Un ¡®marron glac¨¦¡¯ relleno de agujas
Pau Carri¨® convierte 'Hamlet' en una pieza de c¨¢mara para septeto. Talento no falta pero hay unos cuantos desniveles que ajustar
No es novedad decir que Hamlet es uno de los cl¨¢sicos m¨¢s endiablados que existen: cuesta acertar con los indispensables cortes y combinar los tonos y engranajes de ese vendaval de locura y muerte ba?ado en humor negro, como un marron glac¨¦ relleno de agujas y gusanos. Pau Carri¨®, que dirige y firma la versi¨®n en el Lliure de Gr¨¤cia, casi lo ha convertido en una pieza de c¨¢mara para septeto: talento no falta, pero hay unos cuantos desniveles por ajustar.
¡°Estoy solo en una caja de piedra¡±, canta Benjamin Clementine (Cornerstone) cuando Hamlet vuelve de Londres, y queda definitivamente clara la met¨¢fora de ese imponente muro que imita el hormig¨®n levantado por el escen¨®grafo Sebasti¨¤ Brosa. Quiz¨¢ busque tambi¨¦n sobriedad y despojamiento para que brille la palabra, y aunque las mamparas se abren al estilo de Richard Peduzzi, el peso y la frialdad que imprimen a la puesta me parecen excesivas. Me convenci¨®, en cambio, la iluminaci¨®n de Raimon Rius, jugando con el crecimiento de la sombra a medida que avanza la funci¨®n y su nudo de conflictos.
Pau Vinyals fue para m¨ª una radiante confirmaci¨®n como el Puck de El somni d¡¯una nit d¡¯estiu montado por Oll¨¦ en el TNC har¨¢ un par de a?os. Aqu¨ª le han marcado un perfil a la contra (gafas, pajarita) que le da a Horacio un aire entre nerd y pisaverde, y abre la funci¨®n diciendo palabras hondas en un tono atiplado, como si ese arranque tuviera algo de par¨®dico. Vinyals posee garra sobrada para hacerse con Horacio y servirlo como lo que todav¨ªa no es: el mejor, el ¨²nico amigo de Hamlet. Luego dobla como un Rosencrantz entre pijo y chulesco, secundado en esa l¨ªnea por el Guil?denstern de Marc Rius, que tambi¨¦n interpreta, con fuerza y naturalidad, a Laertes.
Carri¨® ha optado por presentar a los compa?eros del pr¨ªncipe en clave de farsa. Resultan muy divertidos, aunque se pierden los matices. Cierto que no tardan en traicionarle, pero dir¨ªa que al principio ha de haber m¨¢s calidez y amistad en su comportamiento.
El veterano Xicu Mas¨® sirve un Polonio magistral, dirigido de modo admirable. Sensato, rebosante de verdad, con el toque justo (y conmovedor) de pedanter¨ªa: lo que se dice toda una creaci¨®n. M¨¢s tarde interpreta al enterrador, y lo digo en singular porque aqu¨ª solo hay uno. Esa escena gana en pareja: viendo a Mas¨®, sin embargo, tienes la sensaci¨®n (?raro prodigio!) de que hay dos clowns d¨¢ndose la r¨¦plica.
Pol L¨®pez es Hamlet, Maria Rodr¨ªguez es Ofelia, Eduard Farelo es Claudio y el Espectro, y Rosa Renom dobla tambi¨¦n como Gertrudis y el Primer C¨®mico. Pol L¨®pez es el actual golden boy del teatro catal¨¢n. En pocos a?os ha bordado papel tras papel: entre otros t¨ªtulos, ah¨ª quedan American Buffalo, Ivan i els gossos, Els fer¨¦stecs, Enric V (tambi¨¦n a las ¨®rdenes de Pau Carri¨®) y el descomunal El curi¨®s incident del gos a mitjanit. Exhala una pureza at¨ªpica, que en clave oscura le va de maravilla al personaje. Est¨¢ fant¨¢stico en las tiradas de humor desesperado y relumbra su sinceridad en los mon¨®logos ¡°Si esta carne tan s¨®lida¡±, ¡°Por H¨¦cuba¡± y un sensacional e imperioso ¡°Ser o no ser¡±: convence absolutamente de que no puede esperar ni un segundo m¨¢s para decirlo. No acaba de despegar la primera aparici¨®n del fantasma, sin Bernardo ni Marcelo: solo Horacio y Hamlet ante Eduard Farelo, que comunica muy bien la necesaria mixtura de dolor y terror que ha de provocar el espectro, pero a mi juicio desconciertan la colocaci¨®n de los personajes y sus entradas y salidas.
