Lee un cap¨ªtulo de ¡®Aquiles o El guerrillero y el asesino¡¯, de Carlos Fuentes
La novela p¨®stuma del autor mexicano, sobre Carlos Pizarro, l¨ªder del movimiento guerrillero colombiano M-19, saldr¨¢ este jueves 19 de mayo
10
Fue cuando el otro padre, el padre de ellos, el almirante, fue a sacarlos de la universidad jesuita, nada m¨¢s le dijo al padre Filop¨¢ter:
¡ªYo le entregu¨¦ a cuatro muchachos cat¨®licos, apost¨®licos y romanos, y usted me ha devuelto a mi casa a cuatro comunistas.
Se miraron directamente, el pap¨¢ y sus cuatro hijos varones, sin pesta?ear, sin entenderse entre s¨ª, sin saber en realidad, ni ellos ni ¨¦l, c¨®mo las ense?anzas del padre jesuita se convirtieron en convicciones marxistas, c¨®mo al aplicar las ideas aprendidas en la escuela cat¨®lica a la realidad del mundo extramuros, cada art¨ªculo de fe religiosa se iba convirtiendo en art¨ªculo de fe pol¨ªtica, la rebeld¨ªa encauzada en un partido de los pobres, el bien com¨²n pero guiado por un l¨ªder m¨¢ximo, la salvaci¨®n dentro del partido, la necesidad del jefe y el partido para lograr la justicia, la salvaci¨®n...
¡ªPero ?c¨®mo es posible que t¨², un hijo m¨ªo, un muchacho decente...?
¡ªLo que t¨² nos ense?aste, pap¨¢...
¡ªYo no te ense?¨¦ nada de esto, yo no pude ense?ar...
¡ªT¨² y mi mam¨¢ nos educaron en esos ideales. Hoy tu hijo se rebela contra la injusticia social.
¡ª?Qui¨¦n nos manda, eso nos dices a tu madre y a m¨ª? ?Qui¨¦n nos manda haberlos educado bien?
¡ªMuy bien. Voy a ayudar a crear una izquierda democr¨¢tica en este pa¨ªs. La ¨¦lite colombiana no ha cumplido con su deber. Nos ha dejado sin opciones.
¡ª?Matar, ¨¦sa va a ser tu opci¨®n? ?Qu¨¦ infantil!
¡ªNo me juzgues, padre.
¡ªT¨² me juzgas a m¨ª. No seas injusto.
¡ªNo, juzgo a tu clase, a tus partidos, la mam¨¢ liberal, t¨² conservador, no sirve de nada. No nos han dejado m¨¢s opci¨®n.
¡ªMejor estudia y prep¨¢rate ¡ªdijo vencido de antemano, lo sab¨ªa, el padre.
¡ª?Por qu¨¦ en este pa¨ªs toda protesta ciudadana es subversiva? ?Por qu¨¦ nadie sabe darles salida pol¨ªtica a los conflictos? ?Hay que ahogar los problemas, no es necesario abrirse y darles canales?
¡ªClaro que s¨ª. Por eso no entiendo tu decisi¨®n. No la entiendo, hijo. La guerrilla siempre estar¨¢ all¨ª, esper¨¢ndote. Ed¨²cate primero...
¡ªUstedes han convertido la guerrilla en una parte necesaria de nuestra educaci¨®n. D¨¦jame pasar esa prueba.
¡ªNo rompas tu propia cadena evolutiva. Ten paciencia, hijo, piensa m¨¢s; todo evoluciona, somos parte del universo, todo cambia y cambia caminando hacia el esp¨ªritu. No tuerzas el camino espiritual, no mates...
¡ªQue no me maten a m¨ª, es lo que te importa. Gracias.
¡ªNada ha llegado a su fin, nadie ha dicho su ¨²ltima palabra. Mira lo que dice el padre Teilhard, hay un Cristo c¨®smico que nos espera, en el cual la humanidad entera se congrega, y la materia se vuelve esp¨ªritu...
¡ªVoy a contribuir a eso, no te preocupes.
¡ª?Matando?
¡ªCreando una sociedad mejor.
¡ªSiempre habr¨¢ sociedad y siempre habr¨¢ injusticias. Incluso en la sociedad que t¨² y tus amigos hagan.
¡ªEntonces luchar¨¦ contra las injusticias que yo mismo cree o no sepa impedir, pap¨¢. Y espero que mis hijos hagan lo mismo.
