Notas sobre Buero
A Buero Vallejo lo descubr¨ª por televisi¨®n (Estudio Uno, Teatro de siempre) en mi adolescencia. Mis recuerdos son doblemente lejanos, porque muchas de las obras de su primera ¨¦poca no se han repuesto, pero permanece el impacto que me causaron. Sainetes oscuros, como, desde luego, Historia de una escalera, su obra m¨¢s conocida y m¨¢s representada; Hoy es fiesta, que transcurr¨ªa en una azotea tan abierta como claustrof¨®bica; y la que m¨¢s me gustaba entonces, Irene o el tesoro, con un duende que guiaba a su protagonista por un mundo paralelo. Tambi¨¦n me fascinaron En la ardiente oscuridad, con el ciego amargo que se rebelaba contra los ciegos felices, y El concierto de San Ovidio, para m¨ª su mejor texto, el que m¨¢s querr¨ªa volver a ver, con B¨®dalo y Rodero enfrent¨¢ndose a garrotazos en la tiniebla. Le¨ª luego sus otros frescos hist¨®ricos: Las meninas, Un so?ador para un pueblo y El sue?o de la raz¨®n, con el gran golpe de teatro de hacer real en escena la sordera de Goya, una prolongaci¨®n de la ceguera de piezas anteriores. A la memoria llegan m¨¢s tarde La fundaci¨®n, El tragaluz (que vi tiempo despu¨¦s, tambi¨¦n en televisi¨®n) y, muerto Franco, La doble historia del doctor Valmy,prohibida durante doce a?os: dramas apasionados, ricos en invenci¨®n, que comenzaban a resultarme demasiado ret¨®ricos.
De repente dej¨¦ de seguirle: prefer¨ªa otro teatro. Buero fue un dramaturgo importante, ambicioso y honesto, de gran influencia, pero, para mi gusto, excesivamente volcado hacia la tragedia. Y, en su ¨²ltima ¨¦poca, hacia la obviedad simb¨®lica. Siempre ech¨¦ en falta algo de humor en sus piezas. Humor en el sentido chejoviano, como contrapunto o realzante del drama. Claro est¨¢ que su vida no fue f¨¢cil, ni apacible su mirada.
Estas l¨ªneas son meros apuntes que no pretenden abarcar una obra tan amplia y tan importante en nuestra historia teatral. ?Piensan lo mismo los programadores? Que yo sepa, ning¨²n teatro p¨²blico ha decidido montar un texto de Buero con motivo de su centenario. ¡°Me dicen que no hay dinero para montar una obra suya¡±, le comentaba Victoria Rodr¨ªguez, su viuda, a Garc¨ªa Garz¨®n en ABC.
En dos o tres semanas aparecer¨¢ el epistolario entre el dramaturgo y el novelista Vicente Soto
Comprendo que sus piezas hist¨®ricas puedan resultar demasiado costosas (La detonaci¨®n rondaba los 40 personajes) pero si no las monta un teatro p¨²blico ?qui¨¦n lo va a hacer? Aunque no todas sus obras tienen amplios repartos. ?A ning¨²n productor del circuito comercial, a ning¨²n director del off le ha tentado releer alguno de los t¨ªtulos que tanto ¨¦xito obtuvieron en su d¨ªa? Quiz¨¢s sea mejor, me digo, no hacer las cosas por imperativos del calendario, y dejar que lleguen los enamoramientos si han de llegar, aunque pienso luego lo contrario: que sin ayuda, sin voluntad de rescate, el teatro de Buero corre el riesgo de esfumarse. Por cierto: me comenta Domingo R¨®denas que en dos o tres semanas aparecer¨¢ el epistolario (¡°no solo in¨¦dito, sino absolutamente desconocido¡±) de Buero Vallejo con el novelista Vicente Soto, el autor de La zancada, exiliado en Londres. Cincuenta a?os de cartas, de las cuales se ha seleccionado la mitad para el volumen que publica la Fundaci¨®n Santander.
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