¡°Todas las religiones tienen vocaci¨®n totalitaria¡±
El argelino Boualem Sansal firma ¡®2084. El fin del mundo¡¯ Es una par¨¢bola sobre la expansi¨®n islamista inspirada en Orwell
Boualem Sansal (Theniet El Had, Argelia, 1949) vive protegido por una simple alambrada. Pese a las amenazas que recibe casi a diario, no desea grandes medidas de seguridad ni escoltas pegados a su sombra. En los noventa, cuando Argelia se convirti¨® en tr¨¢gico escenario de hasta un millar de asesinatos al d¨ªa, el Gobierno permiti¨® que los altos funcionarios y las personalidades p¨²blicas se protegieran con un arma. Sansal, que entonces trabajaba para el ministerio de Industria, se neg¨®.
¡°Filos¨®ficamente, no pod¨ªa aceptarlo. No quer¨ªa que mi vida dependiera de una pistola. Bastaba con tomar caminos distintos para volver a casa, y as¨ª despistar a quienes quisieran tenderme una trampa¡±, recuerda el escritor argelino en un peque?o despacho de su editorial parisina. Convertido en reconocido escritor disidente, el literato sigue neg¨¢ndose hoy a reforzar su seguridad, pese a que las amenazas se hayan disparado tras la publicaci¨®n de su s¨¦ptima novela, 2084. El fin del mundo (Seix Barral). El motivo es sencillo: se trata de una brutal par¨¢bola de la actual expansi¨®n islamista. ¡°Si me ponen escolta para acudir a un acto p¨²blico, decido no ir. Vivir bajo protecci¨®n te arruina la vida. Tengo amigos que viven as¨ª y es abominable. Prefiero seguir viviendo como hasta ahora¡±, sostiene. ¡°En nueve de cada diez casos, basta con tomar peque?as precauciones. La prueba es que sigo aqu¨ª¡±.
La novela transcurre en el imperio de Abist¨¢n, fundado en homenaje a su profeta Abi, cruel delegado entre los mortales del dios Yolah. En ese r¨¦gimen totalitario, recordar ha quedado terminantemente prohibido. Todo acontecimiento anterior al a?o que da t¨ªtulo al libro ha sido erradicado de las memorias de sus habitantes. La lengua tambi¨¦n ha sido simplificada para reforzar el sentimiento de sumisi¨®n, dificultar todo pensamiento complejo e impedir as¨ª cualquier rebrote de disidencia. El relato de Sansal no hace m¨¢s que adaptar el que firm¨® George Orwell, pero un siglo m¨¢s tarde. ¡°Leer a Orwell durante mi juventud fue una gran revelaci¨®n, porque me permiti¨® comprender lo que estaba haciendo la dictadura en Argelia¡±, asegura Sansal. ¡°Durante los ¨²ltimos a?os me dec¨ªa que alguien tendr¨ªa que hacer lo mismo que Orwell sobre los tiempos que corren. Como nadie lo hac¨ªa, me dije que iba a escribirlo yo¡±.
¡°Igual que no caben dos gallos en un mismo corral, tampoco caben dos dioses en un mismo pa¨ªs¡±
En el libro, los devotos rezan nueve veces al d¨ªa y cumplen con una semana anual de abstinencia. Si el Islam nunca es citado abiertamente, no cuesta adivinar cu¨¢l ha sido su diana. ¡°S¨ª, aunque no he pretendido hablar de Islam, sino de islamismo. El primero permite que el hombre sea libre, mientras que el segundo no¡±, explica. El autor admite que opt¨® por la par¨¢bola para evitar posibles represalias: ¡°Me podr¨ªan acusar de apostas¨ªa, lo que te hace merecedor de la flagelaci¨®n o hasta de la pena de muerte, o bien de blasfemia, por lo que podr¨ªa ser juzgado por un tribunal. He querido hablar libremente, aunque sin insultar a nadie¡±. Seg¨²n Sansal, el rebrote de religiosidad responde a un ciclo hist¨®rico. ¡°Ha sido una constante en la historia de la humanidad: la alternancia entre el materialismo y el misticismo, la b¨²squeda de causas superiores que vayan m¨¢s all¨¢ de la materia¡±, apunta.
El autor est¨¢ convencido de que nos aguardan reg¨ªmenes totalitarios de inspiraci¨®n religiosa. ¡°Todas las religiones tienen una vocaci¨®n totalitaria. En especial, las monote¨ªstas, que aspiran a ordenar la sociedad a trav¨¦s de la creencia en un ¨²nico dios, lo que provoca muchos conflictos. Igual que no se puede meter a dos gallos en un mismo corral, tampoco caben dos dioses en el mismo pa¨ªs¡±, asegura. En Francia, el libro ha vendido casi 200.000 ejemplares, mientras su autor recib¨ªa el apoyo de numerosos intelectuales, que vieron en ¨¦l un portavoz leg¨ªtimo de lo que no se atreven a decir en p¨²blico.
El autor recibi¨® el apoyo de Michel Houellebecq. ¡°No me molest¨®, pero no comparto sus ideas¡±, dice
Por ejemplo, Sansal fue defendido por Michel Houellebecq, que acababa de teorizar sobre una conversi¨®n francesa al Islam en su escandalosa novela Sumisi¨®n. Houellebecq sostuvo que 2084 era ¡°m¨¢s controvertida y m¨¢s plausible¡± que su propio libro, al narrar ¡°la victoria de los extremistas¡±, mientras que ¨¦l se hab¨ªa contentado con imaginar un r¨¦gimen dirigido por islamistas moderados. ¡°Su apoyo no me molest¨®, aunque muchos consideraron que me perjudicaba. Me dijeron: ¡°Ese mal bicho de extrema derecha¡.¡± No comparto sus ideas, pero yo no creo que lo sea. No me gustan sus insultos primarios, pero Houellebecq es un esp¨ªritu libre. Mientras no se ejerza la violencia f¨ªsica, todo va bien. Aunque tampoco conviene pasarse con la simb¨®lica¡¡±, sostiene Sansal antes de despedirse.
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