Entrevista in¨¦dita con Borges: ¡°Soy un anarquista conservador¡±
Un chico de 15 a?os le pidi¨® al escritor en 1982 una cita para un trabajo de la escuela y para su sorpresa se la concedi¨®. Ahora, 30 a?os despu¨¦s de la muerte del escritor de 'El Aleph', aquella entrevista sale a la luz
Cuando cursaba el tercer a?o de la escuela secundaria, en Don Bosco, partido de Quilmes, en la provincia de Buenos Aires, con quince a?os de edad, la profesora de literatura, una espa?ola llevada de peque?a a Argentina y muy admiradora de la obra de Garc¨ªa Lorca, Josefa Iglesias de Fanelli, pidi¨® como trabajo pr¨¢ctico que eligi¨¦ramos a alguien para hacerle una entrevista.
La literatura y la figura de Borges, tan controvertida en la Argentina de aquellos a?os, ya hab¨ªa llamado mi atenci¨®n, por lo que tuve la idea de hacerle a ¨¦l ese reportaje. Ni yo ni mi entorno pr¨®ximo ten¨ªamos contactos literarios, por lo que pens¨¦ ver si encontraba su n¨²mero en la gu¨ªa telef¨®nica. Buscando por Borges, encontr¨¦ que estaba, todav¨ªa, a nombre de su madre, Leonor Acevedo de Borges, que ya hab¨ªa muerto. A¨²n recuerdo el n¨²mero: 42-2801. Inmediatamente llam¨¦, me atendi¨® Fanny ?beda, la se?ora que se encargaba de la casa, y me dijo que Borges estaba de viaje.
Como el plazo para la entrega del trabajo transcurr¨ªa, buscamos a otras personas para cumplir con la tarea, pero cuando faltaban dos d¨ªas, se me ocurri¨® intentarlo de nuevo. Me volvi¨® a atender Fanny, y cuando yo esperaba hablar con alguien para explicarle mi idea y que este se lo trasladara a Borges, ella le pas¨® el tel¨¦fono directamente a ¨¦l, que habiendo escuchado mi propuesta me dijo: "Venga ma?ana o pasado, 10 o 10 y media". Esa misma noche prepar¨¦ las preguntas. Se las mostr¨¦ a mi padre para que me diera su opini¨®n sobre el cuestionario, y me dijo por qu¨¦ en lugar de tratar de hacer una entrevista imitando a la que le hac¨ªan los periodistas, buscando generalmente alguna declaraci¨®n explosiva que diera un titular, no trataba de encararla desde mi punto de vista, viendo lo que pudiera interesarme a mi edad. Me pareci¨® un buen consejo y trat¨¦ de reformularlo de esta manera.
Como el trabajo hab¨ªa que presentarlo en equipo, invit¨¦ a mis compa?eros, varios me acompa?aron, y por supuesto estuvimos en su casa el d¨ªa siguiente a las 10.
Este encuentro me permiti¨® seguir frecuent¨¢ndolo en su domicilio, llevarlo a dialogar a mi colegio, a mi casa, y un gran n¨²mero de encuentros que seguramente definieron mi gusto por los libros y lo literario. Pero esto ya es otra cosa, en lo que nos concierne, la entrevista fue realizada en el piso de Borges, en la calle Maip¨² 994, de Buenos Aires, el 29 de julio de 1982, m¨¢s de un a?o antes del retorno de la democracia a Argentina. El resultado es el que transcribimos a continuaci¨®n, y que se conserv¨® in¨¦dito hasta la fecha. "A m¨ª se me hace cuento" que ya han pasado m¨¢s de tres d¨¦cadas de ese d¨ªa y que se cumplan 30 a?os de su muerte. "El tiempo que los m¨¢rmoles empa?a", cambia muchas cosas y otras no, su palabra sigue ilumin¨¢ndome.
?Podr¨ªa contarnos c¨®mo estaba constituida su familia?
