Chueca y Varverde, molestia aparte
Miguel del Arco prensenta la zarzuela '?C¨®mo est¨¢ Madriz!'
Chueca y su inseparable Valverde sobrevuelan el imaginario de la zarzuela espa?ola. Sus dos revistas fundacionales del g¨¦nero, La Gran V¨ªa (1886) y El a?o pasado por agua (1889), siguen siendo monumentos madrile?os por su m¨²sica y antiguallas por su texto. ?Qu¨¦ hacer? El Teatro de la Zarzuela madrile?o se lo plantea casi cada d¨¦cada.
Miguel del Arco, respetada figura teatral y coleccionista de premios Max, ha aceptado el reto: la fusi¨®n de las dos joyas del g¨¦nero chico, y lo ha presentado con el t¨ªtulo ?C¨®mo est¨¢ Madriz! Pone en escena a un chavalote de nuestros d¨ªas que, agobiado por las molestias de la ciudad, sue?a que se traslada a esos finales del siglo XIX madrile?o. Y all¨ª se combinan gracias y ocurrencias claramente inspiradas en las originales, pero con toda clase de gui?os a su actual vigencia.
?C¨®mo est¨¢ Madriz!
M¨²sica de Federico Chueca y Joaqu¨ªn Valverde. Versi¨®n esc¨¦nica de Miguel del Arco. Basada en La Gran V¨ªa y El a?o pasado por agua. Direcci¨®n musical: Jos¨¦ Mar¨ªa Moreno. Direcci¨®n de escena: Miguel del Arco. Reparto: Paco Le¨®n, Mar¨ªa Rey-Joly, Amelia Font, Luis Cansino, ?ngel Ruiz, Carlos Crooke, Pedro Quiralte¡
Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de la Zarzuela. Del 20 de mayo al 12 de junio. Teatro de la Zarzuela.
Hasta aqu¨ª, todo normal, pero Del Arco se ¡°viene arriba¡± y no sabe o no quiere parar la m¨¢quina, el teatro lo inunda todo hasta llegar a la hipertrofia. La riada de chistes se encadena y termina por comerse casi la m¨²sica, y si la reiteraci¨®n y la previsibilidad del humor zarzuel¨ªstico manten¨ªan un equilibrio razonable en esa hora de duraci¨®n que le asignaba el g¨¦nero chico, se terminan haciendo plomizos en un espect¨¢culo de dos horas y media (descanso aparte). Se a?ade a la molestia que el humor del primer acto deja paso, en el segundo acto, a un vaiv¨¦n entre gracietas y sentencias que, adem¨¢s de pesar, le terminan aromatizando con un toque ¡°reaccionario¡±, quiz¨¢ no deseado, pero inevitable si se repite en broma y en serio ese sonsonete reducible a que ¡°Espa?a no tiene soluci¨®n¡±.
A la fiesta de la palabra se unen adem¨¢s intelectuales del 98 y hasta Barbieri, que presta uno de sus n¨²meros m¨¢s c¨¦lebres de El barberillo de Lavapi¨¦s, a la par que se constata que la selecci¨®n de las dos zarzuelas de origen, las de Chueca y Valverde, se reducen. En suma, todo termina en el conocido esquema de la antolog¨ªa de la zarzuela, concepto que transpira la desconfianza hacia el g¨¦nero de nuestros d¨ªas.
Sin embargo, los mimbres del espect¨¢culo son excelentes. Del Arco, que se indigesta con el concepto, dirige las complejas y nutridas escenas con maestr¨ªa. El reparto va de lo notable a lo magn¨ªfico. El conocido actor Paco Le¨®n se bate haciendo honor a su apellido interpretando al so?ador. En el apartado vocal, Amelia Font alcanza el sobresaliente en su escena de Do?a Virtudes (La Gran V¨ªa). Mar¨ªa Rey-Joly lidia con una tesitura vocal algo descolocada a su registro, est¨¢ sobrada de recursos para repartir gracia y tron¨ªo. Luis Cansino se lleva la peor parte con un Caballero de Gracia algo desva¨ªdo. Los tres ratas, ?ngel Ruiz, Carlos Crooke y Pedro Quiralte, se manejan bien y, en general, el muy extenso reparto mantiene un nivel alto. Menci¨®n aparte se la lleva el Coro y la Orquesta, bien llevados por Jos¨¦ Mar¨ªa Moreno.
En realidad, lo que m¨¢s desespera de este espect¨¢culo es que es muy bueno de resultado esc¨¦nico, grato de ver y escuchar y ambiciosos, pero al que le sobran muchos, pero muchos minutos de textos teatrales y no le vendr¨ªan mal algunos n¨²meros musicales m¨¢s de los dos gigantes de nuestro g¨¦nero chico, Chueca y Valverde.
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