El madrile?o que paraliz¨® La Habana
Si los medios masivos quieren sobrevivir en el siglo XXI, deber¨ªan especializarse en a?adir contexto, trastienda, iluminaci¨®n
La voz del telediario parece coger aliento antes de dar la siguiente primicia: que Enrique Iglesias estrena su nueva canci¨®n, con un v¨ªdeo grabado en Cuba. Tal cual. No habla el cantante, no hay declaraciones de los habaneros que sirvieron de extras en el rodaje, nada que justifique su inclusi¨®n en un noticiero. ?nicamente vemos un fragmento del clip y ni siquiera el m¨¢s divertido. (El m¨¢s divertido ser¨ªa aquel que Enrique entra en un solar ¡ªuna corrala, para entendernos¡ª y, previa consulta con un simp¨¢tico jubilado que fuma un puro, localiza al objeto de sus deseos, una angelical mulata de melena rizada. A esta altura, ya hemos perdido la cuenta de los clis¨¦s que se acumulan en S¨²beme la radio).
En la pantalla, la voz patina al decir el nombre del autor de la canci¨®n ¡ªes Descemer, no Descember¡ª pero eso resulta disculpable, ya saben c¨®mo funciona la imaginaci¨®n cubana a la hora de inventarse nombres de pila. Lo extraordinario es la facilidad con que el periodismo ¡ªy no solo el de los informativos televisivos¡ª ha llegado a una perfecta simbiosis con los departamentos de marketing.
Si se trata de alg¨²n fen¨®meno triunfal, cualquier migaja que anticipen las multinacionales es acogida en los medios como man¨¢ ca¨ªdo del cielo. Lo hemos sufrido con el lanzamiento de Rogue One: docenas de noticias generadas por la divisi¨®n cinematogr¨¢fica de Walt Disney eran amplificadas con fervor. He dicho ¡°noticias¡± y en realidad no pasaban de minucias, que dif¨ªcilmente saciar¨ªan el apetito de los frikis de Star wars.
As¨ª, de principio, se me ocurre que las televisiones p¨²blicas no deber¨ªan comportarse como meras correas de transmisi¨®n de las grandes corporaciones. Por decencia: convierten una parte sagrada de su programaci¨®n en publicidad encubierta. Por eficacia: se enfrentan con los medios digitales¡ y pierden (a esa hora, la novedad de Enrique Iglesias ya hab¨ªa dejado de ser trending topic en Twitter). Y tambi¨¦n, para potenciar sus funciones.
Los medios masivos que pretendan sobrevivir en el siglo XXI, necesitan ofrecer algo m¨¢s que sus ¨¢giles competidores. Tendr¨ªan que especializarse en proporcionar contexto, trastienda, iluminaci¨®n. En el caso en cuesti¨®n, ?c¨®mo se negoci¨® con las autoridades castristas, cu¨¢nto cost¨® cerrar la Habana Vieja, quienes eran esos hombres de negro que protegen al artista?
De fondo, hay una historia en la pasmosa reconversi¨®n de Iglesias en adalid de los ritmos latinos globalizados. Y s¨ª, ya sabemos que Enrique, vamos a decirlo finamente, no est¨¢ muy dotado para el an¨¢lisis pero a su lado ten¨ªa al realizador Alejandro P¨¦rez y al compositor Descemer Bueno, ambos cubanos afincados en Estados Unidos, que podr¨ªan iluminarnos al respecto.
Tal vez esta sea la menor de las transgresiones de los informativos gubernamentales pero produce verg¨¹enza que cedan a la promocionitis. Cegados por el espejismo de la novedad y el brillo de los superventas, se sumergen en el mismo cenagal donde chapotean las televisiones privadas. Qu¨¦ tristeza: no siempre fue as¨ª.
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