S¨ª. Mi madre era criolla, era cat¨®lica, pero cat¨®lica a la manera argentina, es decir, m¨¢s una cuesti¨®n social que teol¨®gica. Mi abuela inglesa, era de tradici¨®n protestante, predicadores metodistas. Ella sab¨ªa de memoria la Biblia. Ud. le recitaba un vers¨ªculo cualquiera y ella le dec¨ªa, s¨ª, Libro de Job, cap¨ªtulo tal, vers¨ªculo tal y segu¨ªa adelante. Entre los protestantes hay mucha gente que conoce de memoria la Biblia. En los hoteles, por ejemplo en Inglaterra, en Escocia y en Nueva York tambi¨¦n, siempre en el caj¨®n de la mesa de luz hay una Biblia. Y adem¨¢s las citas b¨ªblicas que ser¨ªan pedantescas en castellano, son comunes en ingl¨¦s. La gente continuamente est¨¢ citando vers¨ªculos de la Biblia o frases b¨ªblicas, y eso no resulta pedante. En cambio, en los pa¨ªses cat¨®licos resultar¨ªa forzado. De modo que mi abuela era muy religiosa, metodista.
La familia de mi madre era cat¨®lica, como dije, a la manera de los pa¨ªses latinos, de un modo superficial. Mi padre era agn¨®stico, es decir, librepensador, y nos llev¨¢bamos todos muy bien, eso jam¨¢s provoc¨® una discordia.
Que m¨¢s puedo decir de mi familia. Mi padre era profesor de Psicolog¨ªa, en el Colegio de Lenguas Vivas, y yo recuerdo exactamente lo que ganaba, ¨¦l era abogado adem¨¢s, era Secretario Civil. ?l ten¨ªa que dar dos clases de Psicolog¨ªa por semana en Lenguas Vivas y le pagaban 100 pesos al mes. Cien pesos al mes era dinero entonces, y ahora corresponde m¨¢s bien a la literatura fant¨¢stica. Cien pesos no significan nada. En ese tiempo s¨ª, todo era mucho m¨¢s barato que ahora. Yo recuerdo que el d¨®lar estaba a 2 pesos con cincuenta centavos. Creo que actualmente ha subido el precio, ?no? Nuestra moneda es la mas baja del mundo, creo.
Por el lado de mi padre y mi madre, era una familia militar, mi abuelo el Coronel Francisco Borges se hizo matar, realmente, en la batalla de La Verde, que ocurri¨® cerca del pueblo de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires. Mis abuelos hicieron la campa?a de la independencia, luego las guerras civiles, la guerra con el Brasil, todo eso.
Ahora, por el lado de mi abuela inglesa, no. Eran predicadores y profesores.
?Qu¨¦ estudios realiz¨® usted?
Pocos. Yo estudi¨¦ en el Coll¨¨ge de Ginebra, estudi¨¦ y tengo mi bachillerato. Ah¨ª hab¨ªa dos materias principales, que eran el franc¨¦s y el lat¨ªn. Yo comprend¨ª que si estudiaba bien franc¨¦s y lat¨ªn pod¨ªa prescindir de las otras materias, lo cual ha hecho que yo sea extraordinariamente ignorante, ya que estudi¨¦ f¨ªsica, bot¨¢nica, mineralog¨ªa, zoolog¨ªa, m¨²sica, gimnasia, qu¨ªmica y no s¨¦ absolutamente nada de ellas. Historia s¨ª me gustaba. Pero historia en Suiza no es una materia obligatoria, es optativa. Si usted quiere puede estudiar historia Suiza, si no, no. Yo estaba interesad¨ªsimo en conocer la historia de Suiza ya que yo estaba ah¨ª, entonces la estudi¨¦. S¨ª son obligatorias, la historia antigua, la moderna, etc, pero no la Suiza.
Ese es el ¨²nico t¨ªtulo que tengo, los dem¨¢s son t¨ªtulos Honoris Causa, que no son m¨¢s que generosidades, soy Doctor Honoris Causa de Tucum¨¢n, de Nueva York, de universidades italianas, colombianas, mexicanas, luego de Harvard, de Oxford, de la Sorbona, pero creo que no puedo llamarme Doctor ya que estos doctorados Honoris Causa son un favor que le otorgan a uno y que por supuesto agradezco, ya que es un honor, aunque no s¨¦ si lo merezco.
Personalmente solo puedo decir que soy bachiller del Coll¨¨ge de Calvino en Ginebra.
?A qu¨¦ edad toma conciencia de su vocaci¨®n literaria?
