Revival
Algunas cosas de Trump recuerdan a Reagan: su presentaci¨®n como 'outsider' del sistema, su agresividad, su apolog¨ªa del capitalismo sin paliativos, su anti-intelectualismo...
Donald Trump llega al poder para consumar, en la pol¨ªtica, el revival ochentero que estamos viviendo en otras esferas. Si pensamos en el Brexit, resulta f¨¢cil evocar el d¨²o Reagan-Thatcher que la emprendi¨® contra la socialdemocracia y el comunismo. Obsesionados ambos con el impacto nocivo del hedonismo en la competencia capitalista, y liderando ambos aquella ¡°revoluci¨®n neoconservadora¡± que un d¨ªa aupaba a Jesse Helms y su Mayor¨ªa Moral contra los peligros internos y otro d¨ªa a Chuck Norris y su minor¨ªa letal contra los enemigos externos.
Otras caracter¨ªsticas de Trump recuerdan a Reagan: su presentaci¨®n como outsider del sistema, su agresividad, su apolog¨ªa del capitalismo sin paliativos, su anti-intelectualismo, su ultra-nacionalismo o su ¨¦nfasis en marcar un enemigo.
Asimismo, conviene marcar algunas diferencias entre el actor de Hollywood y el magnate inmobiliario. Si Reagan supo escudarse en sus famosos tanques pensantes -con Milton Friedman, Daniel Bell, Peter Steinfels o Hilton Kramer a la cabeza-, no parece haber nada ¡°pensante¡± en los tanques que pueda emplear Trump. Y esto es as¨ª porque Trump, sencillamente, siente que ha derrotado a la cultura. Reagan le ped¨ªa a Estados Unidos que ¡°estirara los m¨²sculos¡±, Trump parece invitarlo a estrechar la mente.
Si en pol¨ªtica exterior Reagan simboliz¨® la batalla contra el comunismo, Trump ha puesto su foco en el terrorismo. Si en pol¨ªtica dom¨¦stica el actor lanz¨® una cruzada moral que inclu¨ªa a la contracultura o los homosexuales (a los que lleg¨® a culpar de la plaga del SIDA), el magnate se ha lanzado directamente contra inmigrantes y musulmanes (aunque esto no le impida hacer negocios con Arabia Saud¨ª). Y si Reagan destruy¨® la industria, Trump hoy utiliza esa demolici¨®n para acrecentar sus bases sociales, con un proletariado venido a menos, olvidado por el progresismo, las nuevas tecnolog¨ªas o Wall Street.
Reagan se rode¨® de personajes, Trump es directamente un personaje. Un icono del capitalismo de pelotazo ¨Cm¨¢s alto, m¨¢s lejos, m¨¢s fuerte-, con su est¨¦tica ostentosa y su celebraci¨®n perpetua del dinero.
Por ¨²ltimo, hay que decir que Reagan cumpli¨® buena parte de sus promesas, mientras muchos rezan ahora para que Trump no cumpla las suyas.
Tal vez por oposici¨®n a este revival, desde la cultura hoy tambi¨¦n se intenta la recuperaci¨®n de otros ochenta: Alexander Kluge, los artistas rebeldes de entonces o, aunque s¨®lo sea a nivel de la parodia, los fil¨®sofos franceses, como hace Laurent Binet en La s¨¦ptima funci¨®n del lenguaje. Sin duda, una forma de oponerse al conformismo que emana de esa d¨¦cada, con su irracionalismo y su hip¨®crita necesidad de mantener los vicios privados y las virtudes p¨²blicas. Tambi¨¦n porque, despu¨¦s de que en los ochenta se fraguara el desmantelamiento del comunismo y la socialdemocracia, hoy no resulte improbable que el liberalismo y la democracia, tal como los conocimos, sean los pr¨®ximos a batir.
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