Sting, un aguij¨®n veterano que anhela rejuvenecer
El duod¨¦cimo ¨¢lbum del solista brit¨¢nico, atravesado por la muerte de Prince y la crisis de los refugiados, se estren¨® en la sala Bataclan
Encaja en el perfil de Gordon Sumner (Wallsend, Inglaterra, 1951) que decidiese dar publicidad a su nuevo ¨¢lbum reabriendo con su palmito de atl¨¦tico sesent¨®n la parisina sala Bataclan, manchada por el terror yihadista dirigido al coraz¨®n europeo en sus horas de ocio cultural. Conocida es la faceta filantr¨®pica de Sting, su cacareado proselitismo en la lucha contra el hambre en el tercer mundo y la defensa de la poblaci¨®n ind¨ªgena del Amazonas, actitud p¨²blica que le gan¨® en el pasado algunas reprimendas. Por ejemplo cuando, en 2009, actu¨® en Uzbekist¨¢n cobrando una bonita suma que pag¨® un gobierno acusado por Amnist¨ªa Internacional de violar los derechos humanos. ?l adujo que Unicef estaba detr¨¢s de aquel festival, no era exactamente as¨ª. Son los contratiempos del millonario buenista, pero en esta ocasi¨®n la coyuntura ben¨¦fica le ha deparado la portada de muchos peri¨®dicos. Sin puyas: lo recaudado ir¨¢ a las familias de las v¨ªctimas.
Artista: Sting
Disco:?57th & 9th
Sello:?A&M-Universal
Calificaci¨®n: 5 sobre 10.
Lo que el m¨²sico brit¨¢nico, que alardeaba de interminables c¨®pulas gracias al yoga, presenta en 57th & 9th ¡ªel t¨ªtulo hace referencia a la confluencia de calles en Manhattan que a diario cruzaba camino del estudio donde le esperaba su representante y productor Martin Kierszenbaum¡ª es la primera colecci¨®n de canciones pop a su nombre en una d¨¦cada. Temas que, desde el arranque con la arquet¨ªpica I can¡¯t stop thinking about you y su impulso buscadamente polic¨ªaco, retratan al musculado artesano que, pese al maquillaje de Photoshop en la rozagante imagen de portada, es consciente de su veteran¨ªa. El himno 50.000, futuro hito coreado en pabellones y estadios, as¨ª lo espec¨ªfica reflexionando acerca de la permanencia medi¨¢tica de Lemmy, Bowie o Prince tras su partida. Revisa sus a?os mozos en Headin¡¯ south on the great north road y fuerza la m¨¢quina en la sobreactuada Petrol head. Todo parece conducir a una experiencia quintaesencialmente
Sting ¡ªesa rasposa pero dulzona voz ya inconfundible, las tonadas neum¨¢ticas o tristonas¡ª evidente en las golosinas One fine day, contra los negacionistas del cambio clim¨¢tico, o la balada If you can¡¯t love me.
La intenci¨®n es claramente de retorno a un formato comercial. En los ¨²ltimos diez a?os hubo grabaciones experimentales y el musical The last ship sobre el cierre de los astilleros en su regi¨®n natal, vimos la reuni¨®n del hist¨®rico tr¨ªo The Police y el remozado sinf¨®nico de sus grandes ¨¦xitos, giras junto a Paul Simon y Peter Gabriel, etc. Toca pues contemporizar y reforzar, junto a los habituales Dominic Miller (guitarra) y Vinnie Colaiuta (bater¨ªa) e invitados como el guitarrista Lyle Workman o el conjunto tex-mex Last Bandoleros, al Sting que el gran p¨²blico prefiere. Pero antes de concluir esta solvente, previsible colecci¨®n de diez nuevos temas, nos deja su lamento por la crisis de los refugiados, Inshallah, y cuesta olvidar la denuncia por los sin papeles empleados en su finca de la Toscana.
Qu¨¦ dif¨ªcil es ser compasivo ¡ªsin que p¨ªen los esc¨¦pticos de turno¡ª cuando no se sufren penalidades. Nada mejor que un superventas navide?o para aliviarse.
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