Yo no s¨¦. No recuerdo una ¨¦poca sin leer ni escribir. Yo siempre estaba leyendo y escribiendo. Ahora mi padre me dijo que solo leyera lo que me interesaba, que no leyera un libro por el sentimiento del deber, porque era famoso. Que leyera solo cuando me interesara, y que solo escribiera cuanto tuviera una necesidad de hacerlo. Que escribiera mucho, que rompiera mucho y que no me apresurara a publicar, ya que publicar no es parte necesaria del destino de un escritor.
?C¨®mo llega a publicar su primer libro?
Mi primer libro lo publiqu¨¦ tard¨ªamente, yo ten¨ªa 24 a?os. Se llam¨® Fervor de Buenos Aires, y se public¨® aqu¨ª, en Buenos Aires. Mi padre me dio 300 pesos que me permitieron la impresi¨®n de 300 ejemplares. No se puso en venta, lo repart¨ª entre mis amigos. A m¨ª me gustaba mucho. Pero, en realidad, era el cuarto libro que escrib¨ªa. Hab¨ªa escrito tres antes, que curiosamente, destru¨ª. Tal vez deber¨ªa haber destruido ese tambi¨¦n.
?C¨®mo surgen sus obras? ?Se sienta a escribir sistem¨¢ticamente o lo hace cuanto siente la necesidad?
Eso es muy complejo. Yo siento que hay algo que quiere que yo lo escriba, y yo trato de disuadirlo. Pero si hay un tema que vuelve, un argumento de un cuento o un poema que vuelve, entonces lo escribo. Me parece un error buscar temas, hay que dejar que los temas lo busquen y lo encuentren a uno. Si no salen libros fabricados.
Creo que todo el mundo escribe as¨ª, aunque los periodistas, no, ellos buscan temas. Y, por ejemplo, un escritor que admiro mucho, Capdevila, escribi¨® un libro sobre las catorce provincias argentinas, es muy raro que todas le interesaran, y menos que le interesaran favorablemente. Eso es ponerse a fabricar un libro. Yo por ejemplo he escrito un poema al agua, y no se me ocurri¨® escribirle al fuego, a la tierra y el aire. Ser¨ªa una cosa mec¨¢nica. Escrib¨ª un poema al agua porque me interesaba. De modo que buscar temas es un error. Hay escritores que se proponen escribir sobre la vida de los campesinos de tal sitio, y as¨ª salen los libros.
?Cu¨¢l de sus libros prefiere y por qu¨¦?
Bueno, la mayor¨ªa no me gusta. Me resigno a ellos. Aprovech¨¦ las llamadas obras completas para omitir dos libros. Para m¨ª, mi mejor libro es el que se titula El libro de arena. Es de f¨¢cil lectura, es un libro breve, no uso ninguna palabra que requiera el uso del diccionario. Es un libro de cuentos, y otro libro de cuentos que me gusta es El informe de Brodie. El libro de arena es el ¨²nico del que estoy satisfecho. Tal vez el tiempo juzgue as¨ª tambi¨¦n y borre los dem¨¢s, que son realmente borrables borradores.
Pero hay mucha gente que admira toda su obra...
S¨ª, pero yo no me encuentro entre ellos. Eso es un error, y no s¨¦ si agradecerlo, porque no s¨¦ si hay que agradecer los errores.
?C¨®mo se definir¨ªa a s¨ª mismo?
Si yo tuviera que definirme dir¨ªa un escritor, aunque tal vez ser¨ªa mejor decir un lector, ya que yo creo ser mejor lector que escritor.
?C¨®mo trascurre un d¨ªa en la vida de Jorge Luis Borges?
Bueno por la ma?ana si tengo suerte, vienen a verme periodistas de Quilmes. Pero generalmente mis d¨ªas no son tan favorables, luego duermo una siesta y escribo algo.
?Qu¨¦ es para usted la amistad?
Cuando Eduardo Mallea public¨® el libro Historia de una pasi¨®n argentina, yo pens¨¦: ser¨¢ sobre la amistad, ya que la amistad es la pasi¨®n argentina, quiz¨¢ la ¨²nica. Yo tengo esa impresi¨®n de que la amistad es muy importante para nosotros, lo cual est¨¢ bien, no?
?C¨®mo definir¨ªa Buenos Aires?
