La novela se echa al campo
Las historias comprometidas ya no hablan solo de pol¨ªtica sino de una nueva forma de vivir codo a codo con la naturaleza sin olvidar la conservaci¨®n del medioambiente
El escritor Frank White acu?¨® el t¨¦rmino ¡°efecto perspectiva¡± para referirse al s¨ªndrome de los astronautas que regresan del espacio profundamente preocupados por la fragilidad del planeta: ver esa peque?a bola azul flotando en medio de una abismal negrura dispara su conciencia conservacionista.
Tras la liquidaci¨®n o, como m¨ªnimo, la liquidez de las ideolog¨ªas, la novela de intenci¨®n pol¨ªtica se diluy¨® durante a?os. Ahora vemos en las novedades de oto?o c¨®mo resurge un nuevo tipo de novela concienciada que muestra en forma de relato una nueva perspectiva de la lucha de clases: los que quieren vivir en armon¨ªa con el planeta y los que quieren vivir en armon¨ªa con la bolsa de Nueva York, incluso a costa de exprimir y devastar hasta el ¨²ltimo recurso natural.
Talar y talar
Annie Proulx, autora del incisivo relato Brokeback Mountain que tocaba el peliagudo asunto de la homosexualidad en la Am¨¦rica profunda de tipos duros con sombrero de cowboy, sigue siendo a los 80 a?os una mujer inconformista. Publica El bosque infinito, un grandioso novel¨®n de 840 p¨¢ginas que nos muestra desde 1693 hasta nuestros d¨ªas el genocidio de millones de ¨¢rboles. Uno de los libros del a?o.
A finales del siglo XVII Nueva Francia ¡ªque con el tiempo pasar¨¢ a llamarse Canad¨¢¡ª es una masa forestal inmensa, un ecosistema macerado durante millones de a?os. Ren¨¦ y Duquet llegan tras una penosa traves¨ªa y son tratados m¨¢s como esclavos que como colonos. Un propietario los elige a dedo y deber¨¢n trabajar tres a?os para ¨¦l hasta que se les ceda un terreno propio para asentarse. La traves¨ªa hasta la granja de Monsieur Tr¨¦pagny es una ardua traves¨ªa de dos d¨ªas a pie a trav¨¦s de un bosque laber¨ªntico. Tr¨¦pagny les dice que ¡°este es el bosque del mundo. Es infinito. Se enrosca como una serpiente que se traga su propia cola y no tiene final ni principio. Nadie ha visto jam¨¢s su l¨ªmite m¨¢s lejano¡± .
Hace un fr¨ªo insoportable, las moscas negras transmiten enfermedades y hay que embadurnarse de barro para protegerse de las nubes de mosquitos. Llegan exhaustos a su propiedad, donde una mujer de raza mi¡¯kmaq cultiva con poco af¨¢n el huerto. Le parece absurdo agacharse para cultivar en vez de enderezarse y recolectar. Tr¨¦pagny es tan cruel como ha de serlo un hombre de orden. Y tiene una justa misi¨®n: ¡°estamos aqu¨ª para someter este paraje agreste y mal¨¦volo¡±. Insiste en ¡°la necesidad, el deber de retirar los ¨¢rboles, de despejar la tierra no s¨®lo para uno mismo sino para la posteridad: alg¨²n d¨ªa aqu¨ª se cultivar¨¢n coles¡±. As¨ª ha sido durante toda la historia de eso que llamamos progreso: ¡°ser un hombre es desboscar¡±.
Durante a?os Ren¨¦ y ¨¦l se dedican hacha en mano a talar ¨¢rboles y abrir claros. Nueva Francia se convirti¨® durante dos siglos en un concierto de hachas. Los hombres derribaban ¨¢rboles como si fueran bolos. A lo largo de 840 p¨¢ginas absorbentes nos va mostrando el devenir de los herederos de Ren¨¦ Sel y Duquet hasta llegar a nuestros d¨ªas. Un Cien a?os de Soledad en el Norte de Am¨¦rica.
