2.300 a?os de historia bajo un trigal
Asta Regia, asentamiento de tartesios, fenicios o romanos y uno de los sitios arqueol¨®gicos m¨¢s importantes de Andaluc¨ªa, espera, escondido bajo tierras de labranza, a ser excavado
A lomos de una moto Guzzi Hispania de 49 cc, Manuel Esteve atravesaba diariamente los campos de la paup¨¦rrima Jerez de la posguerra en su quijotesca aventura. Pertrechado con mapas y herramientas de arque¨®logo, Esteve estaba decidido demostrar que lo que se dec¨ªa desde el siglo XIX no era solo una conjetura: que Asta Regia, esa ciudad ¡°rica y populosa, colonia de romanos y con una situaci¨®n pr¨®xima al oc¨¦ano y a los esteros o marismas del Guadalquivir¡± que defini¨® el historiador Diego Ignacio Parada, esperaba dormida y silente a ser descubierta. Seis campa?as despu¨¦s (entre 1941 y 1969), el tambi¨¦n bibliotecario consigui¨® lo que andaba buscando: con los hallazgos en sus excavaciones, document¨® la existencia de uno de los yacimientos m¨¢s importantes de C¨¢diz y de toda Andaluc¨ªa.
Hoy, en la barriada rural de Mesas de Asta (ubicada a 11 kil¨®metros de Jerez) ni un cartel orienta de la existencia de un asentamiento que hunde sus ra¨ªces en el siglo IV antes de Cristo. Esteve falleci¨® en 1976 y ¡°parece que el inter¨¦s por el yacimiento muri¨® con ¨¦l¡±, como denunciaba esta semana el arque¨®logo Antonio Santiago. Y no le falta raz¨®n al principal activista en favor de Asta Regia: nunca se lleg¨® a excavar con un plan definido. Tampoco se han vuelto a hacer investigaciones de enjundia, ¡°m¨¢s all¨¢ de unas catas a primeros de los noventa que descubrieron una necr¨®polis¡±, seg¨²n Santiago.
De hacerse, se conocer¨ªa con exactitud lo que se esconde bajo lo que ahora son cultivos de trigo en una finca privada. Los trabajos de Esteve s¨ª dieron para saber que Asta Regia ¡°es clave para comprender la conformaci¨®n de poblaci¨®n en el Bajo Guadalquivir¡±. Desde el Neol¨ªtico, por ese punto pasaron tartesios, fenicios, turdetanos, romanos y ¨¢rabes, sus ¨²ltimos pobladores.
La importancia de Asta Regia, mencionada en escritos de Estrab¨®n o Pomponio Mela, radicaba en su peso comercial como puerto mar¨ªtimo. Hoy se levanta en una colina a kil¨®metros de la costa. Las colmataciones producidas por aluviones del Guadalquivir explican que la ciudad fuese abandonada en busca de emplazamientos m¨¢s estrat¨¦gicos. Tras de s¨ª, quedaron siglos de un asentamiento que se pierde en la noche de los tiempos.
En las 60 hect¨¢reas del yacimiento (la c¨¦lebre y pr¨®xima Baelo Claudia tiene 13), hay restos romanos como viviendas con mosaicos, hornos, un impluvium (cisterna), murallas o trazas del Decumanus y el Cardus Maximus (v¨ªas de la ciudad). Sin embargo, Santiago defiende que Asta Regia es tambi¨¦n clave para ¡°entender a Tartessos¡±, seg¨²n los griegos la primera civilizaci¨®n de Occidente.
Hasta ahora, lo m¨¢ximo que ha logrado el yacimiento es que Andaluc¨ªa lo declarase Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) en 2000. Con ese grado m¨¢ximo de protecci¨®n, se le confiri¨® un cerramiento, se hicieron prospecciones y un levantamiento taquim¨¦trico, como enumera Ana Troya, arque¨®loga de la Delegaci¨®n de Cultura de la Junta en C¨¢diz.
