La tiran¨ªa del tiempo y la personalidad
David Mart¨ªn sufri¨® un s¨ªncope y no pudo matar al sexto de una novillada tan noble como sosa
El valor en los toreros es imprescindible, pero no suficiente. Es la personalidad la que imprime car¨¢cter de torer¨ªa. Y el que pone a cada cual en su sitio es el tiempo, juez implacable.
La ¨²ltima novillada del a?o en Madrid no desarroll¨® casta ni movilidad, y destac¨® m¨¢s por su falta de fuerza y clase; en una palabra, se lidiaron seis novillos sosones, que embistieron con andares cansinos, sin humillaci¨®n ni fijeza.
Hubo un susto de los gordos, y lo protagoniz¨® David Mart¨ªn. Le toc¨® en primer lugar el ¨²nico novillo que se movi¨® de verdad. Brind¨® al respetable, comenz¨® la faena de muleta con dos pases cambiados por la espalda, y continu¨® con una tanda de derechazos y dos de naturales, largos de ejecuci¨®n pero despegados y trazados con el cuerpo arqueado. Se separ¨® entonces del novillo, se le cambi¨® el color de la cara, se tambale¨® y se derrumb¨® sobre la arena como un trapo. Fue recogido con rapidez, pero el chaval estaba completamente desmadejado. Bebi¨® agua y un refresco de cola y, sin aparente recuperaci¨®n, y en contra de la opini¨®n del p¨²blico, volvi¨® a la cara del novillo. Volvi¨® a muletear de manera arrebatadora, acelerada y un tanto embarullada, pero corri¨® bien la mano y evidenci¨® que no se hab¨ªa recuperado. Pas¨® a la enfermer¨ªa y el diagn¨®stico fue tan breve como inquietante: ¡®S¨ªncope¡¯, y pron¨®stico reservado que le impide continuar la lidia.
Hubo otros dos novilleros, Tulio Salguero y Mario Palacios, que pusieron toda la entrega de la que fueron capaces, pero no demostraron nada m¨¢s all¨¢ de sus leg¨ªtimas ansias de triunfo. Sosos, sin hondura en su toreo, sin ese detalle de distinci¨®n que sorprende a los tendidos, sin la hondura necesaria. Tampoco destacaron por su valor, esa es la verdad, pero se les not¨® m¨¢s su falta de sello. ?Ay, la personalidad!
Aguadulce/Salguero, Palacios, Mart¨ªn
Cuatro novillos de Aguadulce, -el quinto, devuelto-, tercero y sexto de Jos¨¦ Mar¨ªa Aristrain, y el sobrero, de Ave Mar¨ªa, bien presentados, blandos, mansos, nobles y sosos. El mejor, el tercero.
Tulio Salguero: estocada trasera (ovaci¨®n); media estocada (ovaci¨®n); pinchazo y media (silencio).
Mario Palacios: pinchazo y media tendida _aviso_ (silencio); estocada (oreja).
David Mart¨ªn: pinchazo, estocada trasera _aviso_ y cuatro descabellos (ovaci¨®n). Sufri¨® un s¨ªncope y no pudo lidiar el sexto
Plaza de Las Ventas. ?ltima novillada de la temporada. 9 de octubre. Un tercio de entrada.
Y el tiempo. Salguero ha cumplido siete a?os como novillero con caballos, y a¨²n sigue empe?ado en su objetivo. Loable deseo, pero ha debido ya tomar una decisi¨®n sobre su futuro. Lo que tiene poco sentido es que se anuncie en Las Ventas. La realidad suele hacer a?icos los sue?os, y los de Tulio quedaron de nuevo esparcidos por la arena. No se enfrent¨® a novillos de triunfo, pero estuvo por debajo de sus oponentes. Conoce el oficio, pero carece de la inspiraci¨®n necesaria para llenar de aroma su entrega. A su primero, muy deslucido y noble, le rob¨® dos naturales estimables; al soso cuarto le dio muchos pases y no dijo nada, y ante el sexto, sin clase destacable, pas¨® desapercibido. Y ese es el problema: que Salguero pas¨® desapercibido. Y en alg¨²n momento deber¨¢ tomar una decisi¨®n.
Pero es que Mario Palacios lleva cuatro a?os en el segundo escalaf¨®n, y comparte problema con su compa?ero. Al igual que Salguero maneja el capote con evidente deficiencia; le perdi¨® pasos a sus dos novillos cuando ¨¦l sabe que el toreo es adelante. Y, muleta en mano, tampoco refulge el aroma torero. Su primero estaba tullido y carec¨ªa de toda gracia. El quinto le permiti¨® una labor ins¨ªpida hasta que sufri¨® una voltereta, se encorajin¨® y traz¨® un par de naturales largos; hab¨ªa comenzado con el ¡®cartucho de pescao¡¯ y despert¨® una curiosidad que no pas¨® a mayores. Otro revolc¨®n final antes de unas ajustadas manoletinas, y tras una estocada en buen sitio, pase¨® una oreja que ruborizar¨ªa a nuestros abuelos.
En fin, que el tiempo pone o debe poner a cada uno en su sitio. Y a Taurodelta, la empresa de Madrid, por su pol¨ªtica de contrataciones, tambi¨¦n.
Babelia
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