¡°El kabuki cuenta historias sobre la vida cotidiana¡±
Yajuro Bando, decimosexta generaci¨®n de una familia de actores japoneses, explica su arte antes de presentar una obra en Madrid
Yajuro Bando, quien acaba de cumplir 60 a?os, representa la decimosexta generaci¨®n de actores de kabuki, el teatro tradicional y popular japon¨¦s interpretado solo por hombres. Lo es tambi¨¦n su hijo, que le acompa?ar¨¢ en una representaci¨®n en Madrid, los pr¨®ximos s¨¢bado y domingo (Teatro Francisco de Rojas, C¨ªrculo de Bellas Artes). EL PA?S convers¨® recientemente con ¨¦l en Tokio, tras una representaci¨®n en el famoso Teatro Kabukiza, renovado por dentro pero que conserva todo su clasicismo por fuera, y sigue generando entusiasmo.
En Madrid, donde estuvo 30 a?os atr¨¢s, la representaci¨®n empezar¨¢ primero con un baile. Luego Bando dar¨¢ una conferencia para explicar lo que es el kabuki a una audiencia no hecha a este arte y, a continuaci¨®n, se representar¨¢ una obra.
Este es un tipo de teatro que empez¨® 400 a?os atr¨¢s en la era Edo, con hombres y mujeres como actores. Pero pronto el Gobierno de la ¨¦poca lo limit¨® solo a varones, porque a menudo en las obras hab¨ªa que sacar una espada o hacer cosas que las autoridades consideraron impropias para que las representaran mujeres, y adem¨¢s reflejaban a menudo esc¨¢ndalos que estaban en boca de todos. Por cierto, algo similar en la misma ¨¦poca, la de Shakespeare y de Cervantes, ocurri¨® en Europa, con varones interpretando siempre sobre el escenario a los personajes femeninos.
Aunque ahora hay en Jap¨®n un teatro interpretado solo por mujeres, esa tradici¨®n se ha mantenido en el kabuki. ¡°Algunas obras son de hace cuatro siglos, pero son tambi¨¦n para nuestra ¨¦poca; intentan adaptarse a los tiempos modernos¡±, indica Bando, irreconocible sin su maquillaje blanco y su peculiar peinado, aunque en la obra de la que sal¨ªa representaba un personaje masculino. En Madrid, har¨¢ uno femenino, indica.
Cuando estos actores representan a mujeres resultan muy femeninos, en su voz ¡ªesencial¡ª y tambi¨¦n en sus gestos. No se trata para nada de travest¨ªs, ni de copias de una mujer; es algo diferente. Tampoco de ser payasos, aunque algo en com¨²n tienen en su forma de maquillarse.
Si bien, como se?alaba el fil¨®sofo franc¨¦s Roland Barthes, en su reflexi¨®n sobre Jap¨®n como ¡°imperio de los signos¡±, en el kabuki, a diferencia de los payasos, el maquillaje no intenta ¡°desnaturalizar la carnaci¨®n o caricaturizarla¡±, sino todo lo contrario.
Barthes, al escribir sobre el kabuki, comentaba que la cara del actor ¡°no est¨¢ pintada sino escrita¡±, una reflexi¨®n que interesa a Yahuro Bando. ¡°La cara es solamente la cosa a escribir¡±, consideraba el pensador franc¨¦s. El actor, se?alaba, ¡°en su cara no juega a ser mujer, no la copia, sino que la significa¡±.
En la ¨®pera china tambi¨¦n se maquillan de blanco, dice Bando, pero de una forma muy diferente. ¡°Nosotros usamos un maquillaje muy especial¡±. ?A qu¨¦ le da m¨¢s importancia, a la expresi¨®n o a la voz? ¡°Depende de la obra¡±, responde. ¡°En esta en Madrid vamos a poner el ¨¦nfasis en lo que se ve. En otras en lo que se dice. Pero la expresi¨®n oral es muy importante. Y los textos pueden estar cargados de iron¨ªa¡±.
Relaciones humanas
Las obras abordan, a menudo con profundidad, relaciones humanas, como en general en todo teatro. Es un teatro de hecho popular, frente al m¨¢s l¨ªrico. Muchas de las obras de kabuki, como la que se va a representar en Madrid tratan sobre prostitutas profesionales, sobre clientes que se enamoran de ellas, representadas por actores masculinos maquillados. Aunque tambi¨¦n presente, no es un tema tan habitual en el teatro europeo. ¡°Es parte de nuestra cultura¡±, comenta Bando, y muchas historias se inspiran en noticias reales, recuerda.
?Es el secreto del kabuki la emotividad que transmite? ¡°Es muy dif¨ªcil explicarlo¡±, se?ala, pero ¡°no vemos grandes diferencias con otro tipo de representaciones como la ¨®pera o el teatro. Cuando empez¨® el kabuki, al borde del r¨ªo, no hab¨ªa ni iluminaci¨®n ni altavoces, por lo que hab¨ªa que hablar, declamar, lentamente y fuerte, y hacer que el maquillaje blanco resaltara los ojos o la boca. Que se vieran bien. De ah¨ª tambi¨¦n las grandes pelucas, Pero son historias sobre la vida cotidiana¡±.
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