Olvid¨¦ escribir esta cr¨ªtica

La fragilidad del ser humano en sus a?os postreros, la caducidad de nuestras facultades f¨ªsicas y mentales; la vejez, como reedici¨®n ac¨¦fala de la infancia. Aqu¨ª va a pasar algo, de Zanguango Teatro, compa?¨ªa salmantina emigrada al Condado de Trevi?o, es un ensayo humor¨ªstico sobre el declive y la p¨¦rdida de memoria. Miguel Garc¨¦s y Txubio Fern¨¢ndez de J¨¢uregui, int¨¦rpretes de la estirpe de los bufones, vienen a retratarnos tal cual un d¨ªa seremos, no importa lo que hoy seamos.

¡°Donde menos se lo espera salta¡­¡± ?La ardilla¡­? ?El rat¨®n¡­? ¡°La avaricia rompe¡­¡± ?El ba¨²l¡­? ?El bolso¡­? Ni con las frases hechas se aclaran los dos protagonistas, de nombres, humor y condici¨®n variables, desorientados en el espacio tiempo; por instantes parecen a punto de perder la noci¨®n de s¨ª mismos: ¡°Estas piernas no son m¨ªas, que me las han cambiado: ahora me explico yo estos dolores¡±.

Como las troupes sat¨ªricas del maestro Jer?me Deschamps y de L¡¯Alakran, el d¨²o vascovallisoletano se lanza a un juego vertiginoso, en el curso del cual los personajes se siguen el aire, parecen a veces m¨¢s aturdidos de lo que lo est¨¢n realmente y se enfrentan a una incertidumbre multiplicada El tratamiento abiertamente jocoso del texto y de las interpretaciones no quita un ¨¢pice de seriedad ni de rigor al asunto: la repetici¨®n cien veces de la misma pregunta, la circularidad de los di¨¢logos, la recurrencia de ciertos gestos, tan teatrales, son un calco, divertido por el contexto en el que aqu¨ª aparecen, de las conversaciones con estribillo t¨ªpicas de los ancianos, cuando su memoria a corto plazo va a la deriva.

Aqu¨ª va a pasar algo es un espect¨¢culo sin argumento, elocuente y desopilante, cuyos protagonistas despiertan ternura y empat¨ªa inmensas, encarnados por Garc¨¦s y Fern¨¢ndez de J¨¢uregui: nos re¨ªmos poni¨¦ndonos en su pellejo, acompa?¨¢ndolos en su desamparo. Caja de sorpresas, pellizco continuo, el actor vasco est¨¢ sembrado: har¨ªa carcajearse hasta al Gran Cara de Palo. La confluencia entre lo fr¨¢gil de su criatura y la fulgurante agilidad con que se mueve el actor, jugadas de baloncesto incluidas, produce un efecto rigurosamente hilarante.

La direcci¨®n de Miguel Mu?oz es c¨®mplice hasta la m¨¦dula, y su iluminaci¨®n, sumamente sugestiva, como la m¨²sica para instrumentos de juguete de Binden Mendiz¨¢bal. La escenograf¨ªa de P¨¦rez Donado crea jerarqu¨ªa dentro de un desorden aparente: da gusto ver un trabajo tan bien ensamblado.