Educaci¨®n sentimental, frustraci¨®n musical
Es la maldici¨®n del D¨²o Din¨¢mico: se han integrado de tal manera en la historia sentimental de Espa?a que rara vez se habla de su oficio original
Es la maldici¨®n del D¨²o Din¨¢mico: se han integrado de tal manera en la historia sentimental de Espa?a que rara vez se habla de su oficio original. Conviene recordarlo: la del D¨²o Din¨¢mico es una de las grandes epopeyas del pop nacional. Aut¨¦ntico prodigio en un pa¨ªs como el nuestro, donde las carreras musicales no suelen ser largas y los veteranos reciben m¨¢s desprecio que cari?o. En noviembre se cumplir¨¢n los 57 a?os del lanzamiento de su primer EP, que inclu¨ªa entre sus cuatro canciones una fantas¨ªa western titulada Cow boy. Con ellos nac¨ªa en Espa?a el pop, en el sentido de m¨²sica hecha por y para j¨®venes. Puede que hubiera predecesores (?Los P¨¢jaros Locos?) pero con ellos brot¨® la locura.
As¨ª que est¨¢ justificado indagar por la imp¨ªa tr¨ªada de ¡°sexo, drogas y rock and roll¡±. Lo hice en 1997, con la excusa de que publicaban un CD con nuevas canciones, P'adelante. Estaban relajados y hablaron con deleite. Del sexo, y ellos lo expresaban de forma m¨¢s cruda, hubo m¨¢s del que cualquiera podr¨ªa imaginar. De drogas, apenas oyeron rumores: circulaban discretamente por la periferia del mundillo del jazz (?recuerdan ¡°el crimen de los existencialistas¡±?). Sin embargo, ellos no pod¨ªan flirtear con las substancias: como trabajadores esenciales de la industria b¨¦lica en la Espa?a aut¨¢rquica, disfrutaban de algunas prerrogativas pero pagar¨ªan caro un desliz.
El verdadero misterio est¨¢ en su rock & roll. Seg¨²n el t¨®pico, Arcusa y De La Calva so?aban por ser los Everly Brothers espa?oles pero cuesta detectar rastros en su obra. En La Voz de su Amo no permit¨ªan que jugara con las cosas de comer. Se les encaj¨® en la horma de la m¨²sica ligera, con orquesta de nightclub y coros femeninos. Ocasionalmente, sonaban ecos del swing a la italiana pero rara vez se concedi¨® protagonismo a las guitarras el¨¦ctricas.
El D¨²o Din¨¢mico tuvo cinco a?os de hegemon¨ªa en las listas espa?olas, hasta que fue adelantado por los llamados ¡°conjuntos m¨²sico-vocales¡±. De la misma forma que abandonaron sus uniformes teen, pudieron modernizar su sonido pero la inercia del ¨¦xito les hizo retrasar el salto. Aunque demostraron que pod¨ªan hacer beat (Tal vez, 1966) o pop orquestado (?Por qu¨¦ te vas? 1967), su discogr¨¢fica no estaba por la labor. A Ram¨®n y Manolo les permit¨ªan grabar en ingl¨¦s y catal¨¢n, hasta les empujaban a hacer discos para ni?os, sin entender que necesitaban un cambio radical.
?Lo asum¨ªan ellos? Cabe suponer que les rondaba por la cabeza: en 1968, estrenaron su ¨²ltima pel¨ªcula, Una chica para dos, con la mexicana Ir¨¢n Eory. Durante una secuencia, cantan un tema vigoroso titulado Volver¨¢ el rock y, en un momento, se ponen unas pelucas tipo Beatles¡ que desechan inmediatamente.
No obstante, intentaron la renovaci¨®n, ya fuera de La Voz de Su Amo, rebautizados como Manolo y Ram¨®n. Grabaron en Londres, con afamados m¨²sicos y arregladores locales. Fue un bravo intento, hoy valorado por algunos coleccionistas, que no conect¨® con su p¨²blico de siempre ni, desde luego, con las nuevas generaciones.
Tiraron la toalla pero, al menos cara al p¨²blico, no pusieron mala cara. Se reciclaron en cazatalentos, compositores, productores; les fue m¨¢s que bien. Luego, ya saben, reaparecieron, subidos a la ola de la nostalgia. Y no se han bajado. Hubiera sido un digno colof¨®n pero, caramba, su pundonor les obligaba a grabar canciones nuevas. Una de ellas, Resistir¨¦, tocada por los dedos m¨¢gicos de Pedro Almod¨®var, se ha transformado en himno. Himno de verdad, a ambos lados del Atl¨¢ntico. Himno multiusos, valorado por deportistas, enfermos y cualquier persona en necesidad de un empuj¨®n emocional.
Carlos Toro, el autor de la certera letra de Resistir¨¦, escribi¨® un tomo titulado D¨²o Din¨¢mico. En la brecha. Memorias, m¨¢s hagiogr¨¢fico que revelador (en general, conviene desconfiar de los libros de m¨²sica que no lleven discograf¨ªa). El D¨²o Din¨¢mico est¨¢ en un bucle, aunque sea dorado. Siempre se reeditan las mismas canciones: vean el ¨²ltimo recopilatorio, Del guateque al Sonorama. Una vez m¨¢s, ahora con urgencia, se siente la necesidad de que se cuente su historia completa.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.