Telemoli¨¨re
?Ha inventado Chuck Lorre un nuevo g¨¦nero de escritura mediante las 'vanity cards' de 200 palabras que incluye al final de cada cap¨ªtulo?
Gracias a la televisi¨®n a la carta, las series han conocido un auge inesperado en los ¨²ltimos tiempos. Los nombres de David Simon, Aaron Sorkin y otros guionistas han alcanzado una veneraci¨®n similar a la de los novelistas de anta?o. Ya nadie habla de la dramaturgia, de la narrativa de las principales series, sin recurrir tarde o temprano al adjetivo shakespeariano. Ese protagonismo ha eclipsado la evoluci¨®n, tan interesante o m¨¢s, de sus hermanas peque?as: las sitcom o comedias de situaci¨®n.
CHUCK LORRE PRODUCTIONS, #460
I had four months to write this vanity card.
Four months.
Sad.
"Tuve cuatro meses para escribir esta vanity card.
Cuatro meses.
Qu¨¦ triste."
En las sitcoms, la tragedia y ¨¦pica de las series se convierte en comedia de costumbres, s¨¢tira y cr¨ªtica m¨¢s o menos cruda de conductas arquet¨ªpicas. Entre los creadores de sitcoms de los tiempos recientes, uno de los principales lugares lo ocupa sin duda Chuck Lorre, responsable de que la sitcom amable y ben¨¦vola de anta?o no ignorara la aparici¨®n de arquetipos nuevos en las relaciones sociales (la familia uniparental, la marginaci¨®n, la reinserci¨®n social, la ruptura de los tab¨²s sexuales). Esa contribuci¨®n la ha provocado sin melindres, con un sentido del humor falt¨®n pero no rencoroso, hurgando en los l¨ªmites de la actual sociedad burguesa de vicios privados y virtudes p¨²blicas. Pero si lo traigo a un art¨ªculo de este suplemento ¡ªm¨¢s dedicado a la p¨¢gina que a la pantalla¡ª es debido a sus vanity cards. Resulta que, desde pr¨¢cticamente el inicio de su carrera en 1997, Lorre se ha empe?ado en incluir, en los packs de venta al p¨²blico de sus series, un peque?o texto de nunca m¨¢s de 200 palabras que aparece al final de cada cap¨ªtulo.
CHUCK LORRE PRODUCTIONS, #338
My lawyer ate my vanity card.
"Mi abogado se comi¨® mi vanity card"
El escrito aparece en pantalla apenas un segundo y medio, lo cual obliga a pulsar el pause para poder leerlo. En un mundo como el actual en el que si no interact¨²as no eres nada, Lorre a conseguido hacer interactuar por obligaci¨®n al p¨²blico lector m¨¢s curioso. Qu¨¦ bueno el t¨ªo. Esos textos, a los que ha bautizado como vanity cards, no guardan relaci¨®n con el episodio o la serie; son b¨¢sicamente piezas personales que tienen una ret¨®rica a medio camino entre twiter, mail o facebook. A veces pueden ser un dibujo o una foto, con o sin peque?o comentario textual, y otras una confesi¨®n ¨ªntima harto embarazosa. Lo interesante es que ya se descubre, en alguno de los primeros, como est¨¢ trabajando con un ingeniero de video para mejorar el pause de los sistemas VHS y que no vibren para permitir una mejor lectura. La llegada del DVD reforz¨® sus experimentos.
Leyendo cronol¨®gicamente las vanity cards, aisistimos a la evoluci¨®n de las obsesiones de un escritor de comedia jud¨ªo de mediana edad. Tanto pueden incluir una sola frase o un peque?o cuento o par¨¢bola, como reflexiones sobre el amor y sexo, la vida marital, un sue?o, una profec¨ªa, un poema sat¨ªrico, una imagen modificada o una canci¨®n. Es decir, una renovaci¨®n en los modos de contar y transmitirlo. ?Ha inventado Lorre un nuevo g¨¦nero de escritura? No lo s¨¦, pero sus vanity cards conforman toda una cr¨®nica sesgada de un tiempo y una profesi¨®n hablando de amor, sexo, comida, amistad, arte, belleza, indumentaria y conductas sicol¨®gicas humanas. Y muestra tener una conciencia muy clara de que el p¨²blico actual ve la TV con el mando a distancia (ese arma terrible) en la mano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.