Una postal desde Etiop¨ªa

Poco sabemos, por lo general, los cin¨¦filos europeos del cine et¨ªope, a pesar de que su producci¨®n cinematogr¨¢fica anual supere el centenar de t¨ªtulos que, eso s¨ª, nutren ¨²nicamente el circuito de consumo interno. Etiop¨ªa cuenta con su propio festival ¨Cque este a?o alcanzar¨¢ su d¨¦cima edici¨®n-, una escuela de formaci¨®n cinematogr¨¢fica ¨Cla Blue Nile-, una asociaci¨®n de productores ¨Cla Ethiopian Film Association- y una agrupaci¨®n ¨Cla Ethiopian Film Initiative- que invierte no poca energ¨ªa en el empe?o de que una nueva ola de cineastas et¨ªopes logre entrar con sus trabajos en el mercado internacional y en el circuito de festivales. Etiop¨ªa es, incluso, la tierra de acogida de uno de los m¨¢s heterodoxos practicantes del llamado otro cine espa?ol, Miguel Llans¨®, autor del largometraje Crumbs, radical ejercicio de una po¨¦tica de la otredad en coproducci¨®n et¨ªope-espa?ola.

Promocionada como la primera producci¨®n et¨ªope seleccionada en el festival de Cannes, donde particip¨® en la secci¨®n Una Cierta Mirada, Efra¨ªn de Yared Zeleke ¨Ccineasta formado en Nueva York y no en la Blue Nile, por cierto- es, as¨ª, la primera pica en Flandes obtenida por el programa oficial Addis to Cannes, desarrollado por la Ethiopian Film Iniciative, pero tambi¨¦n una pel¨ªcula capaz de levantar dudas razonables sobre la distancia entre esta estampa para la exportaci¨®n y la naturaleza del resto de la producci¨®n local. Esta historia de un ni?o que, en compa?¨ªa de su oveja, se ve obligado a desplazarse al hogar de sus t¨ªos tras la muerte de su madre y las inclemencias de la sequ¨ªa en la econom¨ªa familiar tiene algo de funcional pesebre de pintoresquismo para el consumo y seducci¨®n del p¨²blico occidental.

Zeleke envuelve el producto con profesionalidad, pero en su interior parece haber tanta competencia t¨¦cnica como escaso temblor de aut¨¦ntica vida.?Efra¨ªn tiene alma de postal.