¡ªNo mates. Por favor. No mates. R¨ªete de todo lo que te pido, ll¨¢mame cobarde, anticuado, pero toma en serio esto: no mates.
¡ªEres militar, con respeto te lo digo, ?c¨®mo te atreves...?
¡ªC¨®mo te atreves t¨², pendejo, malagradecido, inconsciente...
¡ªAraujo merec¨ªa la muerte.
¡ªEso es terrorismo, es anarqu¨ªa, es confusi¨®n. Era mi amigo. ?Por eso lo hiciste, para ofenderme, como s¨ªmbolo de tu independencia, qu¨¦?
¡ªNo fue el ¨²nico. Un l¨ªder obrero que traicion¨® a los trabajadores. El gerente de una empresa norteamericana. El embajador de Somoza. Secuestrados, pero liberados si nos pagan el rescate para comprar armas.
¡ªNo te quedes corto. Asaltos, robos de armas, robos de bancos... No te arrepientas un d¨ªa de haber escogido una vida indigna de nuestras esperanzas.
No todos los hermanos est¨¢n de acuerdo. No todos los hermanos estuvieron de acuerdo. El segundo le dio la raz¨®n al padre, hab¨ªa que luchar por esa evoluci¨®n en la que el viejo cre¨ªa, hab¨ªa que agradecerle al padre que leyera seriamente, espiritualmente, en el seno de un hogar lleno de valores distintos pero buenos, hermano, en eso estar¨¢s de acuerdo, aqu¨ª en esta familia nadie tiene ideas odiosas. Aleg¨® que todos eran parte de una cultura cat¨®lica, del esp¨ªritu, y ten¨ªa miedo de que la ¨¦poca, carajo, la moda y dos veces carajo, las injusticias y crueldades de la Iglesia misma los llevasen a trasladar los dogmas eclesi¨¢sticos a los dogmas marxistas. No, dijo el tercer hermano, Aquiles tiene raz¨®n, los partidos nos han dejado sin m¨¢s salida que la guerrilla, no es posible seguir de fraude en fraude electoral, ?hasta cu¨¢ndo se le va a extender cr¨¦dito a un sistema que nunca lo ha merecido? ?Corrupci¨®n e impunidad para siempre? No, hace falta un hasta aqu¨ª, pero yo s¨ª tendr¨ªa cuidado de que la guerrilla no pierda la libertad, hermanos, que no se rebele contra el autoritarismo y acabe creando su propio autoritarismo y justific¨¢ndolo como el padre Filop¨¢ter para obtener el bien com¨²n.
¡ªHemos vivido en un hogar lleno de valores distintos pero buenos ¡ªrepiti¨® el segundo hermano¡ª. En eso debemos estar todos de acuerdo; aqu¨ª en esta familia nadie tiene ideas odiosas...
¡ªA la hermana de nuestro compa?ero Gal¨¢n, s¨®lo por la sospecha de haberles dado refugio a los guerrilleros en su finca, la violaron primero, le exigieron que confesara su pasado izquierdista, ella dijo que la ¨²nica izquierda que conoc¨ªa era su propia mano, entonces se la cortaron, le metieron su propia mano cortada por la vagina, la dejaron desangrarse y Araujo todav¨ªa se la cogi¨®, alternando la mano cortada y su propia verga, mientras agonizaba, dici¨¦ndole a la oreja: ahora s¨ª, mona, ahora s¨ª vas a irte al cielo pero habiendo gozado a un macho de verdad, ahora s¨ª que tienes un pasado izquierdista, pero yo te doy un futuro derechista, mu¨¦rete pensando que un general te dio tu ¨²ltimo placer...
No orden¨® este crimen. No sucedi¨® sin que ¨¦l se enterara. Lo cometi¨® ¨¦l mismo. Y luego vino a sentarse a casa de ellos, de los cuatro hermanos, a hablar con los padres de perros y viajes y bailes y el honor del instituto armado.
Todos le dieron su apoyo a Aquiles. La hermana los escuch¨® desde la puerta y entr¨® llorando, abraz¨® a Aquiles y le dijo que ella tambi¨¦n, yo tambi¨¦n...
?Aqu¨ª nosotros decidimos qui¨¦n es o no es comunista ?, le dijo Araujo a la muchacha muerta.
¡ªQue nos llamen lo que quieran. Estamos contigo. Te seguimos a donde vayas ¡ªle dijeron sus hermanos el d¨ªa que Aquiles le dio un tiro en la cabeza al general Araujo.
Babelia
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