Ana, Julio, Gloria y Brian
Candela Pe?a, Pilar Castro, Xavi Mira y Andrew Tarbet bordan Los vecinos de arriba, el brillante debut como autor y director teatral del cineasta Cesc Gay
Que Cesc Gay escribiera una obra como Los vecinos de arriba era solo cuesti¨®n de tiempo: siempre ha tenido olfato para las situaciones, o¨ªdo para los di¨¢logos, mirada para clavar lo real, y una mano excelente para la direcci¨®n de actores. La escena no le resultaba un planeta lejano: su primera pel¨ªcula, Krampack (2000), fue una adaptaci¨®n original y viv¨ªsima de la exitosa comedia de Jordi S¨¢nchez. Y En la ciudad, Ficci¨®n o Una pistola en cada mano, todas ellas firmadas con Tom¨¤s Aragay, su coguionista habitual (y hombre de teatro, por cierto), hubieran sido estupendas funciones.
Els veins de dalt se estren¨® en marzo del a?o pasado en el Romea barcelon¨¦s, con Pere Arquillu¨¦, ?gata Roca, Nora Navas y Jordi Rico, para volver, ante la exitosa acogida, a principios de esta temporada. Tambi¨¦n era cuesti¨®n de tiempo que la versi¨®n castellana, con otro reparto y de nuevo a las ¨®rdenes del propio Cesc Gay, llegara a Madrid, donde se est¨¢ representando en La Latina, con proa a una larga gira por Espa?a. Su asunto podr¨ªa resumirse en una frase: una pareja irrumpe en la vida de un matrimonio ag¨®nico para poner patas arriba su existencia. A los de mi quinta eso les sonar¨¢ a las pel¨ªculas con swingin¡¯ couples de los setenta, como Bob, Carol, Ted y Alice, de Paul Mazurski; otros, inevitablemente, pensar¨¢n en Yasmina Reza, porque estamos ante una comedia inteligente, muy bien armada, llena de r¨¦plicas brillantes y divertidas, y con un trasfondo amargo que en cualquier momento puede virar hacia la tragedia. Comedia ¡°a la francesa¡±, desde luego, y para m¨ª m¨¢s cercana a los trabajos de Agnes Jaoui y Jean-Pierre Bacri.
Es una comedia inteligente y llena de r¨¦plicas brillantes sobre la irrupci¨®n de una pareja en la vida de un matrimonio ag¨®nico
Cesc Gay juega con el patr¨®n evidente de Qui¨¦n teme a Virginia Woolf, pero con una diferencia notoria: en la obra de Albee hay una pareja que se despedaza y otra que ejerce de p¨²blico (y recibe m¨¢s de un testarazo), mientras que en Los vecinos de arriba el humor viaja hacia la luz, y los visitantes parecen llovidos del cielo para airear la casa y ofrecer una v¨ªa de escape a la maltrecha protagonista.
Yo ten¨ªa muchas ganas de volver a ver la funci¨®n y, sobre todo, de asistir al debut esc¨¦nico en clave de comedia de una actriz tan natural y tan visceral como Candela Pe?a (que, por cierto, ya hab¨ªa trabajado con Cesc Gay en un episodio de Una pistola en cada mano). Su rol en Los vecinos de arriba estaba escrito a la medida de ?gata Roca, la compa?era del autor, pero aunque parezcan muy distintas, Pe?a tiene una delicadeza similar, y un gran talento para combinar fragilidad y ferocidad: vi¨¦ndola en La Latina me record¨® a una joven Amparo Bar¨®.
