Una cumbre maldita
Lift To Experience reedita su ¨²nico disco, objeto de culto por su ambici¨®n conceptual y su cruce de distorsi¨®n y melod¨ªa
Buck, Bear & The Boy. Suena a trinidad de w¨¦stern, a t¨ªtulo de Sergio Leone, pero en realidad abreviaba la alineaci¨®n (guitarra-bajo-bater¨ªa) de Lift To Experience, prototipo de banda de culto reci¨¦n nacido el milenio. El tr¨ªo de Denton (Texas) protagoniz¨® en 2001 un one and done bello y doloroso, de formato doble y conceptual: The Texas-Jerusalem Crossroads . Engullidos por sus demonios, su entente se fue al traste. Y ahora, tras un show de reencuentro en el festival Meltdown londinense, nos regalan la nueva edici¨®n de aquel ¨¢lbum cumbre, el primero de los dos que llevan la firma del hombre apodado Buck.
Porque el l¨ªder y compositor de Lift To Experience, su frontman y guitarrista, era/es Josh T. Pearson, barbudo que hace un lustro deslumbr¨® con su tambi¨¦n ¨²nico trabajo en solitario, Last Of The Country Gentlemen, uno de los discos de divorcio m¨¢s escalofriantes de siempre. En esas letan¨ªas abiertas en canal reinaban voz y guitarra ac¨²stica, frente a las electrizantes dosis de distorsi¨®n shoegaze entreveradas en Lift To Experience con el instinto mel¨®dico de Pearson.
Su garganta de crooner fr¨¢gil, la verborrea al trote o los recitados conviven de forma natural con los arreglos en The Texas-Jerusalem Crossroads . Y los colofones noise de los remansos nunca resultan forzados. Todo en realidad fruto de un perfeccionismo casi maniaco: Pearson ?invirti¨® tres a?os en componerlo, desech¨® el primer registro y, tras meses de vuelta de tuerca, torn¨® con el grupo al estudio. Incluso para esta reedici¨®n han vuelto a mezclar el ¨¢lbum como ellos habr¨ªan querido en su momento.
Se ha retirado, de hecho, en plataformas como Spotify la edici¨®n original publicada por el sello Bella Union. ?Sorprende que su rector, Simon Raymonde, y su compa?ero en los sofisticados Cocteau Twins, Robin Guthrie, apadrinaran esa aparente empanada de imaginer¨ªa b¨ªblica que es el disco en sus letras? No, si se percibe la verdad po¨¦tica con la que los texanos (Andy Young, alias The Boy, naci¨® y estudi¨® jazz en Nueva Orleans) esculpen su relato de un supuesto apocalipsis en el Estado de la estrella solitaria.
Al margen de met¨¢foras, Pearson sent¨ªa lo que cantaba: su padre era predicador con mala cabeza, ¨¦l no tuvo acceso al rock en la radio hasta los 12 y en su c¨ªrculo familiar le profetizaban de cr¨ªo futuro como mes¨ªas. Urg¨ªa el escape por la v¨ªa del arte, aunque a¨²n hoy admite una ¡°relaci¨®n intermitente con Dios¡±.
Y esto sin olvidar que el progenitor de Young tambi¨¦n fue predicador. El bater¨ªa no pudo superar precisamente la muerte del padre. Su espiral de drogas, la botella en el caso de Pearson y la muerte por sobredosis de la mujer del bajista, Josh Bear Browning, desmantelaron el proyecto y les condenaron al malditismo. Pero nadie podr¨¢ discutir el fulgor hipn¨®tico de ¡®Falling From Cloud 9¡¯, c¨®mo vuelan las alas maltrechas de ¡®With Crippled Wings¡¯ o el embrujo de ¡®These Are The Days¡¯, por citar gemas de un tracklist impecable, ampliado en la versi¨®n deluxe con una potente sesi¨®n para John Peel en 2001 y un ep¨¦ con demos inici¨¢ticas, de las que tres no pasaron el corte.
Lift To Experience. The Texas-Jerusalem Crossroads [PIAS] Iberia&Latin America
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