¡°En el escenario se o¨ªa ¡®oh, no¡¯. Alguien sab¨ªa que el sobre no era el bueno¡±
As¨ª se vivi¨® el error de los Oscar dentro del teatro Dolby, donde los m¨¢s veteranos se quedaron estupefactos y los ganadores no se lo acababan de creer
Hay un tipo en esta fila del teatro Dolby que lleva toda la noche jaleando los premios y las nominaciones de Moonlight. Cuando le dieron el premio al mejor guion, sus gritos de alegr¨ªa seguramente se o¨ªan en la platea, dos pisos m¨¢s abajo. Ahora, al final, cuando se ha anunciado el Oscar a la mejor pel¨ªcula para La La Land, aplaude educadamente mientras se levanta y se prepara para ser de los primeros en salir. Pero no se va, se queda de pie en un rellano. Algo pasa en el escenario. "?What? ?What?", dice con las manos en la cabeza. Como ¨¦l, medio teatro est¨¢ ya de pie recogiendo cuando alguien dice desde el escenario que el ganador es Moonlight. El tipo en cuesti¨®n es Jewerl Ross, el representante de Barry Jenkins, que en ese momento sube confundido a recoger el Oscar. Le pregunto si se cree lo que estamos viendo. No contesta, solo me abraza al borde de las l¨¢grimas y sale corriendo hacia el piso de abajo.
Los espectadores que llenaban el teatro Dolby el domingo por la noche acababan de ser testigos en directo del mayor error de producci¨®n en 89 a?os de historia de los Oscar. Como todo el mundo sabe a estas horas, alguien le dio un sobre equivocado a Warren Beatty, que sin saber qu¨¦ hacer con ¨¦l se lo ense?¨® a Faye Dunaway, que ley¨® un t¨ªtulo equivocado nada menos que en el premio a la mejor pel¨ªcula.
¡°En el momento en que dijeron La La Land, empezamos a o¨ªr a gente en el escenario que dec¨ªa ¡®Oh, no, oh, no¡¯. Alguien sab¨ªa que el sobre no era el bueno¡±. As¨ª lo contaban cinco miembros del equipo de producci¨®n que esperaban el ascensor del aparcamiento poco despu¨¦s. ¡°El ¨²ltimo segmento del show era volver al escenario siguiendo con la c¨¢mara a Jimmy Kimmel, que har¨ªa la despedida. Pero entonces el regidor lo detuvo¡±. Les dijeron que se quedaran quietos. Un espect¨¢culo milimetrado, el programa de televisi¨®n m¨¢s popular del mundo, acababa de descarrilar estrepitosamente.
¡°Esto es lo m¨¢s raro que he visto en todas las veces que he venido¡±, dec¨ªa a EL PA?S Alan Bergman mientras ayudaba a su esposa, Marilyn Bergman, a bajar unas escaleras del teatro imposibles para personas tan mayores. ?l tiene 91 a?os, ella 88. Algo de experiencia tienen. La primera vez que estuvieron en los Oscar fue en 1969, cuando ganaron por la m¨²sica de El caso de Thomas Crown. Ellos se presentan como ¡°los compositores de The way we were¡±, por la que ganaron el segundo, en 1973. El tercero fue por Yentl. Estaban tan impresionados como cualquiera. Otra se?ora iba por la escalera diciendo: ¡°?Hist¨®rico!¡±. Hab¨ªa venido 22 veces a los premios de la Academia. As¨ª de importante en la historia de los Oscar es lo que se vio este domingo.
Moonlight es una enorme rareza en Hollywood. Ha ganado el premio de una Academia cuyos miembros t¨ªpicos podr¨ªan ser los Bergman, o Bob O¡¯Neil, un hombre sorprendentemente parecido a Jeff Bridges que fue ejecutivo de Universal Studios durante 40 a?os hasta que se retir¨®. Para ¨¦l, entre Shirley MacLaine y Charlize Theron, la conocida era MacLaine. ?l hab¨ªa votado por Figuras ocultas, un drama cl¨¢sico. ¡°Lo tiene todo. Buena historia, emoci¨®n en la actuaci¨®n, todo¡±, comentaba en el bar del segundo piso del teatro mientras ped¨ªa que subieran el volumen de la televisi¨®n.
Eso es lo malo de salir al bar o al ba?o en los Oscar. Las interrupciones publicitarias son muy cortas y cierran las puertas en cada segmento. Si sales, te pierdes un par de premios y los tienes que ver desde el bar. Y como es un bar, no se oye nada. Dos de los adolescentes de Moonlight, Ashton Sanders y Jharrell Jerome, se pasaron todo el espect¨¢culo entrando y saliendo y haciendo levantarse a toda su fila en el segundo anfiteatro. Al final, se llevaron las bebidas al asiento.
Con el teatro casi vac¨ªo, Andrew Garfield parec¨ªa no tener prisa por ir a la tradicional fiesta de los gobernadores en el piso de arriba y estaba esperando a alguien. En el ba?o, un camarero y un guardia de seguridad discut¨ªan sobre qu¨¦ pod¨ªa haber pasado. Un hombre con un oscar en la mano y calzado con deportivas le iba a buscar un refresco a su hijo. Era Kevin O¡¯Connell, uno de los grandes personajes de la noche. Tiene el r¨¦cord de nominaciones sin conseguir el Oscar: 20. El domingo, a la 21, consigui¨® el primero de su carrera por la mezcla de sonido de Hasta el ¨²ltimo hombre. ¡°No te puedo ni empezar a describir lo que es esto¡±, dec¨ªa a EL PA?S.
De la peor manera posible, el caso es que Moonlight y La La Land se encontraron en el escenario y fue a su manera un premio a los que sue?an, como canta Mia (Emma Stone). En esto, La La Land no se inventa nada. All¨ª estaba Chrystal Candelario, de 36 a?os, una de las camareras que serv¨ªan las bebidas en el piso donde estaban todas las estrellas. En el momento del Oscar a Viola Davis, aplaudi¨® dando con una mano contra su muslo mientras con la otra sosten¨ªa una bandeja. Lleva 15 a?os intentando ser actriz en Albuquerque, Nuevo M¨¦xico, y se mud¨® a Los ?ngeles el pasado julio. Rodeada de las estrellas de Hollywood, se negaba a sentirse intimidada. ¡°Yo estoy en este negocio y quiero trabajar con ellos, no admirarlos¡±, dec¨ªa. ¡°Yo los veo como iguales¡±. Como dijo Barry Jenkins en el escenario, basta de sue?os, esto es realidad.
Babelia
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