Arquitectura ef¨ªmera encantada
Como T¨²nel del Terror, la pel¨ªcula es irreprochable, pero no hay inmersi¨®n en la oscuridad
Cuando Expediente Warren 2. El caso Enfield presenta, por todo lo alto, el que ser¨¢ el escenario principal de su trama ¨Cla vivienda social donde residen la familia monoparental integrada por Peggy Hodgson y sus cuatro hijos-, la c¨¢mara de James Wan recorre, sinuosa, las estancias demostrando que no habr¨¢ ley f¨ªsica que se interponga en su anunciado ritual del susto. La filigrana formalista tambi¨¦n delata, bajo el virtuosismo, algo levemente desalentador: James Wan, que debut¨® con gesto de enfant terrible para m¨¢s tarde revelar una marcada vocaci¨®n cl¨¢sica y un s¨®lido conocimiento de la tradici¨®n del g¨¦nero, est¨¢ empezando a sentirse demasiado c¨®modo en su condici¨®n de arquitecto de casas encantadas, dejando de lado la necesidad de interrogarse sobre futuras evoluciones en la caligraf¨ªa del escalofr¨ªo. Sus casas encantadas ¨Csi uno las compara, por ejemplo, con la solidez y condici¨®n atemporal del hotel Overlook que Stanley Kubrick arrebat¨® a Stephen King- son arquitecturas ef¨ªmeras: intrincadas barracas de feria que, s¨ª, tienen la decencia de ofrecer al visitante m¨¢s por su dinero ¨Cel recorrido no decepciona-, aunque no logren dejar el poso de una po¨¦tica consistente.
EXPEDIENTE WARREN 2: EL CASO ENFIELD
Direcci¨®n: James Wan.
Int¨¦rpretes: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Madison Wolfe, Frances O'Connor.
G¨¦nero: terror. Estados Unidos, 2016.
Duraci¨®n: 134 minutos.
Partiendo de las figuras reales de Ed y Lorraine Warren, dos (discutidos) investigadores de lo paranormal en cuya trayectoria figuran casos que dejaron su huella en el corpus del moderno terror cinematogr¨¢fico ¨Csirva de ejemplo Terror en Amityville (1979), a la que el pr¨®logo de Expediente Warren 2: El caso Enfield gui?a el ojo-, Wan propone lo que bien podr¨ªa ser la primera franquicia heroica del g¨¦nero: cada nueva entrega es una misi¨®n imposible que el entregado matrimonio debe resolver, sufriendo, de paso, el progresivo acecho de sus almas por extra?as fuerzas oscuras. En uno de los rasgos m¨¢s imaginativos de la propuesta, siempre hay un matiz que retuerce la soluci¨®n del enigma.
Expediente Warren 2: El caso Enfield saca provecho de dos recursos de estilo tan afortunados como sencillos: el uso de la imagen desenfocada en segundo t¨¦rmino durante el testimonio de la ni?a pose¨ªda y la borrosa visi¨®n subjetiva del personaje interpretado por Patrick Wilson en el hist¨¦rico cl¨ªmax final. Como T¨²nel del Terror, la pel¨ªcula es irreprochable, pero negar que reduce las posibilidades m¨¢s perturbadoras del relato a un competente, pero epid¨¦rmico, ejercicio de pirotecnia ser¨ªa contraproducente: no hay inmersi¨®n en la oscuridad, como en It Follows, Babadook (2014), Anticristo (2009) o Carretera perdida (1997), sino una mera ducha de sustos.
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