El cine del abandono
Tres pel¨ªculas de 2016 anticiparon la convulsi¨®n mundial tras la victoria de Trump
![Un fotograma de 'Hell or high water'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LB3OLD5GNJGBCMIEIOF4SVRC5Y.jpg?auth=b84ea2e1aa5c22c65f45fdb9afc3f2edc4488793f212b279b6f70f8cd302ad5f&width=414)
El a?o 2016 quedar¨¢ como un a?o convulso, err¨¢tico e impredecible, seg¨²n los bar¨®metros a los que est¨¢bamos acostumbrados: sondeos, encuestas, expertos y medios fueron incapaces de anticipar los mayores cambios que hemos vivido. Entre algunos de los indicios que anticipaban la situaci¨®n que vivimos ahora, hay tres pel¨ªculas anglosajonas que actuaron como term¨®metro social. Describir a Hollywood como una factor¨ªa de sue?os suena a cursiler¨ªa recurrente, pero solo si entendemos los sue?os en un sentido infantil o aspiracional: Hollywood tambi¨¦n es una factor¨ªa de sue?os febriles y por supuesto, de pesadillas.
Si nos fijamos en tres pel¨ªculas de 2016, Hell or High Water (en espa?ol, Comancher¨ªa,?nominada a cuatro Oscar), Yo, Daniel Blake (ganadora de la Palma de Oro en Cannes y nominada a cinco BAFTA) y American Honey (Dulzura americana, ganadora del Premio del Jurado de Cannes), podemos ver que est¨¢n unidas por una pesadilla com¨²n: el espectro acechante del abandono.
Estos tres filmes est¨¢n protagonizados por personas que han sido abandonadas por el Estado. Los hermanos de Hell or High Water est¨¢n siendo perseguidos por un banco depredador que quiere desahuciarles del rancho que su madre les dej¨® en herencia. Los protagonistas, sin trabajo ni posibilidad de encontrarlo en el pueblo des¨¦rtico que habitan, no ven otro remedio que asaltar distintas sucursales del mismo banco para pagar la hipoteca.
El director escoc¨¦s David Mackenzie retrata a la pareja de hermanos como forajidos desesperados, arrinconados por el negocio corrupto de las hipotecas basura y perfectamente ignorados por el Estado. El grado de abandono de los pueblos por los que se mueven es tal, que en una ocasi¨®n los Texas Rangers tienen que usar el apoyo de un mont¨®n de ciudadanos armados; dispuestos a impartir cualquier justicia montados en sus pick-ups.?En Hell or High Water no parece haber esperanza para ning¨²n personaje, ni mayor salida que el crimen o la muerte.
Tambi¨¦n ambientada en el Medio Oeste y tambi¨¦n con directora brit¨¢nica est¨¢ American Honey. Protagonizada por Sasha Lane (en su primer papel) cuenta la historia de Star, una adolescente de una familia tan fragmentada que ni siquiera podr¨ªa clasificarse como disfuncional: nunca queda claro qu¨¦ v¨ªnculos le unen a los ni?os con los que pasea por aparcamientos abandonados al principio de la pel¨ªcula, ni si la mujer a la que se los entrega es su madre, la de los ni?os, o ambas.
En el aparcamiento de un supermercado (uno de los paisajes recurrentes de esta pel¨ªcula) conoce a un grupo de gente de su edad que se dedica a vender suscripciones a revistas por distintas ciudades. Como una adaptaci¨®n contempor¨¢nea de los ni?os perdidos de Peter Pan, la furgoneta en la que viajan est¨¢ llena de distintos chavales que rozan o ni llegan a la mayor¨ªa de edad; todos viviendo en la semiorfandad, de forma n¨®mada y vendiendo revistas como parte de un esquema piramidal para intentar sobrevivir.
El nivel de abandono y decaimiento que describe American Honey es tal que parece que hay una generaci¨®n de americanos que no ha abandonado sus sue?os, sino algo tan b¨¢sico como el sedentarismo. Este grupo de chicos son m¨¢s parecidos a los vagabundos itinerantes de la Gran Depresi¨®n que a los pioneros del siglo XIX. En los Estados Unidos de American Honey, el Estado una vez m¨¢s brilla por su ausencia; perfectamente inexistente no solo como distribuidor de riqueza, sino como protector: tanto de bienes materiales como de seguridad y de los derechos m¨¢s fundamentales. Este grupo de ni?os no tiene nada ni nadie a quien pedir ayuda.
Finalmente, Yo, Daniel Blake del director irland¨¦s Ken Loach refleja en poco m¨¢s de noventa minutos las trabas imposibles a las que se enfrenta su protagonista por cobrar la pensi¨®n a la que tiene pleno derecho. La pel¨ªcula refleja el infierno burocr¨¢tico al que es sometido, donde el Estado pasa de ser garante de sanidad y protecci¨®n para convertirse en una imitaci¨®n del banco de Hell or High Water: en depredador y Daniel Blake en su presa.
Al final de la pel¨ªcula, Blake escribe posiblemente uno de los discursos m¨¢s emocionantes del cine contempor¨¢neo en el que exige sus derechos como ciudadano, ¡°nada m¨¢s, nada menos¡±.
Uno asumir¨ªa que la extrema derecha de Trump y el resto de pol¨ªticos afines en Occidente han sabido explotar perfectamente esta pesadilla que se cierne sobre buena parte de la sociedad y, por lo tanto, han conseguido el poder. Pero esa explicaci¨®n ignorar¨ªa otra ausencia: la de alternativa. La extrema derecha occidental no ha construido ning¨²n relato paralelo al del centro pol¨ªtico tradicional, sino que tras a?os de acoso y derribo contra cualquier propuesta de izquierda, se han encontrado el monopolio sobre la idea de cambio. Trump no gan¨® por sus propuestas, sino por incomparecencia del rival.
Los personajes de estas tres pel¨ªculas se niegan a ser las v¨ªctimas de las conspiraciones y paranoias de la nueva derecha. No quieren muros ni reindustrializaciones forzosas, sino un Estado garante de los derechos m¨¢s b¨¢sicos; un Estado que como proclama Daniel Blake, no trate a las personas como clientes o usuarios, sino como ciudadanos. Es una l¨¢stima que esa idea, por ahora, tambi¨¦n se encuentre ausente.
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