El profeta castigado por Dios
La poes¨ªa reunida de Stefan George retrata al ¨ªdolo de los indignados con la Gran Guerra
Un giro imprevisto del destino llev¨® a Stefan George, el hombre que aspiraba a vivir un ¡°instante eterno¡± al margen de su ¨¦poca, a ver en 1933 c¨®mo su sexag¨¦simo quinto cumplea?os era celebrado oficialmente por el Partido Nacionalsocialista y ?Joseph Goebbels le ofrec¨ªa la direcci¨®n de la Academia de Poes¨ªa. Goebbels hab¨ªa sido introducido a su obra por Friedrich Gundolf, un profesor jud¨ªo de la Universidad de Heidelberg, pero esta no es la ¨²nica contradicci¨®n de la historia: pese a ser considerado un reaccionario y un profeta del nacionalsocialismo (en no menor medida por su exigencia de un l¨ªder fuerte y de la germanizaci¨®n de Alemania), George no acept¨® la propuesta y se mantuvo alejado de las celebraciones. A?os despu¨¦s, Gundolf definir¨ªa su obra como el ¡°renacimiento de la poes¨ªa y la lengua alemanas¡±; Theodor Adorno y Georg Luk¨¢cs ver¨ªan en ella, por el contrario, una manifestaci¨®n de la alienaci¨®n del sujeto moderno, y Gottfried Benn, Paul Zech y Paul Celan admitir¨ªan su magisterio, pero antes George escap¨® a Suiza. ¡°Si Dios alguna vez castig¨® a un profeta porque sus profec¨ªas se cumplieran, ¨¦se fue ¨¦l¡±, afirm¨® Walter Benjamin: muri¨® en Locarno en diciembre de 1933.
George hab¨ªa demostrado desde adolescente un inter¨¦s excluyente en la literatura, un talento inusual para las lenguas (aprendi¨® una decena de manera autodidacta) y un rechazo al ejercicio de cualquier profesi¨®n. En un viaje a Par¨ªs a los 20 a?os de edad conoci¨® a Paul Verlaine y a St¨¦phane Mallarm¨¦, quienes, al hilo de la obra cr¨ªtica de Edgar Allan Poe que Charles Baudelaire hab¨ªa introducido en Francia en a?os anteriores, sosten¨ªan que la poes¨ªa deb¨ªa carecer de prop¨®sito, tener como ¨²nico objeto el lenguaje y dar la espalda a los hechos de su ¨¦poca.
Resultado de esta visi¨®n de un ¡°arte por el arte mismo¡± fueron los primeros libros del autor (inusuales en su intensidad emocional y rigor formal) y la creaci¨®n en 1892 de Bl?tter f¨¹r die Kunst, la publicaci¨®n en torno a la cual se conformar¨ªa su c¨ªrculo de admiradores. El c¨ªrcu?lo supuso la realizaci¨®n de la que fue su ¨²nica utop¨ªa pol¨ªtica, al margen de las interpretaciones nacionalsocialistas: una visi¨®n aristocr¨¢tica y esteticista de la vida defendida por un peque?o grupo de j¨®venes (Hugo von Hofmannsthal, Ernst Kantorowicz y el ya mencionado Gundolf, entre otros) reunidos en torno a un homoerotismo plat¨®nico y a la admiraci¨®n por la obra del poeta.
La conformaci¨®n del c¨ªrculo llev¨® al aumento del didactismo en la poes¨ªa de George, en un primer movimiento de apertura que, sin embargo, se limit¨® a los ac¨®litos. Estos imitaban los temas del maestro y sus manierismos (un tratamiento heterodoxo de las may¨²sculas y los signos de puntuaci¨®n, el predominio de un uso elevado de la lengua, el rechazo a g¨¦neros considerados prosaicos como el drama y la narrativa, etc¨¦tera) e incluso no presentaban obst¨¢culos a la publicaci¨®n de sus poemas de forma an¨®nima o con la firma de George. Al menos a partir de El tapiz de la vida (1899), el poeta desarroll¨® para ellos una doctrina de ribetes esot¨¦ricos que alcanz¨® su punto m¨¢s ¨¢lgido con la muerte de uno de los miembros del c¨ªrculo, un joven de 14 a?os al que George dedic¨® Maximin (1906), en el que lo presentaba como una divinidad de la que el poeta era, a la vez, profeta y disc¨ªpulo.