La experta reconoce que es dif¨ªcil mover ficha ¡°mientras no haya un plan director y de inversiones¡±. ¡°No conviene excavar, si despu¨¦s no se puede mantener¡±, agrega. Aboga por avanzar en ¡°la protecci¨®n de las estructuras excavadas, investigar la historia con la puesta al d¨ªa de los estudios de Esteve y culminar los trabajos de los noventa¡±. Santiago comparte su visi¨®n, pero a?ade el problema con el que se topa Asta Regia: ¡°Los pol¨ªticos no tienen inter¨¦s, no est¨¢ en sus prioridades¡±.
Troya avanza que la Universidad de C¨¢diz incluir¨¢ el yacimiento en un estudio con georradar que orientar¨¢ sobre las estructuras existentes bajo tierra. ¡°Intentamos fomentar que la investigaci¨®n se vaya completando¡±, asegura. El inconveniente es que, seg¨²n Santiago, el tiempo corre en contra: ¡°Por las noches entran los piteros o monederos (expoliadores con detectores de metales) y las labores agr¨ªcolas del propietario provocan una destrucci¨®n continua y progresiva¡±. El experto habla de ¡°la dispersi¨®n de material¡± de los estratos m¨¢s superficiales.
En busca de un acuerdo
Los propietarios lo desmienten. ¡°Desde que el yacimiento se declar¨® BIC lo conservamos conforme a la ley¡±, explica Salvador Espinosa, hijo del due?o. Espinosa ha roto un silencio de a?os para defender que, por su parte, el cuidado est¨¢ garantizado. ¡°Tenemos vallado y guarder¨ªa propia que cuida de toda la finca. Antes se encontraban expoliadores, ya no¡±, matiza. Adem¨¢s, aclara que realizan ¡°el laboreo m¨ªnimo¡± y no voltean la tierra en esa zona, para evitar da?os: "Sobre esas 60 hect¨¢reas (de las 600 de la finca) solo plantamos trigo, que es menos agresivo y protege la tierra de la erosi¨®n¡±.
El Ayuntamiento de Jerez se declara sin competencias y aclara que corresponde a la Junta velar por el yacimiento, aunque Espinosa dice que las autoridades ¡°no se preocupan por ¨¦l¡±. "Ni siquiera han arreglado los carteles que lo se?alizaban, lo hicimos nosotros¡±, denuncia. Incluso se muestra favorable a una posible compra, expropiaci¨®n o permuta: ¡°Si la Junta lo propone, atender¨ªamos su propuesta, pero no nos han ofrecido nada¡±.
El sol aprieta en la tierra yerma de los alrededores de la finca, cuajada de conchas y sedimentos marinos. No cuesta imaginarse a Esteve llegando en su moto para hacer hablar a las entra?as de los campos de Jerez. Cuentan que cuando no ten¨ªa para gasolina, iba en bicicleta, todo por no abandonar su empresa. Mejor no imaginar qu¨¦ dir¨ªa si viera que, sin ¨¦l, Asta Regia ha vuelto enmudecer.
¡°Un diamante en bruto¡± contra el desempleo rural
El yacimiento de Baelo Claudia, casi seis veces m¨¢s peque?o que el de Asta Regia, recibe unos 140.000 visitantes anuales. En la barriada rural jerezana de Mesas de Asta se conforman con bastante menos: simplemente, que empiecen las excavaciones. Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez, delegado de Alcald¨ªa en la zona, tiene claro lo que ocurrir¨ªa: ¡°La importancia ser¨ªa grand¨ªsima, por empleo y cultura¡±.
Antonio Santiago, arque¨®logo defensor de la puesta en valor del yacimiento, defiende el revulsivo que supondr¨ªa en una zona con 430 habitantes castigada por el desempleo. Se crear¨ªa una oferta hostelera, tur¨ªstica y cultural similar a la que ya existe en otros puntos arqueol¨®gicos, como It¨¢lica o Atapuerca. Fern¨¢ndez apostilla: ¡°Ser¨ªa un impacto en una zona muerta en el empleo. Nos vendr¨ªa bien que se descubriese ese diamante en bruto enterrado¡±.
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