Hombres sin infancia
Alexi¨¦vich reproduce el dolor de los hu¨¦rfanos bielorrusos de la guerra en '?ltimos testigos', por fin publicada en espa?ol
El periodista acostumbra rondar m¨¢s los palacios que los barrios, por mucho que entre sus principales cometidos figure dar voz a quienes no la tienen. Eso es justamente lo que ha hecho Svetlana Alexi¨¦vich en toda su obra, en la que cientos de personas comunes narran sus vivencias ¨ªntimas de algunas cat¨¢strofes del siglo XX: el accidente nuclear de Chern¨®bil, la invasi¨®n de Bielorrusia por las tropas alemanas en 1941, la Gran Guerra Patri¨®tica a trav¨¦s de los ojos de las mujeres rusas que decidieron ir al frente, las secuelas de la guerra de Afganist¨¢n¡ O el hundimiento de la URSS, que condujo al suicidio a cientos de comunistas desesperados.
En su obra no hay ninguna pretensi¨®n historicista, de apoyar tal o cual versi¨®n de los hechos. Lo que busca es aflorar las emociones de los supervivientes, con las que escribe una salmodia de gran intensidad. La autora se desvanece detr¨¢s de sus interlocutores y su experta batuta se intuye apenas en la melod¨ªa y en los t¨ªtulos de los microrrelatos. Una y otra vez la guerra aparece como tel¨®n de fondo de ese bajorrelieve interminable que la periodista bielorrusa (premiada con el ¨²ltimo Nobel de Literatura) ha tallado sobre la tragedia humana.
Alexi¨¦vich ha proclamado que la atrae ¡°ese espacio min¨²sculo que ocupa un solo ser humano¡±. Le interesa la voz individual, que le permite crear una densa polifon¨ªa de sus contempor¨¢neos en situaciones tr¨¢gicas. Para escribir??ltimos testigos entrevist¨® a mediados de los ochenta a cientos de bielorrusos que hab¨ªan quedado hu¨¦rfanos. Escrita hace m¨¢s de 30 a?os, acaba de publicarse su traducci¨®n al espa?ol.
En busca de sus fuentes rastre¨® los archivos de los orfanatos de Minsk, que al t¨¦rmino de la Segunda Guerra Mundial hab¨ªan registrado a m¨¢s de 30.000 hu¨¦rfanos. Gentes comunes, que rondaban los 50 a?os cuando les abord¨® la periodista bielorrusa y que aceptaron hurgar en su memoria a¨²n dolorida en busca de la imagen del padre desaparecido en la guerra, cuando no tambi¨¦n la madre.
No es un libro f¨¢cil de leer, a veces la acumulaci¨®n de dolor de aquellos ni?os resulta a¨²n hoy dif¨ªcil de soportar. El pen¨²ltimo de los 100 testigos que comparecen en sus p¨¢ginas es un electricista que ten¨ªa dos a?os cuando las tropas alemanas invadieron Minsk. Su relato tiene escasas 30 l¨ªneas y se titula: ¡®Estuve esperando a mi padre mucho tiempo. Toda la vida¡¡¯. Una peluquera que ten¨ªa ocho a?os perdi¨® a sus padres en un bombardeo: ¡°Ya he cumplido 51 a?os, tengo mis propios hijos, y, sin embargo, todav¨ªa sigo queriendo que venga mam¨¢¡±.
En medio de la cat¨¢strofe b¨¦lica, que tiene su representaci¨®n m¨¢s recurrente en las bombas que caen del cielo, en los aviones que siembran los pueblos de fuego, est¨¢ el recuerdo de una hambruna permanente, de car¨¢cter b¨ªblico: ¡°En la cazuela no quedaba ni el olor a comida, hasta el olor lo hab¨ªamos lamido¡±; ¡°nos convertimos en rumiantes, en primavera ni un solo ¨¢rbol consegu¨ªa echar brotes en un radio de varios kil¨®metros alrededor del orfanato¡±; ¡°en todas las casas hab¨ªa un puchero con caldo de ortigas¡±. Pero en medio de los relatos m¨¢s sombr¨ªos y de una desolaci¨®n constante surgen ocasionalmente ingenuos chispazos infantiles que provocan una sonrisa. Cuarenta a?os despu¨¦s de la tragedia, la periodista bielorrusa ha sabido activar en aquellos hu¨¦rfanos algunas zonas m¨¢gicas de la memoria que sobrevivieron a la hecatombe.
Los relatos de aquellos ni?os, sin un solo subrayado ni una opini¨®n personal de Alexi¨¦vich, componen una obra antibelicista de eficacia demoledora, con el hilo conductor de la insondable tristeza de un centenar de hombres y mujeres a los que la guerra amput¨® su infancia. Un arquitecto que ten¨ªa cuatro a?os lo expresa as¨ª: ¡°Soy un hombre sin infancia. En vez de infancia tengo la guerra¡±.
?ltimos testigos Svetlana Alexi¨¦vich Traducci¨®n de Yulia Dobrovolskaia / Zahara Garc¨ªa Gonz¨¢lez Debate Barcelona, 2016 336 p¨¢ginas 22,90 euros
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