El convento de Santa Isabel la Real de Granada revive su mejor ¨¦poca
Los trabajos de restauraci¨®n en el monasterio albaicinero del siglo XVI le devuelven el esplendor perdido
![Javier Arroyo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fd32e7916-34b0-4b94-8d32-77cf27aaff02.png?auth=fd66b52d9e90ebc134d0c6463fc689855a54258f0e8c6786967941f3682f6acb&width=100&height=100&smart=true)
![José Guirao (d), director de Fundación Montemadrid durante la inauguración.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EGHL66VDDBDMOF3RBSEDW4II4U.jpg?auth=a9ad7c4be9a2e3dc90281cb245935d15a36340501a8785271b477022ce2a3576&width=414)
Isabel la Cat¨®lica orden¨® la construcci¨®n del convento de Santa Isabel la Real en 1504, apenas 12 a?os despu¨¦s de la toma de Granada. Nac¨ªa as¨ª el primer convento para mujeres de Granada que, seg¨²n su c¨¦dula de fundaci¨®n original, habr¨ªa debido erigirse en la Alhambra. Por razones desconocidas, acab¨® en el coraz¨®n del Albayz¨ªn, en la colina opuesta. El cambio de ubicaci¨®n oblig¨® incluso a emitir una nueva C¨¦dula Real que, el 15 de septiembre de 1504, determinaba oficialmente la construcci¨®n del convento en el lugar que ahora ocupa. Cuando han pasado algo m¨¢s de 500 a?os de aquello, el convento ha vivido un proceso de restauraci¨®n tan importante que el espacio luce casi como lo vieron sus primeros usuarios.
La minuciosa restauraci¨®n del convento de Santa Isabel ha durado una d¨¦cada y ha ocupado a un importante equipo de historiadores, restauradores y otros especialistas. Tambi¨¦n ha supuesto un desembolso econ¨®mico de casi 1,2 millones de euros, 950.000 aportados por la Fundaci¨®n Montemadrid y 237.000 por la Comunidad de Hermanas Clarisas, congregaci¨®n que rige el convento. Jos¨¦ Guirao, director general de la Fundaci¨®n Montemadrid explica que ¡°la decisi¨®n de actuar sobre este convento encaja plenamente en nuestro programa de restauraci¨®n al tratarse de un bien muy interesante patrimonialmente aunque poco conocido. Esperamos que ahora adquiera un nuevo impulso¡±.
La gran colecci¨®n de arte mueble de la ciudad
El convento comprende dos ¨¢mbitos principales. El claustral o espacios en torno al claustro en el que la docena de monjas que lo habitan realizan su vida diaria y, a su lado, la iglesia, de arquitectura mud¨¦jar, formada por una gran nave ¨²nica con dos artesonados de madera de belleza excepcional, un retablo espectacular y un altar elevado 15 escalones sobre el nivel de esa nave, lo que le imprime una altura impresionante. Es ah¨ª, en esta parte de la iglesia donde ha tenido lugar la intervenci¨®n m¨¢s importante. Carlos S¨¢nchez G¨®mez, arquitecto responsable del proyecto, no puede evitar el entusiasmo cuando explica el esfuerzo realizado estos a?os. Su relaci¨®n con el espacio y las monjas que lo habitan se remonta a hace m¨¢s de 25 a?os. ¡°Un compa?ero me avis¨® de que estaban a punto de hacer un disparate en el claustro¡±, cuenta S¨¢nchez. Empez¨® por aquel claustro ¡ªque estos d¨ªas luce primoroso¡ª y ahora est¨¢ a punto de terminar la puesta al d¨ªa de la joya del convento: el presbiterio. ¡°Las monjas han cuidado el espacio mucho pero 500 a?os de uso continuo acabaron por deteriorar las pinturas, las maderas del retablo y las del artesonado¡±, explica el arquitecto.
![Detalle de una escultura restaurada.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LWQ7FTPO76QO6BSG5SMFJLS2RA.jpg?auth=8135109a3d19eabb54602c4889ab6d8d7f62123844cf4d1e2fe13980b9668fec&width=414)
All¨ª se han realizado los principales trabajos de restauraci¨®n. El retablo ha visto c¨®mo sus policrom¨ªas, altorrelieves y figuras exentas han revivido y recuperado su belleza original. Tambi¨¦n las pinturas murales que lo rodean han retomado una nueva vida en la que, profusamente se alternan trampantojos ¡ªenga?os a la vista¡ª y objetos reales; as¨ª, ventanas, balcones, puertas o rejas reales se enfrentan a sus equivalentes dibujados en la pared contraria.
Una pieza ¨²nica es el artesonado del presbiterio. De un maestro an¨®nimo, se trata de una superficie de m¨¢s de 50 metros cuadrados de madera con formas geom¨¦tricas preciosas unidas a lazo, es decir, sin un solo clavo. Ah¨ª, cuenta Carlos S¨¢nchez, han recurrido al mayor especialista en carpinter¨ªa de lazo de Europa, Enrique Nuere. S¨¢nchez cuenta que ¡°las maderas estaban en una condici¨®n p¨¦sima, agarradas por alambres para que no se cayeran; ahora est¨¢n perfectas y con su m¨¦todo original de no usar clavos o similares¡±. Finalmente, una iluminaci¨®n especialmente cuidada pone el fin a un trabajo que cualquier visitante puede disfrutar diariamente en las horas de misa.
Otros espacios que han vuelto a su mejor ¨¦poca son la puerta Reglar, la puerta de acceso al convento que solo se abre en los d¨ªas grandes, y la llamada Sala del granero, el refectorio o comedor que utilizaban las monjas en otros tiempos. La Sala del granero se convertir¨¢ en Sala de F¨¢brica del monasterio, es decir, en un espacio que mostrar¨¢ mediante algunas maquetas y otros recursos la historia del convento, un espacio que, frente a la docena de monjas actuales lleg¨® a albergar casi 200.
La Fundaci¨®n Montemadrid deja el convento totalmente renovado pero tambi¨¦n deja un encargo en formato de libro de manual de mantenimiento y cuidados que las monjas deben seguir. Se trata de un manual b¨¢sico para cuidar las maderas, las pinturas y los suelos, explica Jos¨¦ Guirao que concluye que ¡°un cuidado diario y razonable permitir¨¢ no tener que volver a intervenir de urgencia nunca m¨¢s¡±.
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