Reconstruyendo las torturas
El documental 'Istiyad Ashbah' rememora los sufrimientos de los presos en el centro de interrogatorios Moskobiya de Jerusal¨¦n, y lo hace a trav¨¦s de la reconstrucci¨®n del edificio con antiguos presos en un plat¨® de cine
?C¨®mo lograr una reconstrucci¨®n exacta de un hecho? Revivi¨¦ndolo con sus protagonistas. El documental Istiyad Ashbah es un ejemplo absolutamente radical. Para rememorar los sufrimientos padecidos en el centro de interrogatorio israel¨ª de Moskobiya, en Jerusal¨¦n Oeste, por el que durante d¨¦cadas han pasado centenares de palestinos, el director Raed Andoni alquila un almac¨¦n en Ramala que le sirva como plat¨® televisivo y pone un anuncio en un peri¨®dico para un casting. Pero ser¨¢ uno especial: est¨¢ buscando antiguos presos que le ayuden a levantar una recreaci¨®n en forma de decorado de cine de Moskobiya y que durante el montaje recuerden lo que les pas¨® all¨ª.
Andoni se sumerge as¨ª en un viaje muy especial. Decide que en ese reparto de Istiyad Ashbah tengan cabida tanto antiguos presos de Moskobiya como decoradores que hayan sufrido en otros centros brutales interrogatorios. Y les cambia de roles constantemente: unas veces ser¨¢n polic¨ªas y otras, detenidos. "En la sociedad palestina, pasar por un centro de detenci¨®n e interrogatorio es como un rito de iniciaci¨®n: t¨² sales convertido en h¨¦roe o roto por la experiencia", cuenta en Berl¨ªn el cineasta. Hoy tiene 45 a?os, pero a¨²n recuerda c¨®mo en su juventud pas¨® por la misma situaci¨®n. "De vez en cuando me llegan flashazos de recuerdos, como el golpe de las puertas cerr¨¢ndose o el crujir de la bolsa que me pon¨ªan en la cabeza".
El mismo experimento ya hab¨ªa sido realizado previamente en el cine, pero aqu¨ª Andoni, palestino nacido en Amman, no solo se centra en rememorar el pasado sino que tambi¨¦n filma las disputas que se crean durante la reconstrucci¨®n de la c¨¢rcel durante siete semanas, y c¨®mo esa actividad va provocando en los participantes estallidos de recuerdos. Se ponen de acuerdo con los colores de las paredes, las puertas, y van as¨ª conformando el paisaje: "Us¨¦ todo lo que ten¨ªa a mi alcance para ayudarles a cavar en su inconsciente. Tambi¨¦n les avis¨¦ desde el primer d¨ªa; el que quisiera pod¨ªa renunciar al instante".
"En la sociedad palestina, pasar por un centro de detenci¨®n e interrogatorio es como un rito de iniciaci¨®n: t¨² sales convertido en h¨¦roe o roto por la experiencia"
Capa a capa, Andoni, que incluso se deja interrogar y que le afeen sus conductas en pantalla, entra en cada uno de sus compa?eros. Uno de sus mejores amigos explota cuando confiesa que su hermano se suicid¨® all¨ª y ¨¦l no hizo nada. "Quer¨ªa llegar hasta lo m¨¢s profundo, a eliminar la represi¨®n que nos coharta, y mostrar nuestros fantasmas".
Finalmente, la docena de participantes acaba por ense?ar sus propios demonios. Son un colectivo y a la vez cada uno es una persona. "Cierto, porque para cada preso la experiencia es distinta", cuenta Raed Andoni. Al espectador el viaje al infierno le ha merecido la pena. "No lo dudes: a mis compa?eros de rodaje tambi¨¦n".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.