Lars Mytting: ¡°Defiendo al hombre silencioso que act¨²a sin hablar¡±
El autor noruego convierte en 'best seller' un libro sobre la madera
Cuando uno se ve atrapado en una lectura sobre el descortezamiento de los pinos, la trayectoria de los abedules al caer o el nivel de nudosidad de un tronco al serrarlo; cuando se siente hipnotizado por su elegante inutilidad en un mundo en el que basta dar un bot¨®n para lograr calor, fr¨ªo o sensaciones que cre¨ªamos elementales, es que algo pasa. Lars Mytting (F?vang, 1968) ha convertido en superventas El libro de la madera (Alfaguara), una especie de manual del le?ador que no solo ha triunfado en su Noruega natal, donde los hombres se declaran con le?a y no con flores, sino en montones de pa¨ªses donde no vamos a hachazos por el bosque, precisamente.
¡°Es un libro que muestra el valor de hacer algo frente al valor de decirlo. En un mundo en que todos los afectos deben expresarse r¨¢pidamente en Twitter y Facebook, defiendo al hombre silencioso capaz de calentar a su familia en invierno. Capaz de actuar sin hablar¡±.
El libro es masculino, s¨ª. Tan masculino que Mytting ha recibido reproches de mujeres que tambi¨¦n sierran la madera, pero ¡°no machista¡±, dice, y lo defiende como un retrato antropol¨®gico del hombre a trav¨¦s de su conexi¨®n con algo tan primigenio como el fuego y la forma m¨¢s antigua de energ¨ªa. ¡°No es sobre la capacidad de salir a conquistar el bosque salvaje, sino sobre la peque?a satisfacci¨®n que tiene el hombre al proveer de calor a los suyos¡±.
¡°El amor en Noruega no se declara con flores, sino con le?a¡±
Todo comienza con Ottar, un vecino anciano, enfermo de una grave afecci¨®n pulmonar, que Lars? conoci¨® al mudarse a Elverum, a 140 kil¨®metros de Oslo. Le sorprendi¨® su empe?o y su tenacidad al salir cada ma?ana a serrar una le?a que a¨²n deb¨ªa secar antes de arder en su chimenea muchos meses despu¨¦s, en brindis a un futuro que el hombre tal vez no iba a ver. ¡°La le?a conecta el pasado, el presente y el futuro de nuestros d¨ªas, nos conecta al ciclo de las estaciones y es sobre todo un acto de generosidad. La ambici¨®n es que tu mont¨®n de le?a te sobreviva, que caliente a tu familia cuando te hayas muerto¡±. Mytting, periodista y autor de tres novelas, decidi¨® a partir de este encuentro plasmar la gran met¨¢fora que puede esconderse tras la relaci¨®n del hombre con la madera en este libro que defiende una autenticidad perdida en tiempos tecnol¨®gicos.
¡°Siempre habr¨¢ un nuevo invierno¡±, nos dice Mytting. ¡°Y no hay muchas situaciones en la vida en las que puedes prolongar el resultado de tu trabajo para las siguientes generaciones. Aunque te hayas ido¡±.
¡°Mi libro es masculino, no machista¡±
Habla en el parque del Retiro de Madrid, donde enseguida descubre una ardilla trepando por uno de los ¨¢rboles y donde se ha quedado en mangas de camisa riendo de todos los que nos abrigamos, acostumbrado a los 30 grados bajo cero. Su mundo es otro, el de una Noruega en que a falta de un vocabulario habitual para decir ¡°te quiero¡± ¡ª¡°esas palabras son demasiado fuertes para un noruego¡±¡ª dicen ¡°te tengo cari?o¡±; o, mejor a¨²n, expresan con la ayuda de la naturaleza sus sentimientos. ¡°All¨ª se dice que el amor se declara con le?a y no con flores y recuerdo una mujer que durante su infancia solo hab¨ªa visto a su padre trabajando en el garaje o la le?era, no ten¨ªan ninguna conexi¨®n emocional y mi libro le ayud¨® a entenderle al darse cuenta de que preocuparse de su calor en invierno era su manera de decirle que le importaba¡±
¡ªSeamos sinceros. ?No dir¨ªa que es un libro para frikis?
¡ªS¨ª ¡ªr¨ªe y admite¡ª. Y por eso es m¨¢s legible. Pod¨ªa haberlo resumido en 18 o 20 p¨¢ginas, pero es como cuando pones un marco a una foto: entonces aflora todo un mundo y ning¨²n detalle es demasiado peque?o. Los detalles estimulan al lector m¨¢s obsesivo.
Desde que el libro naci¨® en Noruega ¡ªdonde ya se ha convertido en serie de televisi¨®n¡ª hasta su llegada a Espa?a, ha crecido con m¨¢s detalles y testimonios como el impacto de la luna en la madera. ¡°Cre¨ªa que era una superstici¨®n hasta que conoc¨ª a un cient¨ªfico suizo que hab¨ªa dedicado ?ocho a?os! a analizarlo y lleg¨® a las mismas conclusiones que los viejos noruegos: hay peque?os patrones de impacto lunar en la forma de cortarse y secarse".
El humor y el entusiasmo de Lars est¨¢n tambi¨¦n en su libro, que relata c¨®mo una discusi¨®n sobre la forma de apilar, sobre la mejor sierra o el mejor momento para secar la le?a pueden aguar una boda o un bautizo. No se andan con chiquitas en su mundo. La relaci¨®n del hombre y su herramienta es complicada, como el rechazo a la motosierra cuando surgi¨® su ruido en el bosque o la tipolog¨ªa de las hachas. ¡°Cada hacha es distinta. Todo se hace hoy como los muebles de Ikea y en esta era el hacha a¨²n puede ser muy personal, mantiene la distinci¨®n de su creador¡±.
Si otro impactante escritor noruego, Karl Ove Knausgard, nos hab¨ªa familiarizado con los territorios m¨¢s inh¨®spitos de su pa¨ªs en su serie Mi lucha, Mytting nos reconcilia con el interior de esos hogares donde la naturaleza a¨²n marca el ritmo y la supervivencia es, al fin y al cabo, un laborioso acto de amor. Y si no lo creen, acompa?en al anciano Ottar hasta el final.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.