cuya densidad y riesgo dejan Sgt. Pepper¡¯s en simp¨¢tico pastiche, est¨¢ enlatado desde mayo. Las circunstancias hacen que tarde un a?o en ver la luz y pierda su oportunidad.
Producto de personalidades antag¨®nicas ¡ªLou Reed, cantautor, y John Cale, experimentalista¡ª y del choque de mundos opuestos ¡ªrock¡¯n¡¯roll y vanguardia, melod¨ªa y cacofon¨ªa¡ª la banda neoyorquina reniega del rhythm and blues para edificar una nueva estructura que acoja tanto el acervo de la m¨²sica norteamericana como la tradici¨®n europea, presente en la educaci¨®n cl¨¢sica del gal¨¦s Cale y la grave voz de la alemana Nico. La original percusi¨®n de Maureen Tucker, cuyo minimalismo sigue vigente, el ¨¢spero o l¨ªrico roce de las guitarras de Reed y Sterling Morrison, la chirriante viola de Cale, activan el verdadero reinicio del rock.
Aquel ¨¢lbum que conjuraba un insalubre entorno urbanita y negaba la utop¨ªa hippy, retrat¨® aviesamente a una sociedad convulsa que se debat¨ªa entre el horror de Vietnam y las revueltas raciales. Su repertorio iba de la dulzura a la distorsi¨®n, de las drogas duras (I¡¯m Waiting for the Man) al romanticismo puro (I¡¯ll Be Your Mirror) y su reverso en los celos (Femme Fatale) o el sadomasoquismo (Venus in Furs). Siempre con voluntad transgresora y po¨¦tica.
Hasta ese momento, el rock hab¨ªa sido algo mundano. Estas canciones anunciaban con m¨®rbida fascinaci¨®n que pod¨ªa ser un arte tan inclusivo y hondamente concernido por las contradicciones de lo humano como una novela o una pel¨ªcula. Por eso los Velvet son objeto de exposiciones: la primera en 1990, parte de una integral de Warhol en Par¨ªs, con la presencia del cuarteto original, que interpret¨® su himno Heroin como si no hubiesen pasado las d¨¦cadas. Hoy sigue sonando igual de revolucionaria.
Babelia
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