¡°Los libros nos protegen de lo que pasa ah¨ª fuera¡±
Lola Larumbe, propietaria de la librer¨ªa Rafael Alberti de Madrid, recomienda libros como un doctor receta medicamentos
Si existiera una escuela para aprender a ser librero, Lola Larumbe deber¨ªa ser su jefa de estudios. En ella se concentran todas aquellas virtudes que un buen librero debe conservar: disposici¨®n, amabilidad, conocimiento, sentido cr¨ªtico, paciencia, inteligencia. Lola recomienda libros como el doctor receta medicamentos, con la exacta convicci¨®n de que lo que proponen a sus pacientes-clientes-lectores tiene la extraordinaria cualidad de salvar y animar vidas.
Le¨ª a Lola antes de conocerla. Ella escribi¨® el hermoso pr¨®logo del libro Mujeres y libros, de Stefan Bollmann. All¨ª Lola, recordando la Espa?a franquista, incid¨ªa en la necesidad de que las mujeres leyeran libros como herramienta para conquistar la independencia. Despu¨¦s de conocerla, entend¨ª que ninguna otra persona hubiera sido mejor para introducir ese impecable ensayo. Lola ha dicho en alguna ocasi¨®n que el oficio de librero es hermoso si t¨² lo haces hermoso. Ella no ha dejado de intentarlo desde que lleg¨® a principios de los a?os 80, en un convulso y revolucionario Madrid.
Cinco a?os antes Enrique Lagunero hab¨ªa abierto esta librer¨ªa en pleno barrio universitario. ¡°Nosotros somos ahora la segunda generaci¨®n. La librer¨ªa se llama Rafael Alberti para homenajear al gran poeta que estaba en el exilio y del que Lagunero era muy amigo, pero tambi¨¦n a toda una generaci¨®n esencial en nuestro pa¨ªs¡±, explica la librera, que tambi¨¦n recuerda los a?os furibundos en los que grupos de extrema derecha campaban a sus anchas por todo Madrid atentando contra peri¨®dicos, librer¨ªas o revistas. ¡°Cuando heredamos la librer¨ªa, intentamos mantener el esp¨ªritu abierto y de talante progresista que todav¨ªa conserva¡±, relata Lola.
En su librer¨ªa uno viene a comprar libros, por supuesto, pero sobre todo, viene a refugiarse; cuando has tenido un mal d¨ªa, cuando el mundo no te gusta, cuando las cosas fallan... la librer¨ªa Alberti deja que te quedes all¨ª, sin ser molestado, mientras observas c¨®mo van recibiendo a un tipo ins¨®lito de ser humano: aquel que ¡°est¨¢ dispuesto a compartir la lectura y el placer la amistad¡±.
Cada s¨¢bado realizan actividades infantiles para ir propagando este placer ¡ªel de la lectura y el de la amistad¡ª a los m¨¢s peque?os. Sin embargo, hay una actividad que brilla especialmente en este refugio: ¡°Desde el a?o 2002 hasta ahora, y con la ayuda de la editorial Pre-Textos y del Colegio Mayor Chaminade, desarrollamos un programa que se llama Encuentros en Alberti, en el que intentamos poner en contacto a autores con sus lectores¡±, explica Larumbe. Comenzaron escribiendo y enviando cartas a los escritores que m¨¢s les conmov¨ªan ¡ªlos poetas Mu?oz Rojas y Joan Margarit, entre otros¡ª y les invitaban a acudir al encuentro. Lola tiene grabado a fuego el primero de ellos: ¡°Fue con Bernardo Atxaga. El almac¨¦n era un galp¨®n lleno de libros y de cajas. Hicimos un gran esfuerzo para ordenarlo y limpiarlo. Alquilamos las sillas de un sitio de bodas cercano y las trajimos todas en mi coche¡±, comenta entre risas.
Es dif¨ªcil imaginar ahora, en una ¨¦poca en la que las promociones de libros proliferan durante todo el a?o, la tit¨¢nica labor de esta mujer, esforz¨¢ndose por concitar a un grupo de 60 o 70 personas para escuchar a autores que ven¨ªan de cualquier parte del pa¨ªs. Y pese a esta dificultad, en el a?o 2005, la librer¨ªa se llev¨® el premio que conced¨ªa el Ministerio de Cultura y que valoraba su fant¨¢stico e ingente trabajo.
Pese a que el barrio no conserva muchas de las cualidades que s¨ª ten¨ªa en su origen (¡°Era un barrio con muchos bares y cuando los alumnos sal¨ªan de la universidad ven¨ªan aqu¨ª¡±), y ahora ha sido sustituido por otros como Lavapi¨¦s, Chueca o Malasa?a que han sido ¡°higienizados, modernizados y gentrificados¡±, a la librera le gusta este aroma de los a?os 70 que se respira en este ¡°barrio transversal que no est¨¢ de moda pero que tiene una ca¨ªda hermosa hacia el Parque del Oeste y desde el que se puede ver una preciosa puesta de sol¡±.
Unos d¨ªas antes de la ¨²ltima Navidad, la librer¨ªa sufri¨® un accidente a causa de una negligencia que rompi¨® las ca?er¨ªas e hizo desplomarse el techo: ¡°Hubo bastante destrozo material y destrozo an¨ªmico tambi¨¦n, porque a veces te fallan las fuerzas. Si no vendes libros dices 'pues tengo que mejorar', pero si es una negligencia de alguien, pues te vienes abajo¡±. Sin embargo, la librer¨ªa, gracias a la gran red de amigos que ha ido fabricando, mimando y cuidando en este tiempo, consigui¨® un enorme apoyo y una solidaridad inaudita: ¡°Tanto apoyo nos dio muchas ganas de mejorar, de dejar el espacio m¨¢s bonito y con nuevas ganas de recibir a gente¡±, concluye Larumbe.
La librera cree tanto en sus amigos-clientes-lectores como en los libros que dispensa con fervor: ¡°Los libros nos protegen de lo que pasa ah¨ª fuera, de todas esas cosas que no siempre son tan bonitas como querr¨ªamos. El libro te aguarda, te recoge, es un sitio para estar¡±. Aunque sospecho, antes de despedirme, que para Lola los libros son nada m¨¢s ¡ªy nada menos¡ª que la m¨¢s hermosa de las excusas para iniciar nuevas amistades. La nuestra, por supuesto, acaba de comenzar.
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