Yo tengo un poema, en mi ¨²ltimo libro, que se llama La Cifra. Voy a citar el primer verso, que es una definici¨®n: "He nacido en otra ciudad que tambi¨¦n se llamaba Buenos Aires", es decir, que ha cambiado tanto que es otra. Es que uno no llega impunemente a los 83 a?os. A los 83 a?os casi todos mis amigos est¨¢n en La Recoleta. La ciudad ha cambiado enteramente. Yo nac¨ª en el centro de Buenos Aires, en la calle Tucum¨¢n entre Esmeralda y Suipacha. Toda la manzana, salvo el almac¨¦n que estaba en la esquina, era de casas bajas, con azoteas, con patios, con aljibes, hab¨ªa algunas casas altas que se hicieron despu¨¦s, en la calle 25 de Mayo o Reconquista.
?Qu¨¦ podr¨ªa decirle a los j¨®venes que se empiezan a interesar por lo problemas del pa¨ªs?
Yo no s¨¦, hay tantos problemas. A lo mejor este pa¨ªs logra salvarse, aunque yo no veo c¨®mo. La situaci¨®n es mala, y no solo aqu¨ª sino en el mundo entero. Tal vez todos los momentos sean terribles y sintamos m¨¢s este porque est¨¢ m¨¢s cerca. Yo no veo salvaci¨®n posible, y tal vez vayamos hacia la tercera guerra que puede ser la ¨²ltima. Lo que est¨¢ sucediendo, en el L¨ªbano, lo que sucedi¨® aqu¨ª, lo que est¨¢ sucediendo en Irak o en Ir¨¢n. Esperemos que no, porque ser¨ªa un suicidio de la humanidad.
?Cree que los j¨®venes deben interesarse por la pol¨ªtica?
Yo no s¨¦. A m¨ª no me interes¨® nunca la pol¨ªtica. Me interesa m¨¢s la ¨¦tica. Creo que si cada uno act¨²a ¨¦ticamente eso puede tener un efecto pol¨ªtico muy grande.
?Qu¨¦ forma de gobierno prefiere?
Yo querr¨ªa un m¨ªnimo de gobierno, pero lamentablemente todav¨ªa los gobiernos, a¨²n los gobiernos malos, son necesarios. Como la polic¨ªa, que es evidentemente necesaria. Si fu¨¦ramos ¨¦ticamente perfectos no ser¨ªan necesarios los gobiernos, que son un peligro, sin duda. Pero yo no puedo opinar en materia pol¨ªtica, soy un anarquista conservador. Mi padre era anarquista. Una vez fuimos a Montevideo y mi padre me dijo que me fijara en las banderas, en las aduanas, en los uniformes, en las iglesias, en las comisar¨ªas, porque todo eso iba a desaparecer. Nosotros, cuando fuimos a Europa, en el a?o 14, viajamos sin pasaporte. No hab¨ªa pasaporte, usted pasaba de un pa¨ªs a otro como de una habitaci¨®n a otra. Luego vino la Primera Guerra Mundial, la desconfianza, el espionaje, y ahora todo ha cambiado, no se puede dar un paso sin identificarse, es muy triste eso. Espero que en Quilmes[1] est¨¦n mejor las cosas que en Buenos Aires...
?C¨®mo imagina el futuro de Argentina?
Yo quiero pensar que habr¨¦ muerto, pero creo que vamos barranca abajo. Yo ya no tengo esperanza, ustedes son j¨®venes, tal vez tengan esperanzas, yo ya no tengo ninguna.
Muchas declaraciones suyas generan pol¨¦mica, y hay gente que cree que usted busca ese efecto...
?Por supuesto que no! El que piense eso no me conoce nada.
Para terminar ?querr¨ªa dejarnos alg¨²n consejo o mensaje?
Yo no he sabido manejar mi vida, no puedo dirigir la vida de los dem¨¢s. Mi vida ha sido una serie de equivocaciones. No puedo dar consejos, ando un poco a la deriva, cuando pienso en mi pasado me averg¨¹enza. Yo no doy mensajes, los pol¨ªticos dan mensajes
[1] Quilmes es un municipio de la Provincia de Buenos Aires, anexado a la Capital y a solo 20 km de ¨¦sta. Esto que dice Borges es un chiste.
Claudio P¨¦rez M¨ªguez coordinador del Centro de Arte Moderno de Madrid y director del Centro Editores.
Babelia
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