La ¨®pera y el malentendido

Con la presentaci¨®n en Madrid de la ¨®pera Le Malentendu, de Panisello, se cumple un mes dorado para la ¨®pera espa?ola actual. El 17 de febrero sub¨ªa a esta misma Sala Negra disPLACE, de dos j¨®venes autores, Joan Magran¨¦ y Raquel Garc¨ªa Tom¨¢s. Y tres d¨ªas despu¨¦s se estrenaba en el Teatro Real La ciudad de las mentiras, de Elena Mendoza. En suma, con este, tres espect¨¢culos oper¨ªsticos y cuatro autores en un mes son una cosecha inhabitual. Quiz¨¢ quepa a?adir que es esta la primera producci¨®n que he visto en la magn¨¦tica Sala Negra en la que no suma. Tampoco resta, pero con una caja a la italiana como tiene esta ¨®pera parece incongruente que deba conformarse con un aforo tan reducido.

El estreno madrile?o de Panisello llega tras haberse presentado en Varsovia y Buenos Aires y, como el protagonista, vuelve a casa. Ya que Panisello, aun argentino, es una figura muy asentada en Madrid, animador de su propio grupo, PluralEnsemble, de una temporada de conciertos y comprometido en la alta docencia.

La turbia historia de Camus no deber¨ªa ser met¨¢fora de esta vuelta a casa de una ¨®pera espa?ola, pese a que los responsables, Panisello y su libretista, Juan Lucas, han preservado el idioma franc¨¦s original. Y es que el hombre que vuelve se encuentra con una realidad terror¨ªfica. Pero es posible que en el ¨¢nimo de Panisello haya alg¨²n punto de conflicto relacionado con el retorno; no he podido evitar pensar en ello mientras ve¨ªa y escuchaba este Malentendu y se me ven¨ªa a la memoria otra ¨®pera de otro compositor argentino, Oscar Strasnoy, y su ¨®pera Un Retour, a partir de un libreto de Alberto Manguel, estrenada apenas hace siete a?os en Francia.

Panisello ofrece un espect¨¢culo denso en m¨²sica y con momentos de aut¨¦ntica filigrana instrumental. La parte vocal tiene riquezas que llegan al p¨²blico, pese a tratarse de l¨ªneas mel¨®dicas muy dif¨ªciles. Solo se puede poner alguna pega en el tratamiento del idioma franc¨¦s que, al decir del libretista, Juan Lucas, debe ser fr¨ªo, seco, exacto; y quiz¨¢ suene por momentos casi mec¨¢nico, a lo que contribuyen unos cantantes extraordinarios, pero no francohablantes. Puede parecer una simpleza en una ¨®pera realmente rica, pero termina pesando y uno no deja de preguntarse, por qu¨¦ en franc¨¦s.

Dejando de lado esta salvedad, Le Malentendu es una producci¨®n llena de momentos asombrosos: la textura instrumental de una atm¨®sfera on¨ªrica, a lo que tanto contribuye el uso de la electroac¨²stica; el juego de im¨¢genes proyectadas con buen pulso narrativo; la limpieza de la puesta en escena y el juego de actores que evitan esa sobreactuaci¨®n que parece abundar tanto en ¨®pera contempor¨¢nea, m¨¦rito indudable del regista Christoph Zauner. Y, sobre todo, unos int¨¦rpretes comprometidos con el montaje, los catorce m¨²sicos de la Orquesta del Teatro Real, bien dirigidos por Walter Kob¨¦ra y los cuatro cantantes en los que resulta incluso injusto destacar a alguno, pese a lo cual pongo de relieve la prestaci¨®n formidable de Anna Davidson.