Fue el primero que, contraviniendo la euforia reinante, anunci¨® en 1917 la derrota alemana en su poema La guerra
Al tiempo que su obra se desprend¨ªa de las constricciones formales que lo hab¨ªan caracterizado y adquir¨ªa tintes mesi¨¢nicos, su poes¨ªa se adher¨ªa m¨¢s y m¨¢s, en un segundo movimiento de apertura, a un clima social de fin de ¨¦poca que tendr¨ªa su plasmaci¨®n m¨¢s tr¨¢gica y evidente en el estallido de la I?Guerra Mundial: George fue el primero que, contraviniendo la euforia reinante, anunci¨® la derrota alemana en su poema La guerra, de 1917: ¡°Jubilar no es adecuado: ning¨²n triunfo ser¨¢,?/ s¨®lo muchos naufragios sin la menor dignidad¡?/ Fugado de manos del creador se agita solo?/ el deformado por plomo y lata, barras, tubos.?/ ?l mismo r¨ªe de pena si falsos discursos?/ de h¨¦roes de antes suenan que como gacha y trozos?/ vio hundirse al hermano, que viv¨ªa en la tierra?/ removida en la ignominia como gusano¡ El antiguo dios de las batallas ya no existe¡±. Fue el tono desencantado de sus libros del periodo (El s¨¦ptimo anillo, La estrella de la alianza), as¨ª como la utop¨ªa de una ¡°sociedad del esp¨ªritu¡± representada por el c¨ªrculo, lo que le llev¨® a convertirse en el ¨ªdolo de una juventud decepcionada por la guerra y la inestabilidad pol¨ªtica de la Rep¨²blica de Weimar. Algunos de sus integrantes vieron en su poes¨ªa un ant¨ªdoto al nihilismo imperante, pero otros vieron en ella su confirmaci¨®n, y en ese sentido no es sorprendente que el poeta se haya distanciado de sus lectores cuando ¨¦stos, en otro giro imprevisto del destino, devinieron nacionalsocialistas y se arrojaron a los brazos del desastre y el crimen.
La poes¨ªa de George (publicada ahora en una magn¨ªfica versi¨®n de Jos¨¦ Luis Reina Palaz¨®n que contin¨²a y completa lo hecho por Carmen G¨®mez Garc¨ªa en 2011 con la traducci¨®n de una selecci¨®n de sus textos bajo el t¨ªtulo de Nada hay donde la palabra se quiebra) profetiz¨® ese desastre, pero no lo hizo para celebrarlo, como se crey¨® en su momento, sino a la manera de una advertencia deso¨ª?da por todos. No por todos en realidad; de hecho, uno de los miembros del c¨ªrculo pas¨® a la historia: Claus von Stauffenberg fue fusilado al d¨ªa siguiente de que fracasase su atentado contra Adolf Hitler del 20 de julio de 1944 y poco despu¨¦s de haberse manifestado a favor de una ¡°Alemania secreta¡± que por entonces, m¨¢s que una realidad, era s¨®lo, y desafortunadamente, la par¨¢frasis de un verso de su antiguo maestro. Stefan George, que hab¨ªa querido vivir y escribir al margen de su ¨¦poca, se encontraba, una vez m¨¢s, y contra su deseo, en el centro de ella.
Poes¨ªa completa. Stefan George. Traducci¨®n e introducci¨®n de Jos¨¦ Luis Reina Palaz¨®n. Linteo. Ourense, 2016. 783 p¨¢ginas. 34,50 euros.
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