Estar a la altura de lo tachado
El ¨²ltimo libro de Garc¨ªa Montero alerta contra la "facilidad adolescente" de cierta poes¨ªa
Lo malo de las pel¨ªculas sobre poetas es que tarde o temprano aparece un rapsoda recitando un poema con la voz engolada. Pasa en las de ficci¨®n. Por suerte, en los documentales tambi¨¦n salen poemas, pero dichos por alguien que los lee como los ha elegido: con naturalidad. Esa naturalidad es la que atraviesa Aunque t¨² no lo sepas, el documental sobre Luis Garc¨ªa Montero que acaban de estrenar Charlie Arnaiz y Alberto Ortega. Cuando en 1994 recopil¨® sus libros fronterizos en Adem¨¢s (Hiperi¨®n), Garc¨ªa Montero les a?adi¨® un pr¨®logo en el que describ¨ªa su obra como un pa¨ªs que ¡°limita al norte con la vanguardia juvenil, al este con la poes¨ªa social, al oeste con la ret¨®rica cl¨¢sica y al sur con el mar de las letras de tango o de bolero y con las canciones de Joaqu¨ªn Sabina¡±. Todos esos ingredientes ¡ªSabina incluido¡ª aparecen en el documental de Arnaiz y Ortega.
Aunque t¨² no lo sepas llega a las salas de cine mientras sigue en las librer¨ªas Balada en la muerte de la poes¨ªa (Visor), un libro que funciona como se?al de alarma. Aceptado que la palabra taxi puede lucir en un endecas¨ªlabo sin que Garcilaso se revuelva en la tumba, Garc¨ªa Montero sabe que el problema no est¨¢ en esas dos s¨ªlabas sino en las otras nueve. ?Por qu¨¦? Porque ¡°poeta no es el que siente sino el que crea efectos¡±, no un ser iluminado sino alguien que alumbra. Eduardo Mendicutti lo dice en la pel¨ªcula de manera envidiable: ¡°Escribe una poes¨ªa¡ yo no dir¨ªa que comprendo, sino que me comprende¡±.
Aunque sus versos jam¨¢s alardean de lecturas, el autor de Habitaciones separadas es uno de los autores que m¨¢s ha reflexionado sobre su oficio. Su apuesta por la claridad lo es por las palabras como espacio de entendimiento. Anta?o, tratando de alejarse de los supermercados, nuevos templos del utilitarismo, los poetas se alejaron de la calle. Hoy el p¨¦ndulo ha vuelto y la poes¨ªa tiene algo que se parece al ¨¦xito comercial. Por eso la Balada de Garc¨ªa Montero no renuncia al debate: si antes se neg¨® a identificar dificultad y calidad, ahora se niega ¡°a pensar que solo es bueno lo que se comunica con una facilidad adolescente en los circuitos sentimentales de la sociedad de consumo¡±. Al final del libro, de vuelta del en¨¦simo entierro de la maltrecha l¨ªrica, el poeta se pone a escribir. ?Su objetivo? ¡°Estar a la altura de todo lo tachado¡±. ?Existe mejor teor¨ªa literaria?
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