?Y si Dios existiera?
Jaroussky y los m¨²sicos de Friburgo conmueven con un Bach hondo y metaf¨ªsico
Como quiera que el organista Cameron Carpenter "okup¨®" el Auditorio Nacional con su instrumento megagal¨¢ctico, la sala de conciertos se hab¨ªa convertido inmediatamente despu¨¦s en un templo posmoderno. Las columnas de sonido y los amplificadores recreaban una escenograf¨ªa visionaria en la que se fueron abriendo camino los m¨²sicos de la Orquesta Barroca de Friburgo, provistos de sus maderas de Cremona, uniformados de negro, como si hubieran estado posando en otro tiempo para un cuadro de Holbein.
Importaba, mucho, la indumentaria en la liturgia del concierto porque se trataba de invocar a Telemann y a Bach en una suerte de ceremonia luterana. Est¨¢bamos en misa. Y redundaba en la liturgia la verticalidad de los m¨²sicos, siempre de pie, como si fueran los tubos de un ¨®rgano y como si se hubiera establecido entre ellos una relaci¨®n org¨¢nica.
Philippe Jaroussky particip¨® de la misma dramaturgia, se deshizo de los galones de estrella de la ¨®pera. Y se avino a integrarse como un instrumento m¨¢s entre los profesores de Friburgo, procurando un escr¨²pulo, un pudor, en contradicci¨®n con cualquier idea del espect¨¢culo.
M¨²sica religiosa de Bach y de Telemann al abrigo de la Fundaci¨®n Scherzo. Un programa ¨¢rido desde presupuestos comerciales, pero asombroso en sus connotaciones metaf¨ªsicas y espirituales, sobre todo cuando sobrevino en la segunda parte de la celebraci¨®n ?el eterno retorno de la cantata 82 de Bach, por mucho que identificarla con un n¨²mero sea una manera de trivializarla.
Sucedi¨® que Jaroussky se atuvo al requisito del "da capo" hasta en cuatro ocasiones. Y sucedi¨® que se rompieron las reglas del espacio y del tiempo. M¨¦rito de Bach en su matem¨¢tica trascendental, y proeza de los int¨¦rpretes que desvelaron el misterio. Empezando por la sensibilidad de Jaroussky y su propia contenci¨®n, pues cualquier exceso interpretativo hubiera desbordado el balance de sonido y de color ?inculcado por los profesores friburgueses, que tocaban como si fueran un coro timbrado.
El concierto es la expresi¨®n esc¨¦nica de un disco publicado por Erato?que resulta impresionante, pero constituye una experiencia superior extrapolarlo a un rito p¨²blico. Porque se produce la creaci¨®n en vivo. Y porque se percibe el est¨ªmulo de la comuni¨®n, sobreponi¨¦ndose incluso la misa a las blasfemias de algunas toses ostent¨®reas, como dir¨ªa Jes¨²s Gil.
Bach y Telemann son dos glorias del barroco en la acepci¨®n temporal del movimiento art¨ªstico (1600-1750), pero las cantatas y los pasajes de pedagog¨ªa religiosa ?que escuchamos en el el Auditorio Nacional demuestran que la m¨²sica barroca puede ser al mismo tiempo una m¨²sica muy poco barroca, desprovista de arabesco y de ret¨®rica.
La explicaci¨®n es tan elemental como la l¨ªnea, la raya, que diferencia la Reforma de la Contrarreforma, concebida esta ¨²ltima desde Trento y la Iglesia de Roma para oponer a la sobriedad protestante la sugesti¨®n teatral de una est¨¦tica exuberante. Llegar a Dios por los sentidos. Que es un camino. El otro es aspirar a hacerlo pelda?o a pelda?o por la escalera de Bach. ?Y si Dios existiera?
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.