Una piedra tambi¨¦n hace naturaleza
Una exposici¨®n fotogr¨¢fica en el Museo Geominero de Madrid con rocas de la Capadocia muestra la intervenci¨®n humana en el medio ambiente
La Capadocia es un lugar m¨¢gico en Turqu¨ªa donde la naturaleza ha sido generosa con el ¨¢rido paisaje: el juego continuo entre el viento y el tiempo ha modelado estas formaciones rocosas. El desgaste de las monta?as en inveros¨ªmiles formas parece haber salido de la imaginaci¨®n ociosa de un alfarero y los colores de los minerales dejan una paleta que tambi¨¦n cambia con el tiempo y con el viento. Por esos parajes que recuerdan al Principito entre volcanes se ha paseado Maider L¨®pez (San Sebasti¨¢n, 1975) sin rumbo fijo, demostrando que solo con hollar esos caminos, el hombre est¨¢ interviniendo en el cambio del espacio natural.
Esta artista cogi¨® al azar algunas piedras por el camino, de cualquier aspecto y tonalidad, sin valor ni significado, casi sin nombre conocido, y las traslad¨® unos metros m¨¢s all¨¢ o hasta el valle siguiente en su mochila. Antes de desarraigarlas las fotografi¨® y se?al¨® las coordenadas en las que estaban situadas; despu¨¦s hizo lo mismo cuando las deposit¨® en su nuevo espacio. Y viendo ambas fotos juntas se aprecia c¨®mo una misma piedra cambia sus cualidades: no es lo mismo si descansa entre arena blanca a las ocho de la ma?ana que sobre un lecho de hierba fresca con la ¨²ltima luz del d¨ªa, por ejemplo. ?Quieren comprobarlo? Sus fotograf¨ªas se exponen en el Museo Geominero de Madrid. Y de all¨ª no las mover¨¢ nadie hasta el 11 de marzo.
Las fotograf¨ªas son de tama?o casero, como las que se revelan de cualquier c¨¢mara y est¨¢n pegadas en la pared entre vitrina y vitrina a una altura que apenas las muestra, hay que buscarlas. ¡°He querido hacer una intervenci¨®n en el museo m¨ªnima, tambi¨¦n y las he colocado a esa altura porque hay espectadores muy diversos, m¨¢s altos, m¨¢s bajos, con m¨¢s o menos visi¨®n¡±, explica L¨®pez.
¡°Lo que pretenden mostrar estas fotos es que nuestras acciones, por peque?as que sean, tienen un impacto, pero tambi¨¦n quer¨ªa decir que se puede caminar sin romper el paisaje, vivir sin perturbar a la naturaleza¡±. Cada a?o la erosi¨®n e¨®lica rebaja unos mil¨ªmetros la piel arenosa de la Capadocia. Y la intervenci¨®n humana no se quedar¨¢ corta.
Esta exposici¨®n, Moving Stones (Piedras en movimiento) alude a esa transformaci¨®n invisible del entorno, la que opera en la bota del peregrino, en la mano del paseante que lanza una piedra o corta una rama. ¡°Se hace de forma inconsciente, sin que haya un cambio de forma evidente¡±, dice la artista. L¨®pez ha deslocalizado esas piedras en la Capadocia, y las ha tra¨ªdo en fotos hasta Madrid para que convivan durante unas semanas con las miles de piedras, estas s¨ª minerales especiales con nombres y apellidos que reposan en las vitrinas del Instituto Geominero, un soberbio edificio de espectacular c¨²pula acristalada que encoje al visitante al descubrirlo. Y a¨²n m¨¢s al ver algunos de los minerales que se muestran: uno tiene la impresi¨®n de que eso no lo ha podido hacer la naturaleza ella solita. Cuando la gu¨ªa asegura que s¨ª, entonces solo cabe pensar que es el ser humano el que no tiene margen para inventar nada.
Esta iniciativa art¨ªstica tiene una primera parte en la galer¨ªa madrile?a Espacio M¨ªnimo, donde Maider L¨®pez expone sus azulejos pintados con los colores de la Capadocia, donde ha pasado dos a?os trabajando con estudiantes de all¨ª. Y el paseo tendr¨¢ su final en la feria de Arco, con la exposici¨®n de dos fotos: en la primera se ve a 25 personas encaramadas cada una en otras tantas colinas; en la segunda todas ellas han subido a una sola colina. La pretensi¨®n es la misma: revelar la silenciosa interferencia en la naturaleza. Descubrir que al fin y al cabo hay un alfarero, con botas y sin guantes, pero que puede ser respetuoso con el medio ambiente.
Babelia
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