El vicio de las revistas
Cada vez se viaja menos en esta profesi¨®n. Cuidado: se trata de una constataci¨®n, no de un lamento. Personalmente, echo de menos las oportunidades para la caza y captura de revistas por otros pa¨ªses. Reconozco ser adicto a las revistas. As¨ª, en general. Hasta cierto punto, da lo mismo el tema o el idioma. Lo esencial es su promesa: un equipo de redactores, fot¨®grafos, dibujantes, maquetistas han colaborado para crear algo duradero. Se agradece la belleza formal; tambi¨¦n importa su tacto y, ya puestos, su olor.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K5VR2IOFVJ2OO7E6XSA7EZLH74.jpg?auth=f7e5730c8a82ce3ef147100f78a2dad1f5c920d427647b221ac56a7ab5a82c00&width=414)
Rectifico: no es necesario un dise?o capaz de ganar premios. Ugly Things luce fea, como anuncia su nombre, pero no me puedo resistir a sus inmersiones en la serie C del pop sesentero. S¨ª tengo prejuicios contra los formatos extravagantes, las muy grandes o las muy peque?as. Tambi¨¦n dudo ante esos tochos donde la publicidad invisibiliza al contenido editorial. En general, prefiero las que cubren subculturas o enfoques que ni siquiera imaginaba que exist¨ªan.
No crean es que un vicio f¨¢cil de satisfacer. En Londres, los newsagents amontonan su producto, hay que pedir ayuda y no se muestran particularmente cordiales. En Nueva York descubr¨ª unos cuchitriles con las paredes tapizadas de t¨ªtulos; el encargado deb¨ªa usar un gancho para bajarte los colgados en lo alto; dif¨ªcil hojear novedades con tranquilidad.
![Portada de 'Ugly Things'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/R2JXXUVHQDVQ2U7ZGUWLIEJ4CU.jpg?auth=a78348b2d73692513e4054c831bad7be6b45b796a3d0b7d5de239404c5321ec1&width=414)
Nueva York tambi¨¦n ofrec¨ªa, oh prodigio, una tienda especializada en libros y revistas musicales. See/Hear era un s¨®tano en el East Village, con un encargado hirsuto fieramente comprometido con las publicaciones independientes, unos objetos llamados fanzines que, parece ser, fueron fagocitados por Internet.
Estoy siendo malvado: puede que su declive fuera anterior a la implantaci¨®n de la Red. La impresionante Compendium Books tambi¨¦n cerr¨® en 2001. Situada en el barrio londinense de Camden, t¨¦cnicamente era una librer¨ªa generalista pero con un gran expositor de publicaciones musicales justo a la entrada. Un ca¨®tico cruce de caminos donde se solapaba la herencia de la contracultura con la pol¨ªtica radical y la resonancia del punk rock. Espect¨¢culo inolvidable fue encontrarse all¨ª en 1988 con Nick Cave firmando su primer libro: ante ¨¦l, una larga cola de enlutados g¨®ticos que soportaban malamente el picante sol de verano.
En general, lo m¨¢s excitante sol¨ªa ser explorar la oferta de revistas en Par¨ªs. Por razones variadas, Francia tiene el mercado m¨¢s din¨¢mico, ¨¢gil para detectar nichos no cubiertos, abierto a propuestas ins¨®litas, tipo publicaciones semestrales o incluso anuales, sin olvidar los n¨²meros extra. Y aprovecho para insertar aqu¨ª una protesta: las delegaciones espa?olas de FNAC bajaron a la categor¨ªa inferior de megastores cuando se elimin¨® su secci¨®n de revistas.
He reservado para el final el lugar que supone la perdici¨®n para los amantes de las revistas. La ruina econ¨®mica y la garant¨ªa de tener problemas con la aerol¨ªnea. Est¨¢ en el centro de ?msterdam y se llama Athenaeum. Un nieuwscentrum donde -una variaci¨®n sobre la dedicaci¨®n de los comerciantes holandeses durante siglos- se esfuerzan por conseguir las revistas m¨¢s hermosas e inteligentes del mundo entero.
![La tienda Athenaeum Nieuwscentrum, en ?msterdam.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5K5XINLD6P4FRQIDFT5XKIZ4CA.jpg?auth=4734e701365767a9f4cbc7b6b0def2c5d72b9a29f9dc3c7a21ec6c9e375f5d99&width=414)
Es el anexo a la librer¨ªa del mismo nombre pero abre temprano. En cierta ocasi¨®n, ten¨ªa el avi¨®n de vuelta al mediod¨ªa y me present¨¦ a primera hora. Todav¨ªa no hab¨ªa amanecido, hac¨ªa un fr¨ªo del carajo y los nativos se amontonaban ante los televisores, instalados incluso en establecimientos bancarios: se celebraba la Elfstedentocht, carrera de patinaje sobre hielo entre ciudades de la provincia de Frisia. Una competici¨®n que solo puede realizarse cuando los canales est¨¢n lo bastante congelados y de ah¨ª la expectaci¨®n (la ¨²ltima, acabo de comprobar, se desarroll¨® en 1997).
Resumiendo: tuve Athenaeum para m¨ª solo. Uno de esos momentos en que me alegr¨¦ de la profesi¨®n de entrevistador volante, con sus horarios apretados. La cosecha fue monumental, tanto como la bronca en el momento de facturar las maletas: no despiertas ninguna simpat¨ªa cuando explicas que, lamentablemente, las revistas pesan mucho, mucho.
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