Canci¨®n de bienvenida
Pere Llobera da un salto conceptual para afrontar una nueva etapa en su pintura
Pere Llobera (Barcelona, 1970) suele decir que lleg¨® a la pintura por inercia y que como siempre ha encontrado dif¨ªcil explicar verbalmente su trabajo recomienda al espectador mirar directamente las im¨¢genes de su obra. Que ah¨ª est¨¢ todo, en un juego de escapismo: de estilo, de tem¨¢tica, de sentido, de perspectiva y de expectativas. E incluso de s¨ª mismo. No es raro, pues, ver c¨®mo en su nueva exposici¨®n en la galer¨ªa F2 dice adi¨®s para decir hola. Se titula Estacional, aunque confiesa que podr¨ªa llamarse White Album, como el disco de los Beatles que refleja con mayor nitidez sus convulsas dilog¨ªas. Porque mucho hay aqu¨ª de eso, de catarsis emocional y de necesidad de cerrar una era con la pintura para afrontar una nueva actitud frente a ella.
Para alcanzarla, el artista ha construido un podio de medidas ol¨ªmpicas, de cinco metros y medio de largo, ensamblando con alegr¨ªa su vida desde 1979 y resumida en 350 cuadros y 10 carpetas llenas de tesoros personales. Est¨¢ todo: sus dibujos de cuando era peque?o, los ex¨¢menes de la facultad, bocetos a carboncillo, infinidad de retratos, las ideas malas, algunas citas po¨¦ticas, varias referencias contraculturales, muchos cuadros buenos, los paisajes de su ¨¦poca en plein air... Lo que se entrev¨¦ del api?amiento remite a sus conocidos retablos amables y amargos, que apelan a la vergonzosa incomodidad de ciertos paisajes comunes, como la resistencia a hacerse mayor o el estar cansado de ser fuerte, y sobre los que tantas vueltas ha dado Llobera. Un mapa emocional del que quiere aqu¨ª desprenderse no sin antes salpicarlo a las paredes de la galer¨ªa, a modo de colof¨®n final con un doble retrato de sus padres y la imagen del patio del que fuera su colegio de peque?o. El resultado es una gran monta?a de recuerdos sobre los que el artista se alza para conquistar otro territorio de s¨ª mismo. Subir al pedestal para tirarse de cabeza al futuro.
La exposici¨®n supone un salto en esa l¨ªnea conceptual que siempre ha sido una de las caracter¨ªsticas principales de su pintura. Hasta ahora, su trabajo hab¨ªa sido un exhaustivo an¨¢lisis metareferencial sobre su oficio, centrado tanto en la disfuncionalidad de la pr¨¢ctica pict¨®rica como en la potencia liberadora de dicha actividad. El poder in¨²til y euf¨®rico que convierte al pintor en un superviviente que no puede m¨¢s que seguir pintando. A eso remit¨ªa su anterior exposici¨®n en esta misma galer¨ªa en 2014, El mal de Ensor, aunque aqu¨ª se despoja del camino f¨¢cil y le da un giro a esa lucha cr¨®nica contra las virtudes de uno mismo, en una huida desesperada hacia ning¨²n lugar. Un gesto honesto y decisivo. Bienvenido.
Estacional. Pere Llobera. Galer¨ªa F2. Madrid. Hasta el 18 de marzo.
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