Ana est¨¢ casada con un hombre que ya no es el que una vez am¨®. Los anhelos de ambos quedan lejos, y a ella le falta muy poco para venirse abajo. Hundida bajo varias capas de sombra, su ¨²nica pasi¨®n parece ser ese piso reci¨¦n remodelado, con todo reluciente y en su sitio, pero solo habitado por los fantasmas de ambos, como en Is this what you wanted?, aquella desolada canci¨®n de Cohen. El p¨²blico adora a los personajes que crecen y cambian, y Candela Pe?a se lo sirve en bandeja: rebosa encanto, dibuja de maravilla a esa sumisa que de repente descubre una posibilidad de rebeli¨®n, y desata la risa porque no la busca, no la fuerza en ning¨²n momento. Xavi Mira no tiene el peso imponente ni el colmillo retorcido de Pere Arquillu¨¦, as¨ª que trabaja, con otro metr¨®nomo y una ligereza casi de bailar¨ªn, la amargura, el autoritarismo y el sarcasmo del marido. Y la tensi¨®n creciente, la amenaza al borde del estallido. Hay una cierta tendencia a subrayar un poco las voleas, pero muestra con sutileza la evoluci¨®n de Julio, la p¨¦rdida de sus asideros, el descubrimiento de lo que Ana lleva tanto tiempo pidi¨¦ndole a gritos silenciosos.
Me gust¨®, en la funci¨®n del Romea, que la pareja visitante, a cargo de Jordi Rico (Salva) y Nora Navas (Laura), estuviera dibujada con naturalidad y afecto, libre de t¨®picos, esquivando clich¨¦s neo-hippies como palanca humor¨ªstica. En La Latina, con el cambio de reparto, ese feliz aspecto se ha reforzado. Andrew Tarbet, americano de Buffalo, entr¨® har¨¢ unos a?os en la compa?¨ªa de Julio Manrique y a sus ¨®rdenes interpret¨® Cosas que dec¨ªamos ayer, de Neil LaBute; Luz de guardia, del propio Manrique, y La partida, de Patrick Marber. Tambi¨¦n protagoniz¨®, me acuerdo ahora, Nada volver¨¢ a ser como antes (2012), un vodevil agridulce de Carol L¨®pez, con dos parejas, que tiene puntos en com¨²n con Los vecinos de arriba.
No es frecuente que un int¨¦rprete se abra camino y se afiance en una escena extranjera, pero me parece a¨²n m¨¢s admirable el nuevo perfil de su personaje, que Cesc Gay ha ajustado y ¨¦l ha hecho absolutamente suyo. Salva es ahora un bombero canadiense llamado Brian que vive en Madrid, y Tarbet lo encarna con una frescura y una viveza enormes: la ¡°extranjer¨ªa¡± permite que sus preguntas, a veces un poco abruptas en el original, broten ahora con una estupenda mezcla de inocencia y descaro.
Pe?a tiene un gran talento para combinar fragilidad y ferocidad: vi¨¦ndola en La Latina me record¨® a una joven Amparo Bar¨®
A Pilar Castro la vi por primera vez como madre terrible y leoparda en El inspector, de Miguel del Arco. Aqu¨ª hace gala de la misma vis c¨®mica pero con colores radicalmente distintos: Gloria, psic¨®loga, amante, como Brian, del sexo libre y las camas redondas, llega a lomos de una dulzura y una luminosidad muy sugestivas, y la qu¨ªmica con Tarbet es perfecta.
Las grandes bazas de la puesta son la gracia y velocidad de las r¨¦plicas, que dibujan a los personajes con pinceladas r¨¢pidas y certeras, y los cambios de tono, alternando el vendaval de farsa con la melancol¨ªa tormentosa de la pareja ¡°de abajo¡±. Escrib¨ª en su d¨ªa que en el montaje barcelon¨¦s chirriaba un poco la improvisada terapia del ¨²ltimo tercio. En la Latina se ha ajustado y, pese a resultar todav¨ªa algo artificioso, fluye mucho mejor. El final, abierto y ambiguo, sigue teniendo una inteligente doble lectura. Vi Los vecinos de arriba un domingo por la tarde, con un p¨²blico entregad¨ªsimo que, cosa inusual, respond¨ªa con aplausos a las frases m¨¢s ocurrentes. ?Qu¨¦ gusto, qu¨¦ alegr¨ªa cuando pasa eso! Funci¨®n a toda m¨¢quina, pues, con larga vida por delante.
Los vecinos de arriba, de Cesc Gay. Director: Cesc Gay. Teatro La Latina (Madrid). Int¨¦rpretes: Candela Pe?a, Pilar Castro, Xavi Mira, Andrew Tarbet. Sin fecha de salida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.