Ponce, L¨®pez Sim¨®n y Andr¨¦s Roca Rey, por la puerta grande alicantina
El triunfalismo se apoder¨® del segundo festejo, aunque hubo momentos estelares
La funci¨®n la abri¨® un toro abierto de cuerna; aparente seriedad. Fue toro de cuidados, si no intensivos, s¨ª, al menos, de tener muy en cuenta su justa fuerza. Para Ponce no fue de coser y cantar, pero casi. Fuera del caballo con un picotazo, las manos de Ponce hicieron que el toro durara lo que el propio Ponce quiso. La primera parte de la faena no fue del todo c¨®moda; a cada muletazo el valenciano perd¨ªa por obligaci¨®n un par de pasos al menos. Siempre a media altura la muleta, la faena gan¨® en presencia de mitad hacia adelante. Dos tandas con la derecha fueron de lo mejor, con el remate de sendos de pecho que ya tuvieron eco en el tendido. Una labor larga, en todo caso.
El cuarto tambi¨¦n tapaba su poca presencia por su cara: lo mismo que el primero, algo abierto de cuerna. Pero fue un buen toro. Al menos en las manos de Ponce. Los doblones de inicio de faena fueron el pr¨®logo a una labor en la que la t¨¦cnica estuvo al servicio de las condiciones del toro. Ponce hizo la faena poco a poco, con la gente un tanto fr¨ªa tras la merienda. Pero m¨¢s meritorio todo que en el primero. Donde m¨¢s c¨®modo se encontraba el de Daniel Ruiz, all¨ª se impon¨ªa el torero. As¨ª, el final de este cuarto acto fue en terrenos de toriles. Las cl¨¢sicas poncinas finales ya dispusieron sin reservas a la gente. Antes de un pinchazo y una entera baja de efectos inmediatos, hab¨ªa sonado un aviso. Otra faena larga, por lo tanto.
Un novillote salt¨® en segundo lugar como primero de L¨®pez Sim¨®n. Pero fue un astado incansable. De gran juego en la muleta. Alegre, impetuoso, acept¨® cada propuesta de su matador sin respirar; sin condiciones. L¨®pez Sim¨®n le encontr¨® siempre el punto. Desde el ajustado toreo de capa hasta el ¨²ltimo muletazo que aguant¨® tan bravo toro. Sin enmendar, la faena empez¨® por alto con el remate de un cambio de mano muy luminoso. A partir de ah¨ª, todo fue ligar y coser en series los pases. La mano muy baja, el viaje largo y el temple por aplicaci¨®n directa. Los cambios de mano fueron bocanadas de aire fresco y renovador. Y un gesto final: se llev¨® el toro a los medios por ayudados para entrar a matar en tan noble terreno. La espada qued¨® algo contraria, provoc¨® derrame y el toro rod¨® como una pelota. No se discutieron las dos orejas de premio y, a¨²n menos, la vuelta al ruedo en el arrastre a tan bravo animal.
Feote fue el quinto. Por la cara, pitones con descaro, disimulaba otras carencias. Tuvo siempre motor ese toro, y entrega, aunque a veces pareciera ingobernable. L¨®pez Sim¨®n estuvo esta vez con menos luces que en el anterior. Oblig¨® en exceso y el toro le protest¨®. Cuando se lo llevo m¨¢s a su aire, el toro respondi¨® mejor. En todo caso, los muletazos salieron m¨¢s r¨¢pidos. En alg¨²n momento incluso con demasiada electricidad. Las ganas, en ocasiones, son contrarias a la raz¨®n. Y L¨®pez Sim¨®n se pas¨® de frenado en este toro.
RUIZ, PALMOSILLA / PONCE, SIM?N, REY
Cinco toros de Daniel Ruiz y uno -el sexto- de La Palmosilla, muy justos de presencia, con las fuerzas escasas, pero de buen juego en general. Al segundo se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre. El de La Palmosilla, sin entrega. Todos apenas picados.
Enrique Ponce: entera algo desprendida (oreja); _aviso_ pinchazo y entera baja y trasera (oreja).
L¨®pez Sim¨®n: entera algo contraria con derrame (dos orejas); pinchazo y entera (oreja).
Roca Rey: casi entera sin puntilla (oreja); entera sin puntilla (dos orejas).
Plaza de Alicante. 23 de junio. Segunda corrida de Hogueras. Lleno.
Otro toro muy justo de trap¨ªo fue el tercero. Y tampoco fue toro de estar mucho por la labor. Roca Rey, siempre variado con el capote, acus¨® algo su falta de colaboraci¨®n. No logr¨® arrancar la faena hasta bien metido en ella, cuando ech¨® mano de las cercan¨ªas y los efectismos finales. Con el toro m¨¢s parado que en movimiento, al torero peruano le cost¨® que la gente entrara en calor. Cuando llegaron los efectismos de galer¨ªa, la gente reaccion¨®. Lo mismo que cuando dej¨® casi una entera de efectos fulminantes.
El remiendo de La Palmosilla, un bonito c¨¢rdeno claro, no fue toro de florituras. Con dos pases cambiados por la espalda abri¨® la faena Roca, el segundo frente a toriles. Sin entrega el toro, oblig¨® al torero a buscar la distancia corta, la provocaci¨®n. Roca consinti¨® y se atrevi¨® a correr la mano izquierda con cierto ritmo. Con el toro a menos, Roca tuvo que salvar alg¨²n agobio con recursos de torero listo. El final de faena fue de valor seco. A mil¨ªmetros de los pitones de un toro que ya no quer¨ªa muleta. El remate de salida fueron unas manoletinas de frente, muy celebradas por el tendido. Y la espada otra vez funcion¨® a la primera, para dejar el toro sin puntilla. El doble trofeo, pedido con sonoro esc¨¢ndalo, pareci¨® algo exagerado.
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