Por el contrario, est¨¢ ingeniosamente resuelta la escena de los c¨®micos. Al principio me result¨® algo liada, porque Hamlet, con luz de sala, se dirige al p¨²blico como si fueran ellos (o eso me pareci¨® entender), y luego llama por su nombre a Rosa Renom, rog¨¢ndole que recite el pasaje de Pr¨ªamo y Pirro. Poco m¨¢s tarde, la actriz vuelve a ser Gertrudis: secundada por Polonio y Claudio, leen los textos de Batista, Gonzago y Luciano de La ratonera. Claudio abandona entonces la escena, iracundo, y Hamlet, feliz y excitado por la confirmaci¨®n del asesinato, descarga su energ¨ªa bailando a saltos Alors On Danse, de Stromae, y pide (y consigue) las palmas de una audiencia totalmente ganada. Buen remate, muy ¨¤ la Chereau.
Mar¨ªa Rodr¨ªguez es un actriz con gran capacidad emotiva, una mirada que atraviesa y una voz preciosa. Sus intervenciones como Ofelia son fenomenales: cuando le cuenta a Polonio la entrada de Hamlet en su cuarto, en la escena de la locura (perfecta mezcla de dulzura y amenaza) y especialmente en su matizado careo con el pr¨ªncipe, uno de los m¨¢s intensos que he visto: dos amantes que se siguen queriendo y se ven obligados a dejarse; ¨¦l, movido por la furia y la sospecha; ella, empujada por su padre, desolada por el trato brutal que recibe y convencida de que Hamlet ha perdido la cabeza.
Hasta la escena de La ratonera el ritmo es excelente.Todav¨ªa no funcionan del todo, a mi modo de ver, el pasaje de la confesi¨®n, el enfrentamiento con Gertrudis y la pelea del ¨²ltimo acto: escenas importantes, desde luego. Eduard Farelo sirve un Claudio elegante, suavemente tir¨¢nico, con una dicci¨®n excelente, pero creo que no ha alcanzado a¨²n el voltaje necesario en el soliloquio del arrepentimiento y roza la monoton¨ªa. Hay tensi¨®n creciente en el enfrentamiento de Hamlet y Gertrudis, aunque me parece una idea un tanto burda que el hijo finja intentar violarla: creo que el trabajo de Rosa Renom, afinado hasta entonces (y muy bien despu¨¦s, en la narraci¨®n de la muerte de Ofelia) ganar¨ªa sin ese mal trago. Tambi¨¦n me pareci¨® advertir ah¨ª, de nuevo, el ¨²nico punto flaco de Pol L¨®pez: cuando acelera, no vocaliza con la suficiente claridad. Marc Rius da muy bien la rabia de Laertes (le sobra la pistola, ya un clich¨¦). Echo a faltar, por ambos lados, m¨¢s fiereza en la pugna ¨²ltima: quiz¨¢s el uniforme y las m¨¢scaras de esgrima resten peligro a los duelistas. Est¨¢n agotadas las entradas (?enhorabuena!) y el p¨²blico del Lliure de Gr¨¤cia aplaude larga y merecidamente a los int¨¦rpretes. Una petici¨®n: siempre (o casi siempre) da gusto ver Hamlet, pero hay obras de Shakespeare que apenas se montan. ?Para cu¨¢ndo, por ejemplo, Bien est¨¢ lo que bien acaba, Medida por medida o Cimbelino? ?
Hamlet,?de William Shakespeare. Direcci¨®n: Pau Carri¨®. Int¨¦rpretes: Eduard Farelo, Pol L¨®pez, Xicu Mas¨®, Rosa Renom, Marc Rius, Maria Rodr¨ªguez, Pau Vinyals. Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 17 de abril.
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