El Thyssen reivindica los jardines impresionistas de Gustave Caillebotte
La generosidad del pintor, que aport¨® la columna del Museo d¡¯Orsay al legar su colecci¨®n de grandes maestros, eclips¨® su obra. Una exposici¨®n en Madrid re¨²ne 64 de sus cuadros
A Gustave Caillebotte (Par¨ªs, 1848-Gennevilliers, 1894) se le suele situar en la segunda fila del grupo de los impresionistas. Miembro de una familia acomodada dedicada a la fabricaci¨®n de telas para la Armada, fue un aut¨¦ntico mecenas para sus compa?eros impresionistas comprando sus cuadros y facilitando su presencia en exposiciones. Esa generosidad eclips¨® durante mucho tiempo su derecho a ser recordado como un artista m¨¢s del grupo y, de hecho, uno de los m¨¢s originales. A su muerte, con solo 45 a?os y unas 400 obras propias, leg¨® su notable colecci¨®n al Estado franc¨¦s, una generosa decisi¨®n que fue recibida con reticencias e incluso con desagrado por el Gobierno, debido a que entonces el impresionismo no estaba consagrado en los salones can¨®nicos. El hecho, conocido como El affaire Caillebotte, supuso la entrada de 40 obras maestras de los principales creadores del impresionismo que forman la espina dorsal del Museo D¡¯Orsay.
El Museo Thyssen inaugura hoy una retrospectiva de 64 obras con la que se le quiere restituir el importante papel que tuvo como artista. Caillebotte, Pintor y Jardinero, que permanecer¨¢ abierta hasta el 30 de octubre, ha sido organizada conjuntamente con el Museo de los Impresionistas de Giverny. Las obras proceden de colecciones privadas y museos internacionales como el Marmottan de Par¨ªs, el Brooklyn Museum de Nueva York y la National Gallery of Art de Washington.
La naturaleza y la ciudad moderna en la que entonces se estaba convirtiendo Par¨ªs, fueron sus grandes temas. Una de sus obras m¨¢s famosas es tambi¨¦n una de las primeras: Los acuchilladores (1875), una tela que fue rechazada en el Sal¨®n oficial por su tema (unos obreros reparando la madera del suelo) y por su colorido. Esta obra, de la que en Madrid se puede ver un estudio preparatorio, le sirvi¨® para unirse a los j¨®venes artistas rebeldes que como ¨¦l eran rechazados una y otra vez en el Sal¨®n.
Bajan los visitantes en 2015
A diferencia de los grandes museos de su entorno, el Museo Thyssen registr¨® el pasado a?o menos visitantes a las exposiciones temporales (967.908) que en 2014 (1.004.000 ). A cambio, han aumentado las visitas a la colecci¨®n permanente en un 18%, seg¨²n datos ofrecidos por Evelio Acevedo, director gerente del Museo. ¡°No es un mal dato. Aspiramos a crecer algo m¨¢s, pero somos un museo peque?o y nuestro techo no tiene que ver con otros grandes como el Prado o el Reina Sof¨ªa¡±.
El responsable econ¨®mico asegur¨® que el d¨¦ficit end¨¦mico que sufre el museo (¡°como todos los dem¨¢s¡±, afirm¨®), se ha reducido a 2,5 millones de euros y que el Thyssen es autosuficiente en un 75%. Junto con la disminuci¨®n de visitantes han bajado los ingresos en restauraci¨®n, en la tienda y el alquiler para eventos. ¡°Nada rese?able como para cambiar nuestra pol¨ªtica. Esperamos los resultados del plan estrat¨¦gico que pusimos en marcha en 2013 y que concluye en 2018¡±, sentenci¨® Acevedo.
La peculiaridad de los temas de Caillebotte estaba en la forma de representar la ciudad. Mientras que Renoir, por ejemplo, se centraba en la parte feliz y festiva de las calles, Caillebotte llenaba de grises a los personajes que paseaban su soledad y frialdad por el nuevo Par¨ªs. Balc¨®n, Boulevard Haussmann (1880) y Bulevar visto desde arriba (1880) son dos buenos ejemplos.
Los usos del color
Cuando se trasladaba a la residencia familiar de Yerres, a unos 20 minutos de Par¨ªs, hoy convertida en museo municipal, la naturaleza y los huertos de la propiedad, transformaban sus telas y se aproximaba cada vez m¨¢s a sus amigos impresionistas. Los caminos de los jardines, los frutos del huerto, la luz de los estanques, las puestas de sol y el ejercicio f¨ªsico remando en piragua, centran toda su producci¨®n y transforman su uso del color. Con 28 lienzos pintados en Yerres, particip¨® en la cuarta exposici¨®n de los impresionistas en 1879.
Vienen despu¨¦s sus a?os en Normand¨ªa y sus traves¨ªas por el Sena. En 1881 adquiri¨® una propiedad conocida como Petit Gennevilliers, con embarcadero propio sobre el Sena. All¨ª construy¨® un huerto y un precioso jard¨ªn que retrat¨® con pasi¨®n a la vez que, como hombre pudiente, comenz¨® a dise?ar sus propios veleros. A partir de 1888 se instal¨® definitivamente en la finca junto a Charlotte Berthier, modelo y compa?era con la que no tuvo hijos y por lo que decidi¨® firmar un testamento en el que legaba toda su colecci¨®n a Francia.
Babelia
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