Tres siglos despu¨¦s, dos j¨®venes universitarios de apellido Sel con sangre de la tribu de los mi¡¯kmaq en las venas ¡ªRen¨¦ Sel se cas¨® con la ind¨ªgena que ten¨ªa esclavizada Tr¨¦pagny¡ª, sienten la llamada de la tierra de sus ancestros. Localizan a una activista, Sapatisia Sel, que es una pariente lejana y se unen con fervor a su grupo ambientalista, que se dedica a replantar ¨¢rboles en las zonas m¨¢s esquilmadas. Intentan sanar la automutilaci¨®n de los pulmones del planeta a la que contribuy¨® su antepasado. El da?o ha sido atroz y ¡°algunas cosas rotas no pueden arreglarse¡±. Pero ellos no van a dejar de intentarlo.
Zumbar y zumbar
Historia de las abejas nos habla de otro exterminio que pone a la especie humana al borde de su destrucci¨®n. Aunque en Espa?a la expresi¨®n ¡°ir de flor en flor¡± sea despectiva, es en lo que consiste el crucial trabajo de las abejas. En sus idas y venidas, polinizan a las flores. Sin ellas, un 30 % de la producci¨®n agr¨ªcola mundial y un 85 % de las plantas silvestres desaparecer¨ªan. Los pesticidas y la p¨¦rdida de sus h¨¢bitats hacen que haya descendido de manera preocupante la poblaci¨®n de abejas.
Maja Lunde era popular en Noruega como guionista de un popular programa televisivo infantil y autora de algunos libros juveniles hasta esta primera novela adulta, que obtuvo el Premio de los Libreros de Noruega. Nos muestra a trav¨¦s de tres momentos y tres grupos de personajes la evoluci¨®n de las abejas hasta desaparecer. Siglo XIX: un bi¨®logo deprimido que apenas habla a sus hijos se convierte en pionero de la cr¨ªa de abejas. Principio del siglo XXI: un granjero que trabaja en la producci¨®n de miel se lamenta de que su hijo se haya hecho vegetariano y sus absurdas ideas conservacionistas. Final del XXI: Los ni?os finalizan la escuela a los ocho a?os y empiezan a trabajar de manera extenuante en la polinizaci¨®n manual en un mundo sin abejas. De nuevo, nos hemos clavado nosotros mismos el aguij¨®n.
BAILANDO CON LOBOS
Estos d¨ªas arde en Noruega el debate por las licencias otorgadas por el gobierno para cazar a 47 de los 68 ejemplares de lobo que quedan en el pa¨ªs, para contentar a los ganaderos. La escritora brit¨¢nica Sarah Hall aporta un material excelente a la discusi¨®n sobre la reintroducci¨®n de especies depredadoras en territorios donde hab¨ªan desaparecido.
Rachel, una prestigiosa zo¨®loga, supervisa al norte de Idaho una manada de lobos reintroducida en la regi¨®n. Lleva una vida solitaria volcada en el trabajo, con relaciones de pareja espor¨¢dicas. La muerte de su madre en Inglaterra, junto a un embarazo por descuido, la hace regresar y aceptar un proyecto c¨®modo y muy bien pagado, patrocinado por un arist¨®crata: coordinar una reserva vallada electr¨®nicamente donde se reintroducir¨¢ una pareja de lobos para recuperar la especie desaparecida de la zona desde hace d¨¦cadas. La gente del lugar se manifiesta en contra. Las madres protestan porque sus beb¨¦s pueden ser devorados por lobos, pese a que est¨¢n en un lugar aislado y vallado. Rachel conoce su propio pa¨ªs: ¡°aqu¨ª a la gente no le interesa la naturaleza de verdad. S¨®lo quieren paseos bonitos, vistas bonitas y un sal¨®n de t¨¦¡±. Sucede en todo nuestro Occidente amodorrado por el confort. En Espa?a ¨²nicamente cambiar¨ªamos el sal¨®n de t¨¦ por una cervecer¨ªa.
Babelia
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