¡°Un productor ejerce de entrenador, capit¨¢n de barco y ni?era¡±

Una de las primeras ocasiones en las que Juan de Dios Mart¨ªn se enfrent¨® a los f¨¦rreos controles aduaneros estadounidenses, el polic¨ªa le requiri¨® el m¨®vil para cerciorarse de que no inclu¨ªa ning¨²n elemento sospechoso. Al comprobar que en el fondo de pantalla aparec¨ªa el propio Juan de Dios abrazado con Quincy Jones, el m¨ªtico productor de Thriller, dio un respingo y proclam¨®,? solemne: ¡°Bienvenido a los Estados Unidos¡±. ¡°Puedo decir que Quincy me abri¨® las puertas del pa¨ªs¡±, rememora entre risas este coru?¨¦s de 40 a?os que, tras fracasar con la banda Cambio de Planes, se afianz¨® como uno de los mejores productores espa?oles con su estudio madrile?o, Casadi¨®s, y ha acabado code¨¢ndose con los m¨¢s grandes (su tel¨¦fono lo atestigua), ahora que ha fijado su residencia en Los ?ngeles.

¡°Supongo que en EE UU, por una cuesti¨®n cultural, la m¨²sica no solo es una profesi¨®n que puede ofrecer estabilidad econ¨®mica, sino tambi¨¦n prestigio, respeto¡±, certifica este hombre de aspecto inconfundible tras sus gafas de pasta, visera y barbas de chivo. Y refrenda, con m¨¢s retranca que pudor: ¡°Aqu¨ª era complicado decir ¡®Quiero ser m¨²sico¡¯, porque la siguiente pregunta suele ser: ¡®Ya, vale, ?pero de qu¨¦ trabajas?¡¯. E incluso con un cierto volumen de trabajo, acabas tocando hasta las tres de la ma?ana por 50 euros y poni¨¦ndote a cargar una furgoneta como un loco. Estamos obligados a buscarnos la vida todo el rato¡±.

Habla el hombre que se convirti¨® en el primer gran aliado musical de Xoel L¨®pez y ha producido, entre otras joyas, a Amaro Ferreiro, Hacia lo salvaje (Amaral), Tommy Bar¨®n (Bar¨®n Rojo) o la reedici¨®n del debut de Los Secretos y de La leyenda del tiempo, de Camar¨®n. Versatilidad y palabras mayores para un hombre que, entre George Martin y Phil Spector, se decantar¨ªa por ¡°una equis en la quiniela¡±. ¡°El productor es un tipo que ejerce a la vez de entrenador, capit¨¢n de barco y ni?era¡±, sintetiza. ¡°A m¨ª me gusta intervenir en el proceso y guiarme por dos ideas b¨¢sicas: asegurarse si algo mola o no mola y no tener miedo al ¡®a ver qu¨¦ pasa¡¯, a probar en distintas direcciones. A partir de esos criterios, todo recae en la honestidad del m¨²sico. Por muchos fuegos de artificio que quieras incorporar a la producci¨®n, el artista debe seguir siendo ¨¦l mismo. Y no intentar que su obra le guste a todo el mundo ni que sea rese?ada en todos los peri¨®dicos¡±.

Todas estas reflexiones surgen en el marco del BigUp!, un congreso para profesionales y m¨²sicos emergentes que inaugura desde hace cuatro a?os la temporada oto?al en Murcia. Y hasta aqu¨ª, el mayor hervidero de nuevas bandas (junto a Granada y Gij¨®n, seguramente) que la m¨²sica popular espa?ola ha conocido en el nuevo siglo, se ha desplazado Juan de Dios en sus cada vez m¨¢s inevitablemente escasas incursiones peninsulares. Chavales que apenas han cumplido los 20 a?os pero atesoran ya un ins¨®lito volumen de buenas canciones le escuchan sin pesta?ear y reclaman consejo para hacerse o¨ªr en el enjambre de las redes sociales. ¡°Yo siempre les digo que es importante defender tu idea, aunque la gente no la entienda¡±, resume. ¡°Ahora, por ejemplo, tendemos a pensar que lo m¨¢s prometedor es el circuito de festivales, pero quiz¨¢ el m¨²sico que entra en el estudio tenga ideas m¨¢s interesantes que eso no ya solo para su primer disco, sino para su segundo y su tercero¡±.

¡°La leyenda del tiempo, sin ir m¨¢s lejos, es la piedra angular de la fusi¨®n flamenca, pero en su d¨ªa no lo entendi¨® nadie¡±, prosigue. ¡°Desde su publicaci¨®n, en 1979, a la muerte de Camar¨®n, en 1992, hab¨ªa vendido la rid¨ªcula cantidad de 6.000 ejemplares. Cuando me enfrent¨¦ a una obra maestra de tal envergadura, la responsabilidad era grande y fundamental: no joderla. Pero la remezcl¨¦ en un port¨¢til, con [el programa de edici¨®n musical] Protools, que no es nada que no tenga nadie. La magia ya estaba all¨ª, no necesitaba ning¨²n medio t¨¦cnico asombroso¡±.

Mart¨ªn, en resumen, es un desmitificador. Quiz¨¢ sea cosa de la educaci¨®n galaica, en la que los misticismos no sirven para afrontar el quehacer cotidiano, la vida misma. Al hombre que se fotografi¨® junto a Quincy Jones le preguntan con insistencia c¨®mo se aprende a producir, y ¨¦l responde con un tosco pero elocuente dicho gallego: ¡°Igual que se aprende a capar: ?cortando cojones!¡±. Y finaliza: ¡°Nuestro trabajo est¨¢ a la vista de todo el mundo. Lo vas haciendo, peg¨¢ndote cabezazos y asumiendo que no hay una ¨²nica manera de producir. No existe el Libro de la producci¨®n musical, y si lo hubiera ser¨ªa muy aburrido¡­ Por eso yo insisto siempre en la importancia de equivocarte muchas veces y tener autocr¨ªtica. Lo mismo que cuando surge la chispa saber decir: ¡®?Mira, ahora ha estado bien!¡±.