Las moscas de la escritura
En 'Fruta podrida', estupendo libro de la chilena Lina Meruane, el plano metaf¨®rico se desenvuelve de un modo sostenido, natural y coherente
Zoila, una de las hermanas que protagoniza y narra Fruta podrida, estupendo libro de la chilena Lina Meruane, piensa, dice, tal vez escribe: ¡°Sospecho de sus intenciones y de mi hermana: sus disquisiciones sobre la eficiencia productiva de la empresa, la obsesi¨®n con la perfecta esterilidad de la fruta, con la sanidad del cuerpo propio y ajeno. Me dan ganas de vomitar¡±. Zoila es el cuerpo enfermo y establece una lucha feroz con su hermana, la encarnaci¨®n de la l¨®gica capitalista, la que no est¨¢ dispuesta a que se desbaraten sus inversiones ni en su empresa ni en la salud de su hermana. La hermana mayor se llama Mar¨ªa del Campo.
Pocas veces he le¨ªdo un texto donde el plano metaf¨®rico se desenvuelva de un modo tan sostenido, natural y coherente: las met¨¢foras son una exigencia irrenunciable de la obra. A la vez, Meruane expresa con radical arrebato alguno de los elementos de la ideolog¨ªa invisible de nuestra contemporaneidad; de esa ideolog¨ªa que realmente es el think tank de un capitalismo ¡°filantr¨®pico¡± ¡ªox¨ªmoron¡ª que llevamos impreso en el ADN: la intolerancia al fracaso y, sobre todo, la obsesi¨®n por la salud entendida como poder y producci¨®n, frente a la enfermedad que es desidia, lacra, huelga, dejaci¨®n¡
Zoila y las temporeras de la empresa de Mar¨ªa del Campo se enfrentan a la exterminadora de plagas, que tiene tambi¨¦n un concepto empresarial de la maternidad y en su doble movimiento de exterminio de las moscas y de loca defensa de la vida refleja su vanidad, su deseo de acumulaci¨®n, su falta de piedad. El perfeccionismo contra la enfermedad y las m¨¢culas en la piel de la fruta se plantean como inversiones. Toda esta lucha se escribe en femenino y hay una denuncia del comercio de ¨®rganos, el tr¨¢fico de carne, la ilegalidad de ciertos trasplantes y ciertos experimentos m¨¦dicos que persiguen la rentabilidad m¨¢s que la salud.
¡°Eres pobre porque no te esfuerzas lo suficiente, te mueres porque no te esfuerzas lo suficiente¡¡±, podr¨ªa ser el mantra que Meruane capta con un lenguaje sensorial y violento, marcadamente pol¨ªtico en su opci¨®n l¨ªrica. La escritora se mueve en una ¨®rbita similar a la de voces como la de Olvido Garc¨ªa-Vald¨¦s o Pilar Ad¨®n.
Mientras estaba leyendo Fruta podrida s¨®lo se me ocurr¨ªa un reproche que proviene de mis prejuicios: la descontextualizaci¨®n, ese forzamiento que sit¨²a la escritura en tierra de nadie y hace de cada libro una especie de par¨¢bola universal. Pero Lina Meruane, cuya prosa se resiste a los usos heredados, es una escritora inteligente, autocr¨ªtica, que sabe adelantarse a objeciones: la novela se cierra con otra voz, la de una enfermera. Entonces descubrimos que estamos en Chile y que lo que sucede en Chile ocurre tambi¨¦n en casi cualquier rinc¨®n de nuestro mundo. Ese sitio donde ¡°si contraigo la gripe, me quedo sin sueldo¡±, donde se denuncia a los m¨¦dicos cuando llevan a cabo el caritativo acto de la sedaci¨®n¡ El texto de la enfermera convierte la alta palabra literaria en arma arrojadiza. Me quito el sombrero ante Lina Meruane.
Fruta podrida. Lina Meruane. Eterna Cadencia. Buenos Aires, 2016. 204 p¨¢ginas. 21 euros
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